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Investigación, reescritura en pared de Las cruces sobre el agua y arqueología futura, en la exposición de “El Siglo”

En la planta baja de El Telégrafo, allí donde está la King Press, antigua rotativa del diario que da nombre al patrimonial edificio y donde se encuentra la Universidad de las Artes, se inaugura este 10 de noviembre la muestra “El Siglo”, de los artistas Gabriela Rivadeneira Crespo y Hugo Idrovo. Esta propuesta expositiva se inserta en la agenda conmemorativa de la UArtes por el centenario de la masacre obrera registrada en Guayaquil el 15 de noviembre de 1922.   

Rivadeneira, quien tiene un PhD en Artes (Universidad Sorbona-Panteón Paris I) y una maestría en Didáctica de la Imagen y en Estudios Cinematográficos y Audiovisuales (Universidad París III), es también directora de Políticas e Investigación en Artes de nuestra institución. Idrovo, por su parte, goza de una amplia trayectoria como compositor y músico; es, además, miembro de la Academia de Historia y cuenta con varias publicaciones en ese ámbito.

La apertura de la exposición este jueves 10 será a las 17:00 y para el próximo lunes 15, de 10:30 a 12:00, Rivadeneira e Idrovo han programado un compartir con el público que quiera recorrerla. “El Siglo” la constituyen imágenes extraídas de documentos y archivos históricos nacionales, resultado de una investigación sobre el siglo XX desde el interior de su propio devenir, a través del cual el siglo declara, en imágenes, formas y pensamientos, sus dramas, utopías, convulsiones y contradicciones, deviniendo a la vez testimonio, residuo y huella de una historia común.

En diálogo con InfoUArtes, Rivadeneira e Idrovo indicaron que el título de la exposición retoma el nombre de una de las obras conjuntas, que es un trabajo bidimensional sobre madera y, como ya se indicó, parte de una investigación histórica en archivos nacionales. En revistas, periódicos y publicaciones de todo buscaron las huellas que dejó el siglo XX.

Quisieron denominarla “El Siglo” para darle relevancia a ese trabajo, pero también para ponerse en contexto del siglo XX, del país y de los procesos sociales y políticos a los que hacen alusión en los diferentes trabajos. “El siglo XX nos ha dejado una excelente capacidad a todos quienes estamos en condiciones de hurgar en el pasado, de respetar la memoria de nuestro pueblo, de conocer la historia republicana y sus diferentes aspectos: artístico, cultural, político y social. Sobre todo, en su devenir en cuanto al progreso y qué significó este; la revolución industrial, las telecomunicaciones, el transporte y la publicidad”, dijo Idrovo.

Este indagar los llevó a archivos nacionales de la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y de la hemeroteca de diario El Telégrafo, “que nos dio invaluables materiales para el proceso”, añadió. Luego vino lo artístico. La puesta en escena de este material recopilado, escaneado o en fotografía para seguidamente darle el respectivo tratamiento en su taller artístico del barrio La Tola, en Quito. Lo trabajaron sobre tableros y estos, junto con esculturas, son los que están en la muestra. Estas se basan en vestigios de la urbe y de lo que brinda de atractivo, a fin de transportarlos en otra clase de estímulo visual para la exposición.

También es parte de “El Siglo” la intervención que Rivadeneira hizo de las paredes donde está la rotativa de El Telégrafo. Allí reescribió, palabra por palabra, la novela “Las cruces sobre el agua” de Joaquín Gallegos Lara, la cual retrata la matanza obrera del 15 de noviembre de 1922.

La idea es hacer memoria, indica. Reactivar el texto, la narrativa y el contenido de esa dolorosa escena que llega más o menos al final del libro. Es una intervención en el espacio, el cual es específico y contiene significados. “Mucha de la narrativa de ese evento fue recogida por El Telégrafo. Las pocas imágenes que siguen circulando son de este diario”, refiere.

En la inauguración de “El Siglo” e incluso los días posteriores hasta el 15 de noviembre, la artista continuará con el proceso, en el cual intervinieron con laboriosidad extrema, haciendo las líneas para la mencionada escritura a mano, Daya Ortiz, alumnus UArtes, y Adonis Ruiz, estudiante de la ITAE en sus prácticas preprofesionales (en la imagen bajo estas líneas).

“El montaje de este proyecto ha sido demandante, sobre todo por sus dimensiones, ya que se ha distribuido a lo largo de la sala rodeando la rotativa, que como máquina es un archivo histórico en sí misma. Fueron once días de trabajo, en jornadas de 5 a 6 horas diarias realizando la acción de medir, proyectar y trazar líneas para que la artista proceda a la transcripción de “Las cruces sobre el agua”, señala Ortiz.

Del “El Siglo” también es parte “Arqueología Futura”, conformada por objetos de dimensiones variables (en materiales mixtos: cemento, bondex, arena, yeso, pigmentos) “que tienen que ver con los vestigios de una especie de ficción y, como el mismo título sugiere, una arqueología del futuro, de estos sueños de progreso que se tuvo en Ecuador y se desarrollaron como los grandes proyectos emblemáticos del siglo XX y que hoy en día están en proceso de liquidación, como los ferrocarriles del Estado y el sistema de correos”, expresa Rivadeneira.

Es una serie de restos o residuos materiales dispersos, que propone la hipótesis de un hecho consumado o de un pasado aún incierto.

Realizar “El Siglo” les tomó a Rivadeneira e Idrovo varios años, a partir de su concepción. La idea surgió de la artista y complementó con la fascinación del compositor, músico e investigador por la historia –con varias obras publicadas desde 1998–. Un quehacer artístico “de mucha planificación, dedicación, prueba y error en cuanto al uso de materiales para presentar algo novedoso y original que no haya sido puesto a consideración del espectador”, anota él.

Trabajo conjunto estuvo en el CAC de Quito; Idrovo volvió a Guayaquil

Como señala Lupe Álvarez, crítica de arte, investigadora y docente de la UArtes, quien es la curadora de “El Siglo”, la propuesta revisita la muestra que formó parte de “Quizá el cielo un día será silencio”, exhibición presentada en el CAC (Centro de Arte Contemporáneo) de Quito, “que dio relevancia histórica a la contribución de un grupo de artistas que, en la década de los años noventa, crearon condiciones para fomentar la escena del arte contemporáneo local”.

Al igual que en El Telégrafo, Rivadeneira también intervino paredes en el CAC. La de ahora, no obstante, tiene otras dimensiones, pues es en Guayaquil donde ocurrió la brutal represión del 15 de noviembre de 1922 contra los trabajadores que en marcha multitudinaria reclamaban por sus condiciones laborales y de vida.

Rivadeneira e Idrovo destacaron el apoyo recibido por la UArtes para “El Siglo”, propuesta que contó con fondos del IFCI. Ambos, con importante trayectoria artística, revelaron también que no es el primer trabajo en conjunto y que estos procesos los iniciaron hace dos años.

Vale destacar, además, que tras de habitar por más de dos décadas en Galápagos, Idrovo está de regreso en su natal Guayaquil, donde creció y pasó su niñez y adolescencia. Ya ha ofrecido conciertos, como “En caleta”, en los que Rivadeneira ha intervenido como productora. “Paso el día aprendiendo de Gabriela. Sabe más en el ámbito del arte y de la cinematografía”, expresa él, mientras ella destaca su pasión por la historia.

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