Voces y experiencias del trabajo colectivo y la gestión cultural comunitaria en “Tejiendo memorias”; libro se presentó en encuentro

En el marco del 5to Encuentro de Políticas y Economía de la Cultura, cuya edición tuvo como sedes a las ciudades de Manta y Portoviejo, en Manabí, se presentó el libro “Tejiendo memorias: Gestión Cultural Comunitaria y el Movimiento de Cultura Viva Comunitaria en Ecuador”.

Tuvo lugar en el Paraninfo de la Universidad Técnica de Manabí, en Portoviejo, este miércoles 21 de mayo, y constó en la tercera de las cuatro jornadas que tiene el encuentro, iniciado el lunes 19. La presentación del libro dio paso a un diálogo, moderado por Mario Maquilón, quien es parte del equipo del Observatorio de Políticas y Economía de la Cultura de la Universidad de la Artes y editó la obra junto con Daniela Pabón Marreiro.

Participaron en el conversatorio Fernando Cerón, presidente de la Sede Nacional de la Casa de la Cultura; Isaac Peñaherrera, director del Programa de Gestión Cultural Comunitaria de la Red Ecuatoriana de Cultura Viva Comunitaria; y Gina Guerrero, gestora cultural de la Fundación Arre Cultura Viva Olmedo.

En su intervención, Mario Maquilón anotó que el libro es una iniciativa de la Red Ecuatoriana de Cultura Viva Comunitaria, de la cual el Observatorio de la UArtes recibió la invitación de sumarse y que gracias al apoyo de la CCE pudo ver su versión impresa. Detalló que la obra recoge diversas experiencias de diferentes localidades y territorios de Ecuador, como acciones colectivas locales que buscan la transformación social y una verdadera participación política.

Constan en “Tejiendo memorias” las voces de gestores, investigadores y académicos sobre el trabajo colectivo y en red en torno a la labor de gestión cultural y las propuestas del Movimiento de Cultura Viva Comunitaria (CVC), que en Ecuador lleva más de una década. Las y los autores comparten en cada uno de sus textos saberes y enseñanzas que van más allá de las matrices tradicionales y coloniales de conocimiento, redireccionando la mirada hacia el bienestar común y hacia una vinculación armónica y responsable con la comunidad y el medio ambiente.

“Son textos escritos por diferentes gestores de Manabí, Guayas, Pichincha, Azuay; de diferentes territorios del país en los que tenemos ejemplos, escritos por ellos, de cómo la articulación social y colectiva puede generar propuestas y oportunidades de transformación social”, indicó Maquilón, quien a Isaac Peñaherrera preguntó cómo se puede generar una política desde la cultura viva comunitaria y pidió detallar el trabajo del movimiento en Ecuador. El panelista respondió que les tomó años poder levantar la propuesta y que en el Artículo 4 de la Ley Orgánica de Cultura es ya reconocida como todas las expresiones que surgen y nacen desde los pueblos y nacionalidades, desde la cotidianidad, y que están articulados a los procesos de economía popular y solidaria”.

Peñaherrera agregó que en el país existen miles de procesos de cultura viva comunitaria latentes, surgiendo y reconfigurándose en diversos territorios. El movimiento latinoamericano de cultura viva comunitaria, que se constituyó en 2009 en el Foro Social Mundial de Sao Paulo, congrega a muchos artistas, gestores, pensadores de las políticas públicas en un trabajo por un bien común; se articula a través de congresos latinoamericanos y nacionales, desarrollados en los países donde esté presente.

Línea de fomento, un logro comunitario

De entre los logros, Peñaherrera mencionó generar por ley en el Instituto de Fomento a las Artes y Creatividad una línea para los procesos culturales comunitarios de todo el país, con una inversión significativa de 400 mil dólares que permita una inversión a largo tiempo y postular a todos estos procesos culturales, a fin de fortalecer sus centros culturales, desarrollar proyectos de memoria social, de rescate del patrimonio o de la circulación cultural artística. También se ha logrado que se abra otra línea más de fomento para los procesos culturales comunitarios, que está articulado a la educación no formal.

