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Melanie Sánchez, estudiante de Artes Escénicas, enseñó a niños a canalizar sus emociones mediante la danza

“Nadie nos preparó emocionalmente para todo lo que íbamos a vivir”. Lo dice Ana González, directora de la Sala Ría de la Biblioteca de las Artes, en referencia a las repercusiones ocasionadas por la pandemia y que impulsó la realización del taller “Sentimientos de colores”.

Dirigido a niñas y niños, la estudiante Melanie Sánchez, de la Escuela de Artes Escénicas, se propuso ayudar a canalizar muchas de las emociones negativas que se anidan en el interior, incluso de los más pequeños. Lo hizo mediante una serie de ejercicios de danza. “Sentimientos de colores”, como tituló a su propuesta, se desarrolló durante un mes en la Sala Ría, como parte del proyecto de Vinculación con la Comunidad.

Desde su experiencia, González destacó cómo el taller ayudó a muchos niños/niñas que desde el inicio de la pandemia vivieron situaciones muy difíciles. “Propuestas como estas nos brindan herramientas para identificar lo que estamos viviendo y poder usarlo en nuestras creaciones”, dijo.

La estudiante tallerista comentó que su iniciativa surgió desde las necesidades emotivas, “desde el reencuentro con el interior de niños/niñas queriendo sanar, queriendo autoconocerse; de esas ganas y curiosidad por saber qué estoy sintiendo, por qué, qué es y tenerlo claro a sus 5 años de edad, lo cual es fabuloso porque es capaz y consciente de controlar sus emociones”.

Anécdotas del taller impartido hay muchas, anotó y resaltó la de una participante que estuvo internada en la Unidad de Cuidados Intensivos de una casa de salud por una neumonía. “No se perdió ninguna de las clases. Es increíble cómo si abres una puerta a los niños la convierten en un mundo; no conocen de lo que se trata, pero están dispuestos al aprendizaje. Tuve la suerte de tenerla en cada clase y compartir con ella”.

La primera fase de “Sentimientos de colores”, pues ya se planifica una segunda, reveló que la mayoría de los niños con problemas de claustro, que han estado hospitalizados o con poca o nada atención sufren de ansiedad. “¿Cómo siendo tan jóvenes?, nos podemos preguntar, pero es una realidad. Realizar este tipo de talleres ayuda a niños/niñas a conocer del tema y poder, en este caso la danza, canalizar emociones mediante los movimientos de su cuerpo”, subrayó Sánchez y añadió existen otros tipos de actividades y manifestaciones artísticas para ayudarlos, acordes estas a la personalidad de cada infante.

En “Sentimientos de colores” participaron 20 niñas y niños, quienes, bajo su guía realizaron actividades virtuales diarias y reunían una vez por semana a desarrollarlas de forma presencial en la Sala Ría.

“El 30 de marzo, en su clausura, cada participante expresó una emoción. Algunos lloraban, otros estaban súper contentos de mostrar su trabajo en público; se abrazaban tras cada participación, como reafirmando que somos una comunidad en este espacio y estamos aquí para apoyarnos”, mencionó González. Los cuidadores de los niños y niñas estuvieron muy involucrados en los procesos de creación y expresión; los acompañaron y apoyaron.

Ginger López, madre de tres niñas y que acudió al taller con las menores: María Gabriela, de 14 años, y María Cristina, de 11, lo calificó de fantástico. Le gustó que se abordara el tema de las emociones y que los jóvenes participantes pudieran expresar sus sentimientos, conocerse un poco mejor, identificar cómo les afectó la pandemia y todo lo que no pudieron expresar durante el encierro. “Como padres no sabíamos cómo ayudarlos. Mis hijas salieron renovadas y estoy muy agradecida del taller y de la calidez de la instructora. Que sigan más cursos como ‘Sentimientos de colores’ que aquí estaremos”, dijo.

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