Alumnus Olmedo Guerra coordina el Círculo de Poesía Slam EC que busca crear una red e intervenir en competencias fuera del país

Olmedo Guerra fue el personaje visible del Libre Slam de Poesía Deslenguada que la Escuela de Literatura llevó a la reciente V edición de Inter[•]actos, los encuentros públicos de artes organizados por la Universidad de las Artes. A su cargo tuvo un taller homónimo a la propuesta, concebido para acompañar a los participantes en la escritura y puesta en voz de un poema slam y también para preparar a quienes decidieron participar en el concurso.

En el taller, Olmedo Guerra compartió la historia y las dinámicas de los slams de poesía y trabajó tanto en la creación del texto como en la práctica vocal y escénica de sus autores. Los resultados se vieron en la competencia que tuvo lugar el último día de Inter[•]actos, desarrollado del 12 al 19 de julio, en la explanada del Hemiciclo de la Rotonda, en el Malecón Simón Bolívar. Allí quienes pasaron la selección intervinieron en un round final a viva voz y en libertad.

En ese encuentro definitivo, Olmedo Guerra fue también clave, pues motivó a los participantes y animó al público. Pasada la cita y en un tono más relajado, un diálogo de preguntas y respuestas con la estudiante Eleinn Rivera permite conocerlo. Graduado en la Escuela de Literatura UArtes, es escritor y desenvuelve en las escrituras creativa y académica, la educación y la gestión cultural; le interesa la educación basada en pedagogías críticas y creativas, y ha desarrollado varios procesos artísticos. Actualmente coordina el proyecto Círculo de Poesía Slam EC, que busca crear una red en el país de poesía slam, a fin de participar en competencias regionales y mundiales.

¿Cómo describirías tu camino en el arte hasta ahora? Bastante liberador. El arte me ha llevado a vivir muchas experiencias significativas, donde he podido resignificar de alguna manera mi vivencia e identidad. Me ha permitido conocer comunidades preciosas muchas veces entrelazadas por búsquedas comunes: el amor, la justicia y la dignidad. El trabajo llega con el tiempo, la dedicación y depende mucho de saber moverse por las oportunidades que surjan. En ese camino he logrado reafirmar que la poesía la tengo en la sangre, en la memoria y en el porvenir. Y vivir con esa firmeza es movilizador.

¿Cuáles son los temas o preocupaciones que atraviesan tu trabajo artístico? En mi poesía hablo de las maricas litorales y su búsqueda por el amor. De las amistades jóvenes en contextos delirantes, del mar y los ríos, de la segregación espacial, la injusticia y las violencias. También atraviesan mi escritura la música, los sueños colectivos, la historia de mi madre y mis propias vivencias. Mi escritura es una manera de pensar la supervivencia del amor marica en contextos donde el despojo se antepone a la vida. Un constante viaje de retorno a Esmeraldas a través de la fabulación delirante.

¿Qué disciplinas o formatos te han interesado más a lo largo de tu trayectoria? La poesía, la autohistoria, la autoficción, la novela y la teoría ensayística. También, el spoken word, el freestyle y las rimas. Las lecturas en voz alta me llevaron igual a algo que estoy investigando a través de mi arte, que es la poesía escénica y, en general, las oralituras.

¿Qué proyectos o producciones destacarías antes de tu participación en el slam de la UArtes? El libro Mareas que publiqué con Recodo Press en 2022, los talleres de escritura creativa que he impartido en distintos espacios independientes e instituciones, la escritura de un ensayo sobre la segregación espacial en Esmeraldas y, más recientemente, la presentación de la obra de poesía escénica Bramidos de la ola viven en la lengua que recorre la piel, en la Universidad de Cuenca. Coordino también el proyecto Círculo de Poesía Slam EC y lo que buscamos es crear una red en el país de poesía slam para poder participar en las competencias regionales y mundiales.

¿Hay alguna experiencia previa en performance, poesía o puesta en escena que haya influido en lo que hiciste en el slam? El colectivo AfroArte, año 2015, en Esmeraldas. Fue cofundado por Karen Tenorio, Geovanna Posso y Yuliana Ortiz Ruano. En AfroArte se organizaban eventos donde tenía cabida la poesía y el performance. Cuando tenía 16 años fue la primera vez que experimenté ese cruce. A partir de allí todos los recitales de poesía en los que he participado han aportado de alguna manera a esto.

