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Ybelice Briceño abordó “los activismos feministas en Guayaquil” en la novena conferencia de CLACSO, en la UNAM

“Activismos feministas en Guayaquil: pedagogías políticas y repertorios de acción colectiva” es el título de la ponencia que la doctora Ybelice Briceño, directora de Políticas de Investigación en Artes de la Universidad de las Artes, dictó en la 9ª Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales de CLACSO, desarrollada del 7 al 10 de junio en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Para la edición de este año, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) organizó paneles abiertos y especiales con invitados/as internacionales y conferencias y diálogos magistrales con destacadas figuras del campo político, académico y social, además de talleres de formación y mesas de trabajo. En el marco de esta actividad también tuvo lugar una feria internacional del libro y un ciclo internacional de cine.

Fueron alrededor de 1.200 las mesas que se establecieron, con charlas paralelas, en las que se analizó el tema de fondo: “Tramas de las desigualdades en América Latina y el Caribe. Saberes, Luchas y Transformaciones”, y en 34 ejes temáticos se abordaron los desafíos de la democracia, el medio ambiente, las migraciones, los feminismos, la educación, la negritud, los pueblos indígenas, los derechos humanos, las discapacidades, la Cooperación Sur-Sur y tantos otros que vienen marcando la agenda regional.

Briceño intervino en la mesa 365, eje 16: “Feminismos, disidencias y justicia de género”. En su exposición, nuestra directora de Políticas de Investigación en Artes señaló que “Activismos feministas en Guayaquil: pedagogías políticas y repertorios de acción colectiva” es producto de un proyecto de investigación colectivo denominado “Contrapedagogías feministas: espacios de formación, creación e investigación disidentes”, desarrollado en la UArtes.

“En el proyecto proponíamos hablar de contra-pedagogías feministas retomando el planteamiento de Rita Segato (2018) en su análisis de las violencias dentro del mundo contemporáneo. Según la autora, en las últimas décadas estamos asistiendo a nuevas modalidades de violencia, que denomina nuevas formas de la guerra (Segato, 2016). Estas, contemplan prácticas de diverso tipo, como los feminicidios, las violaciones a mujeres y niñas, las violaciones colectivas, las vejaciones, laceraciones y agresiones cada vez más crueles que se aplican a los cuerpos feminizados”.

Agregó que, según Segato, lo particular de estas modalidades es el encarnizamiento en contra del cuerpo de la mujer, la saña con la que es agredido, incluso aunque se trate ya de un cuerpo sin vida. “Pero también, y relacionado a lo anterior, la autora destaca la dimensión expresiva de esta violencia que hace de la acción un acto comunicativo, es decir, un acto que busca trasmitir un mensaje. En ese sentido, se trata de prácticas semiótico-materiales que forman parte de una pedagogía de la crueldad. Se trata de una pedagogía que delinea modelos de masculinidad hiperviolenta, que exalta la degradación y el desprecio hacia lo femenino, y que busca hacer de las mujeres sujetos temerosos, dóciles y sin agencia”.

La doctora Ybelice Briceño, directora de Políticas de Investigación de Artes, durante su intervención en la conferencia de CLACSO.

En este contexto, explicó Briceño, las contra pedagogías feministas emergen en respuesta a las pedagogías de la crueldad, exigiendo justicia, reparación y sanción por dichos actos. “Pero, sobre todo, buscan rescatar la agencia política de las mujeres y de los cuerpos feminizados. Sin embargo, me gustaría también defender la noción de contra pedagogías en un segundo sentido. Considero que los activismos feministas en su accionar diario están haciendo propuestas sobre cómo hacer política, propuestas que en muchos aspectos son diferentes e incluso opuestas a las formas de politización que imperaban anteriormente. En especial me refiero a las prácticas de los movimientos revolucionarios, que tuvieron una fuerte impronta en la región en las últimas décadas del siglo XX”.

En su texto, Briceño señaló la revisión del proceso reciente de consolidación del movimiento feminista y de mujeres en la ciudad de Guayaquil (Ecuador). “Este movimiento se ha visto renovado y fortalecido enormemente en los últimos años. A partir de la emergencia de nuevas colectivas y de la articulación de distintas organizaciones se ha generado en la ciudad un clima de creciente politización en torno a agendas feministas”.

Desde el año 2018 se han creado espacios de coordinación para la realización de acciones conjuntas y manifestaciones de calle, como los plantones y marchas por el Día de la Mujer Trabajadora (el 8M) y el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25N), o acciones como las Vigilias por las Niñas #InfanciaSinAbuso (en 2018 y 2019). En estos han confluido organizaciones con orientaciones muy distintas, algunas con una agenda explícitamente feminista, otras vinculadas a derechos sociales de las mujeres o dirigidas a luchas sociales más amplias, dijo.

En su intervención, la doctora Briceño mencionó varios de los puntos a tratar: “En este trabajo, me interesa realizar un análisis de la conformación interna del movimiento, mostrando la gran heterogeneidad del mismo (en cuanto al perfil de sus activistas y el tipo de organizaciones que lo conforman). Pero también revisar sus estrategias de articulación a través de la construcción de un discurso compartido o la creación de significantes vacíos (Laclau, 1996), que sirven como paraguas para arropar demandas particulares de las distintas colectivas”.

“En segundo lugar, voy a identificar lo que en la literatura de movimientos sociales se conoce como repertorios de la acción colectiva (Tarrow, 2012; Tilly, 2002). Revisaré la manera en que el movimiento combina acciones de calle y de movilización en el espacio público con incidencia institucional, y con trabajo en plataformas y redes digitales. Y examinaré las prácticas que recurren a lenguajes artísticos (musicales, visuales, escénicos o performáticos) entendiéndolas como formas de activismo artístico (Expósito, 2013; Longoni, s/f)) que aportan y enriquecen estos repertorios”.

“Por último, me interesa contrastar los modos de hacer política de esta red de colectivas con las lógicas de acción y organización tradicionales de la izquierda latinoamericana. Por un lado, voy a mostrar cómo este tipo de movimiento es más pre-figurativo que programático (Rovira, 2018); es decir, que no disocia los medios y los fines, sino que apuesta por la transformación en el presente. Y en la medida en que las prácticas cotidianas se consideran importantes –y que son objeto de revisión ética y política– se busca generar estrategias y acciones más horizontales, asamblearias, respetuosa de las otras y cuidadosas a nivel de los afectos”.

“Por otro lado, analizaré cómo en el movimiento se le da una atención especial al tema de los cuidados, no solo a nivel declarativo o como un punto de la agenda feminista, sino también en la práctica cotidiana, en la distribución del trabajo y en la relación entre las activistas. Y cómo sus luchas contemplan dimensiones micropolíticas (Guattari y Rolnik, 2006) que apuestan por recuperar cuerpo, del deseo y el goce como parte importante de la acción transformadora. Por todo esto, sostengo que no solo se trata de añadir nuevos “temas” o “demandas” a los movimientos emancipadores anteriores, sino que el movimiento feminista está haciendo pedagogía política cuando despliega estas estrategias y modos de actuar”.

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