El documental “Cuerpos sobre el río Guayas, un legado de sangre” fue una de las 30 producciones seleccionadas para el Festival Internacional de Cine de Cuenca (FICC), que se desarrolló en junio pasado en distintos espacios culturales de la capital azuaya. Sus realizadores son estudiantes de la Universidad de las Artes que participan en el proyecto de vinculación con la sociedad “Paz: Pedagogías en artes para la transformación social en sectores en condición de vulnerabilidad”.
Acorde a publicaciones previas al desarrollo del FICC, sus organizadores destacaron haber recibido más de 100 propuestas provenientes de diversas regiones y géneros; las seleccionadas constarían en la programación 2025 de una cita vista como la vitrina internacional más importante del cine ecuatoriano, con diversidad de miradas, territorios y estilos.
Los estudiantes UArtes que realizaron “Cuerpos sobre el río Guayas, un legado de sangre” comparten con InfoUArtes su concepción y los pasos que dieron para su producción.
El documental nació como un proyecto de prácticas preprofesionales. Intervinieron seis estudiantes de la carrera de Cine, contó con el acompañamiento del docente Jorge Tigrero, director de la iniciativa “Paz”, y del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), que mantiene un convenio con la UArtes y desarrolla trabajos colaborativos en procesos formativos. Tuvo, asimismo, el apoyo del Instituto Cultural Nuestra América (ICNA), liderado por el historiador Miguel Cantos Díaz.

“Nuestra motivación era realizar un cortometraje para abordar el tema de la masacre obrera del 15 de noviembre de 1922, una consigna para el rescate de la memoria histórica que nos propuso el CPCCS. Tuvimos que hacerlo rápido porque el tiempo de entrega del proyecto era limitado. Empezamos por la investigación de los hechos. Luego realizamos entrevistas en la Asociación de Panaderos y el Frente Unido de Mujeres”, revela María Angélica Pérez, alumna de la Escuela de Cine.
Agrega que grabaron en distintos puntos de la ciudad, como la avenida 9 de Octubre, el Malecón 2000, el Cementerio General de Guayaquil y la Biblioteca Municipal.
Durante la presidencia de José Luis Tamayo, en el contexto de una huelga general por las malas condiciones laborales y salariales que había paralizado a Guayaquil, una multitudinaria marcha de trabajadores que avanzaba por el centro de la ciudad fue brutalmente reprimida por el ejército. Sucedió el 15 de noviembre de 1922, registrándose en la historia como la masacre obrera.
El objetivo que María Angélica Pérez y sus compañeros se marcaron fue producir un audiovisual para que los jóvenes conozcan de las luchas que la clase obrera realizó en aquella época, aprendiendo sobre su pasado y que el proyecto sirva de motivación para que no se conformen ante la injusticia social.

“Visibilizar que la injusticia es un problema que no solo se vio en aquella época, sino también ahora, donde es normalizado trabajar más de 8 horas sin un salario digno, por ejemplo”, dijo Pérez, añadiendo que, cuando se enteraron de que “Cuerpos sobre el río Guayas, un legado de sangre” había sido seleccionada en el FICC “nos sentimos motivados y sorprendidos”.
Carla Erazo, quien cursa el séptimo semestre de Cine y en la realización del documental fue junto con Pérez directora y guionista, y tuvo también a su cargo la dirección de foto, señaló como un orgullo haber llegado hasta el FICC. “Significa un logro más en nuestra carrera artística y un reconocimiento al esfuerzo, tiempo y arte que hemos desarrollado para que todo salga como queríamos; de hecho, mucho mejor de lo que esperábamos”.
María Angélica Pérez agregó que haber estado en el FICC les dio la oportunidad de mostrar a un público amplio el proyecto, conocer a otros cineastas y visualizar también sus trabajos.
Agregó que el año pasado produjo el cortometraje de comedia “Dinamita”, del director Jorge Bolaños, alumnus UArtes, el cual participó y ganó en la categoría “Mejor cortometraje guayaquileño” el Festival Internacional de Cine de Guayaquil. “Asimismo, ganamos en el Festival de Cine de Orizaba (México) como ‘Mejor cortometraje de ficción’. Ambas fueron experiencias emocionantes que me llenaron de orgullo y motivación”.