¿Cómo surgió tu interés en participar como coordinador del slam? Fui a un slam de poesía cuando estuve de visita en Cali, en el 2023, y me quedé con la sensación de que si yo no me hacía cargo de la gestión de eventos de slam en Ecuador no iba a poder acceder a eso que me parecía tan precioso: el slam como plataforma para que la poesía tome cuerpo y tenga un alcance más popular. Un año después nació Círculo de Poesía Slam EC.

¿Qué buscabas transmitir con tu intervención en este espacio? Juntar a una comunidad de artistas de la palabra para poder decir las cosas de frente al poder municipal, aprovechar que la universidad gestionó un espacio en el Malecón Simón Bolívar y utilizar nuestras voces para nombrar las verdades no solo personales, sino situadas en el contexto de violencia que vive Guayaquil y Ecuador actualmente. Y la expectativa me superó, el Slam se vivió como una protesta.

¿Cómo fue tu preparación para el slam?, ¿cambió algo en ti durante el proceso? Todo el tiempo me estoy preparando para que mi poesía tome más cuerpo. No diría que tuve una preparación más específica que en la creación de mi propuesta de poesía escénica “Bramidos de la ola viven en la lengua que recorre la piel”: memorizar poemas, darles cuerpo y estar dispuesto a dialogar en vivo con la gente.

¿Tu propuesta en el slam dialoga con trabajos anteriores o marcó un punto de inflexión? Dialoga con mis caminos ya trazados en la poesía. El punto de inflexión creo que viene a ser el trabajo con la oralidad, la improvisación y saber dirigir las ceremonias. En ese sentido, lo alinearía también a mi experiencia como “Chanter” en la escena ballroom en Guayaquil, primero, y luego en Quito.

¿Cómo sentiste el espacio de Inter[•]actos como plataforma para expresar en el Malecón Simón Bolívar? Genial, es un espacio de muy complejo acceso para el arte crítico y disidente. Tener ese espacio nos permitió también la visita de nuevos públicos, que son quienes transitan el malecón y no solo de la comunidad universitaria. Que la universidad defienda su visión crítica del arte cuando se toma espacios como el malecón me parece que es lo más coherente con las enseñanzas que recibimos en las aulas.

¿Qué opinas del cierre del Slam? ¿Te sorprendió, te pareció simbólico, necesario, abrupto? Delirante. Unas sirenas de fondo me dejaron una sensación de silenciamiento, pero fue solo el desfile de los bomberos (que se desarrolló la noche del 19 de julio). La gente estaba ensoñada por la poesía, lo que pasó fue que escuchar tanto verso politizado agitó los corazones porque estamos irremediablemente rotos en estos momentos del país.

Es muy difícil afirmar que no se puede conectar con una poesía que nombra nuestras vivencias y realidades, y eso fue lo que pasó en el Slam. El agradecimiento del público que tomó el micrófono al final fue precioso, y la energía colectiva era conmovedora. Yo veo al Slam como una fiesta que hace que los cuerpos se muevan por dentro. Aunque el público esté estático, la escucha activa un recorrido de sentires, emociones y conexiones que hacen que el cuerpo se transforme y se mueva. Me interesa que el arte nos haga sentir transformados después de vivirlo.

¿Cómo percibiste al público durante tu intervención y a lo largo del evento? El público lo dio todo. Al principio había cierta timidez y, sobre todo, incertidumbre porque es muy difícil entender qué es un slam sin haberlo vivido, pero escuchar ese grito colectivo de “3, 2, 1… slam” con tanta fuerza al final, me devolvió a la vida y también la esperanza de que la poesía sí es una herramienta de transformación social, y que tiene un lugar en nuestras vidas actuales más allá de los libros. La poesía no es un lujo, como bien decía Audré Lorde.

¿Qué impacto crees que tuvo el Slam para la comunidad UArtes? En los talleres se generó una conversación sobre el Slam que fue muy interesante, y nos quedó mucho la duda de cómo seguir gestionando espacios como este en Guayaquil. Yo espero que alguien(es) tome(n) la decisión de seguir gestionando slams, que la palabra siga tomando fuerza más allá de la institucionalidad y desde los lugares donde los estudiantes hacen vida. Sueño con que la comunidad universitaria investigue, resignifique, reapropie e implemente el slam en sus propios territorios y comunidades.

Comparte esta nota