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“Amazona Lilacina”, proyecto ambiental donde comunidad, educación, ciencia y arte se juntan

Estudiantes de varias de las Escuelas de la Universidad de las Artes, como Literatura, Artes Sonoras y Artes Visuales, se encuentran inmersos en un proyecto ambientalista que tuvo presencia en la primera jornada de Interactitos, el encuentro infantil de artes realizado en noviembre de 2019. Se llama Amazona Lilacina y para conocer de su significado, de lo que se trata y a quiénes involucra, InfoUArtes entrevistó a varios de sus protagonistas. 

Está escrito en latín porque es el nombre científico de la especie. En español, la conocen como la lora frentirroja ecuatoriana. Amazona Lilacina es una especie que fue reclasificada en el 2014. Se encontraba en el grupo Amazona Autumnalis la cual se creía era única. A partir del 2010, por estudios genéticos se detectaron significativas diferencias y las especies fueron separadas. Amazona Lilacina quedó como única para el Ecuador y las Amazona Autumnalis Autumnalis, para México; Amazona Autumnalis Salvini para Colombia; y, Amazona Diadema para Brasil.

Como Amazona Lilacina se denominó a un proyecto dedicado a la conservación de esta especie de loros de cuerpo verde, cabeza roja, con una línea de tonalidad lila en su frente. Loro endémico del Ecuador, en peligro de extinción y que solo habita en la Costa del país, específicamente en el bosque seco y manglar. Hábitats que, a su vez, se han visto en peligro por el trabajo de camaroneras, la deforestación, la ganadería, la agricultura y los incendios forestales, lo cual resta a estas aves el lugar dónde comer, dormir y reproducirse.

El proyecto lo dirige la bióloga Ivette Solís, de 29 años, quien desde el 2017 lo gestiona en tres provincias: Santa Elena, Manabí y Guayas, donde habita la Amazona Lilacina. “Comenzamos con un pequeño taller para concientizar a la población rural sobre la conservación de esta especie. Enseñábamos, por ejemplo, sus características para reconocerla, sus hábitos y las amenazas que sufrían, e invitábamos a la comunidad a participar en nuestro proyecto”. Hace referencia, además, al tráfico de especies, pues aunque el país tiene políticas y prohibiciones al respecto, esta continúa. “Los precios (por esta especie de loros) en el Ecuador varían entre 50 y 350 dólares, que es bastante para una persona del área local”. Los reportes indican que en el año 1986 mil loros fueron llevados a Europa.

La labor en busca de la conservación de la Amazona Lilacina continúa. Está dirigida a niños en escuelas rurales, casas comunales o iglesias y a los adultos cuyos hogares están cercanos al hábitat de los loros, concientizándolos acerca de la importancia de cuidar el territorio para beneficio de la especie y la comunidad. “No vamos a colonizar a nadie. Vamos a aprender de ellos y ellos de nosotros”, anota Ivette Solís y señala que antes de las charlas se realizó  encuestas preguntando, por ejemplo, del 1 al 10 qué tan felices se sentían cuando veían a estos loros. “Eso nos ayudó a entender cuál era el territorio que teníamos ahí y ponerle más esfuerzo o motivaciones, dependiendo de la comunidad.”

Se efectuaron 427 encuestas en 52 comunidades rurales y en 37 de ellas se reportaron que había loros como mascotas, otro gran problema al que se enfrenta la especie. “En educación ambiental, el objetivo es integrar y empoderar a la comunidad. Aunque suene un poco cliché empoderar, es una palabra que realmente necesita de una acción”, dice la bióloga. Agrega que trabajan en la comunidad manteniendo lazos de compromiso en la conservación con un proyecto llamado Guardianes Comunitarios. Son los mismos miembros de las comunidades quienes monitorean a los loros mensualmente.

Ciencia, educación y comunidad a través de las artes

Contando como principal sponsor y apoyo en las bases científicas al Zoológico de Chester de Inglaterra, en el proyecto participan como voluntarios estudiantes de biología e ingeniería ambiental. Con ellos, alumnos de la Universidad de las Artes, quienes intervienen ya sea como pasantes a través de prácticas pre-profesionales con Vínculo con la Comunidad o siguiendo la línea del voluntariado. Aportan con su arte, el cual es altamente necesario, indica Ivette Solís. “Estamos en un tiempo donde la ciencia no solo debe compartirse con la ciencia, hay que expandirnos a otros territorios y esta clase de relaciones interinstitucionales, interacadémicas son buenas porque involucran ambos sectores. Es esencial porque hay científicos que pueden ser muy buenos, pero no saben comunicarse”.

