La convocatoria la hizo la Universidad Casa Grande (UCG) y constó entre las actividades que organizó por el mes dedicado al libro. Se trata de su sexto concurso de poesía, el cual desarrolló con la colaboración del Casal Catalá de Guayaquil y dirigió a jóvenes creadores. La Universidad de las Artes tuvo presencia en la propuesta, pues de la Escuela de Literatura participaron las estudiantes Camila Valdivieso y Cesia Morán, así como los alumni Antonio Acosta Mussó y Andrea Carabajos, quedando todos como finalistas.
Cesia Morán se alzó con el primer lugar y su poesía, al igual que las creaciones literarias de Valdivieso, Acosta y Carabajos, integrarán una antología de poemas. De la experiencia, InfoUArtes solicitó a la ganadora una reseña en primera persona, a fin de conocer desde el momento en que conoció de la convocatoria de la UCG, qué la animó a participar y si había tomado parte antes en certámenes similares, entre otras inquietudes.
“Me enteré de la convocatoria de la editorial Canutero gracias a Rebeca y Alexandra, mis amigas más cercanas con las que comparto clases. Rebeca incluso mencionó tener un buen presentimiento acerca de ello y terminó contagiándomelo, así que revisé los parámetros para participar. Descubrí que se trataba de una colaboración entre el Casal Catalá de Guayaquil con la editorial universitaria e investigué acerca del autor al que homenajeaba la convocatoria: Josep M. Llompart. Su trayectoria gira en torno al amor y la muerte, por esa razón, el tema escogido para la sexta edición de la convocatoria de poesía fue el desamor”.

“Por lo general, tengo versos sueltos escritos por todas partes: en las notas de mi celular, al borde de las hojas de los cuadernos o al fondo de mi bolso, en papeles doblados y olvidados. Empecé por ahí, con una de esas anotaciones a las que solo les he enseñado a esperar: “El canal salobre del tórax se enhebra a sus anchas en la humareda de la cantina”. Pensé en que el desamor exponía al ser a un escrutinio bochornoso, hay un rechazo existente de fondo a un otro que genera malestar. “Guía de disecciones” nació a partir del verse examinado para buscar la raíz de amargura que nunca debió estar ahí y de cómo la escritura podía llegar a ser quien ejecute el procedimiento al intentar arrancarte de sí misma. Una no pertenencia a la que te aferras y te apropias”.
“Al enviar mi poema, unas semanas antes del cierre, el nerviosismo me hizo pretender que no estaba participando en ningún concurso para permanecer tranquila. Aun así, mantuve los ojos fijos en el futuro anuncio de finalistas. Refrescando la cuenta de la editorial un par de veces hasta que, sin buscarlo, apareció oficialmente”.
“De setenta participantes, según lo contado por uno de los editores de Canutero el día del evento, quedaron cinco finalistas y el poema ganador se anunciaría la semana entrante para el homenaje del autor catalán”.
“La lectura de poemas de los finalistas me tenía con el corazón en la garganta. Nunca había leído alguno de mis poemas frente a otras personas que no sean mis compañeras de clase en los talleres de escritura. Ya no solo eran diez pares de ojos sobre mí y tampoco habría retroalimentación al terminar la lectura. Eran dos cámaras captando mi respirar nervioso y un teatro lleno escuchando lo que los finalistas teníamos que decir. Si encontraba una coma mal colocada o una rima soltada sin querer que me causara ruido, ya no podía hacer demasiado. Pero la experiencia de escuchar a mis compañeras finalistas y ser escuchada todavía me emociona, fue la primera vez que asistía a un evento como finalista. Las ansias de ver nuestros nombres en la antología de poemas la compartíamos las cinco”.
Fotos: cortesía Cesia Morán, estudiante de la Escuela de Literatura.







