Para egresar de la carrera de Producción Musical, de la Escuela de Artes Sonoras de la Universidad de las Artes, Nereida Mabel Ñacato Zúñiga presentó como trabajo final de tesis un proyecto interdisciplinario que nació de la motivación de inculcar en los niños en etapa escolar primaria nuestras raíces musicales y cooperar así en la sostenibilidad de nuestra cultura musical, utilizando ritmos ecuatorianos como el pasillo y el albazo. Además, de sensibilizarlos acerca del cuidado ambiental mediante letras con contenido ecológico y desmitificar también la creencia de que los ritmos populares son solo para el público adulto.
A su propuesta, que culminó en una producción musical, Nereida Ñacato la tituló “El Mundo de Pipo, EP de canciones infantiles, usando la forma tradicional de pasillo y albazo ecuatoriano”. Y es que la importancia del proyecto, recalca, es lograr que la música nacional pueda ser escuchada por el niño pequeño, sin temor a encontrarse con letras lejanas a su entendimiento pueril y, a su vez, que el adulto pueda sentirse seguro al presentarle al niño este tipo de música en su aprendizaje cotidiano.
El proyecto lo comenzó a gestar a mediados de semestre, previo al de titulación (aproximadamente 8 meses), contó con la colaboración y directrices del docente tutor Rubén Riera. Con recursos tecnológicos, bibliográficos y musicales, como instrumentos y software, la ahora egresada concluyó su trabajo y lo sustentó vía videoconferencia, por la plataforma Zoom. De los miembros del jurado recibió, más que interrogantes, reflexiones sobre trabajar en un campo en el que pocos se arriesgan, como lo es el infantil.

Nereia Ñacato no descarta a futuro darle rienda a su propuesta e impulsar más proyectos en esa línea y componer música nacional para niños. Ella participó en Interactitos, primer encuentro de artes para niños, el cual se concibió e impulsó en la UArtes. Confiesa que gracias a esta producción las ideas para su tesis se fortalecieron. “Me ayudó a direccionarme y me encantó trabajar con niñas y niños, soy mamá de uno de 3 años, quien fue mi primer oyente, se aprendió las canciones y escucharlo cantar un albazo me hizo saber que había logrado mi objetivo”.