Estudiantes parte de “Amazona Lilacina”

Daniel Navarrete, estudiante de la Escuela de Artes Visuales, colabora con el proyecto. Revela que a finales del 2019 postuló y envió su portafolio a Vínculo con la Comunidad. Tiempo después fue convocado y dialogó con Ivette Solís. Más allá de cumplir con sus horas de práctica, siempre le interesó lo relacionado con la naturaleza. Quiso incluso estudiar algo relacionado con veterinaria, arquitectura o biología. Lo artístico pudo más, no obstante, al llegar a la UArtes ha podido cristalizar sus dos intereses.

En un principio, explica, se dedicó a la parte gráfica, haciendo ilustraciones para un subproyecto de Amazona Lilacina: una fábula para niños. Posteriormente, se encargó del diseño y la publicación de posts para las páginas de Instagram y Facebook, y una vez cumplidas las horas con Vínculos con la Comunidad se ofreció como voluntario. “El proyecto me encantó, me sentí muy a gusto, la convivencia era muy buena y daba oportunidades de experiencia, de aprender más, de practicar más. Actualmente me encargo de gestionar el trabajo en redes, de planificar el calendario de publicaciones, de coordinar a los chicos, pasantes y voluntarios. También tengo posts a mi cargo, principalmente los Paso a Paso o Aprendamos a dibujar la flora y fauna del bosque seco”.

Sus posts favoritos son los tutoriales de cómo aprender a dibujar la flora y fauna del bosque seco. “Hay una relación especial con el dibujo, ya que uno se enfoca mucho más en la forma. El dibujo, de por sí, te obliga a fijarte más en los detalles. A la hora de enseñar a los niños para que conozcan y sepan identificar la forma de una planta o un animal, el dibujo tiene un papel fundamental como media para lograr esa educación”.

Noelia Vásconez, estudiante de Literatura, comenta que mientras realizaba pasantías en la Biblioteca de las Artes hubo la inauguración de Interactitos (el encuentro de las artes para niñas y niños) en la Sala La Ría, y tras visitar el stand de Amazona Lilacina su interés hacia la conservación ambiental se acrecentó y animó a aplicar como pasante. La educación, el empoderamiento de la comunidad y la conservación ambiental son las claves del proyecto. “Desgraciadamente, cuando empecé como pasante no pude participar presencialmente debido a la pandemia”.

Entonces se decidió reactivar las redes sociales. En la escritura de cuentos, canciones y poemas  estaban ya varios pasantes, por ello la labor de Noelia Vásconez se centra en la creación de textos y en la redacción y edición de posts para redes sociales. Le proporcionan información con datos científicos y los transforma en lenguaje positivo. “No se les puede decir a las personas que los polos se están derritiendo por su culpa, pues suena violento. Tenemos que buscar la forma (de decir) que si bien ocasionamos los daños también podemos ser parte del cambio”.

Como parte de la Dirección de Vínculo con la Comunidad, Mariuxi Ávila ha hecho seguimiento al proyecto Amazona Lilacina. Destaca el importante ámbito del entorno colectivo y cómo se ha vinculado con los estudiantes de la UArtes. “Hay una diversidad de participantes: la naturaleza como un ser vivo protagónico y las mismas comunidades con sus realidades de comunas ancestrales, también con unas realidades muy particulares”.

Además, en Amazona Lilacina intervienen alumnos de Artes Sonoras y Artes Visuales, quienes actualmente colaboran en la realización de una miniserie animada para concientizar acerca de la especie de loros y darla a conocer. El proceso lo dirige y produce Benjamín Vélez, diseñador y productor audiovisual.

Aparte de charlas o talleres con las comunidades, se desarrollan espacios de diversión alineados con la conversación de la naturaleza. Entre estos, explica Ivette Solís, noches de cine, que proyecta documentales de la BBC. “Los episodios hablan de diferentes cosas, entonces es interesante porque no es lo mismo que ellos te hablen en un taller, a que se dé una conversación abierta (tras observar el video). Es más natural. Esas actividades extracurriculares del proyecto nos ayudan mucho en afianzar la relación con la comunidad”.

Actividades con la comunidad del proyecto de “Amazona Lilacina”

¿Qué sigue?

Por el momento trabajan en el sitio web del proyecto, será de acceso gratuito y tendrá un plan de elección para profesores y público en general. Cuentos, relatos, recolección de memorias de la comunidad y piezas musicales, desarrollados con los alumnos de la UArtes. Un comic, disponible al momento en sus redes sociales, así como stickers y folletos informativos. Estos productos entorno a la conservación ambiental y alineada a sus objetivos.

La conservación y protección del hábitat de la Amazona Lilacina requiere de la constante ayuda de las comunidades. “Los resultados los veremos en unos 10 o 15 años de trabajo. Lo que  esperamos de la comunidad es un cambio de comportamiento o de visión respecto a los recursos naturales. Las encuestas y entrevistas de grupos focales demuestran que están abiertas a un cambio, solo hacía falta la oportunidad”, concluye Ivette Solís.

Facebook: @Amazonalilacina Instagram: @amazonalilacina

Texto: Daniella Vera S., estudiante de la Escuela de Literatura.

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