Luis Cevallos, de séptimo semestre de Cine y sonidista en el documental, destacó la satisfacción de integrar un grupo de personas que se llevaron bien. “Trabajar juntos fue muy productivo para todos y reforzó la amistad que tenemos. Me hace feliz saber que el trabajo que hicimos está yendo por buen camino y siendo recompensado en este tipo de festivales”.
Comentó que fuera de los laboratorios de rodaje de la UArtes, fue su primera vez participando en un proyecto como “Cuerpos sobre el río Guayas, un legado de sangre”. “Fue muy distinto, pues debimos buscar por nuestra cuenta los equipos; lo hicimos con lo que tuvimos. Es especial saber que sin equipos profesionales, el documental llegó lejos”.
Cevallos manifestó que mucho de lo que ha aprendido en la UArtes le ha servido para proyectos personales, en su caso, en la música. “Las clases de sonido me han servido bastante para entender cosas que antes no tenía claras. De igual forma, he reforzado mucho con cada semestre la manera de contar historias. Estoy muy agradecido con cada uno de los profesores por haber impartido sus conocimientos conmigo y el resto de compañeros”.


José Luis Alvarado, del séptimo semestre de Cine, colaboró en la producción con la fotografía y tuvo roles de sonidista y mezclador. Calificó como una oportunidad valiosa haber integrado un equipo que llevo un documental a una selección. “Me emociona y enorgullece saber que este es uno de muchos proyectos que con ayuda y apoyo ha salido adelante. Espero poder seguir trabajando y teniendo este tipo de experiencias”, dijo, revelando haber participado en otros cinco proyectos, todos cortometrajes.
Para Daniela Tenezaca, que en el documental fue montajista, sostuvo que llegar como seleccionados al FICC fue un gran reconocimiento y despegue para sus carreras. Lo hicimos con mucho esfuerzo y días de preparación, y es bueno ver como todo el sacrificio es recompensado. Fue mi primera vez en el campo audiovisual de los documentales”.
Rosa Quito cursa los últimos semestres de la carrera de Cine y en el documental participó también como montajista e hizo investigación de campo. “Estar en el FICC fue una experiencia significativa; un reconocimiento al trabajo en equipo y al compromiso que pusimos en contar este hecho histórico, más allá del resultado”.
A los seis estudiantes InfoUArtes les preguntó también acerca de su transitar académico. Carla Erazo reveló que ha sido una montaña rusa de emociones y experiencias, y destacó las clases de imagen, guion e historia del cine, las cuales le han servido para saber qué hacer para transmitir su visión al espectador.

Pérez dijo sentir que cada clase en la UArtes ha aportado algo en su formación artística, desde la teoría hasta la práctica, sobre todo, las clases de fotografía.
Alvarado se manifestó agradecida por lo aprendido y llevarlo a la práctica. Muy pocas universidades cuentan con un nivel de enseñanza equilibrado; la UArtes es una de ellas”.
Daniela Tenezaca refirió que todos los docentes que ha tenido a lo largo de la carrera han dejado una marca. “Unos más que otros y de todos he podido aprender un poco más sobre el cine y su estructura. Ha sido enriquecedor porque no todos nos inclinamos por los mismos intereses en nuestro campo profesional y podemos aprender cosas nuevas de nuestros puntos fuertes en cada interacción”.
De su preparación en la UArtes, Rosa Quito comentó ha sido un proceso lleno de momentos agradables y anécdotas, pero también de otros no tan fáciles. “Con el tiempo fui buscando experiencias que me permitieran fortalecer mis habilidades prácticas, aprender a trabajar en equipo, valorar la memoria y construir desde lo sensible. No solo me ha dado herramientas técnicas, sino una forma más consciente de ver nuestras historias y de cómo estas pueden conectar con otros”.
Texto: Carmen Cortez/Dircom. Fotos: cortesía de la producción del documental.