Dijo, además, que se ha podido encaminar y lograr políticas macro que se han transversalizado; en su momento, en el gobierno de Guillermo Lasso, salió la línea del teatro en el barrio, sustentada en la red de gestión comunitaria. “La cuestión es entender cómo la institucionalidad comienza a tomar estos artículos que están generando transformación para mecanismos de inversión en el territorio. (…) Gracias a estos procesos también somos parte del Consejo Consultivo de Cultura Viva Comunitaria que está reaperturándose en el Ministerio de Cultura y Patrimonio”.

Isaac Peñaherrera agradeció a la UArtes por el trabajo conjunto, de lo contrario el libro no se hubiera podido editar ni publicar. En el sector cultural comunitario no estamos acostumbrados a escribir ni a desarrollar la parte académica de sus textos. Creemos más bien en la artesanía intelectual, porque poco a poco, con nuestras experiencias y logros, vamos escribiendo la memoria”.

Junto con Pabón y Maquilón en la edición de la obra intervinieron como autores: Freddy Simbaña Pillajo, Óscar Betancourt Campos, Ana Cachimuel Amaguaña, Jorge Carrillo Grandes, Tania Quevedo Valencia, Patricio Guzmán Masson, Rosendo Yugcha Changoluisa, Jeanneth Yépez Montúfar, Alex Narankas Tsukanka y Jonathan Borbor de la Cruz; de la UArtes los docentes: Natalia Tamayo, Luis Páez von Lippke y Byron Cevallos Trujillo.

Reconocer a la cultura viva comunitaria

Tras Peñaherrera intervino el presidente de la Sede Nacional de la CCE, Fernando Cerón, quien confesó haberse preguntado las razones de la invitación a la mesa de diálogo, más allá de haber materializado su impresión. La respuesta es clave, manifestó, pues tiene que ver con la necesidad profunda de que la institucionalidad reconozca las prácticas de cultura viva comunitaria y el trabajo que se está tejiendo desde diversos procesos.

Admitió también que sigue siendo una deuda importante la interacción con los procesos que sale de las comunidades. Cerón hizo referencia al contenido del libro, trayendo a colación, entre otros, lo escrito por Freddy Simbaña Pillajo: “Cultura Viva Comunitaria: base epistémica kichwa en los andes ecuatorianos”, entendiéndolo en la dimensión de la cotidianidad, el rito, lo sagrado, la comunicación y la relación interpersonal.

En ordenanza se reconoce al movimiento

En la presentación de Gina Guerrero, el moderador argumentó que se trataba de un caso representativo de cómo las instituciones y algunos elementos del SNC pueden articularse, pues en septiembre de 2023 el GAD de Olmedo promulgó la primera ordenanza donde se la reconoce. La tercera panelista de la mesa de diálogo dijo, por su parte, que su cantón es agrícola, ubicado en una zona productiva que conecta Guayas con Manabí. “Muy comercial y, a la vez, con muchas necesidades básicas. Tenemos muchos problemas”, reveló, subrayando la falta de apoyo de los gobiernos seccional y nacional.

No creían poder construir cambios para la sociedad, advirtió, contando que iniciaron el proceso (para la ordenanza) en 2022 cuando empezaron a reunirse personas de todas las edades para comprometerse a conocer su identidad y tradiciones, sus hornos de leña, las cabalgatas, los rodeos montubios… Con la ayuda de un gestor cultural comprometido desarrollaron 18 talleres, conversatorios y dramatizados, a fin de recopilar ideas sobre los saberes ancestrales

“La ordenanza tiene varios ejes, como la participación comunitaria que nace de la juventud, los adultos mayores; en vez de quejarnos decidimos ser parte de la solución y ahora estamos orgullosos de lograr esta primera ordenanza con todo lo que encierra la cultura viva comunitaria”, expresó Guerrero, quien agradeció a Francis Mieles, gestor cultural que no vive en el cantón, pero lo ama, viaja constantemente a Olmedo y está siempre impulsando sus actividades. “Mucho depende el liderazgo y el compromiso colectivo para lograr lo que hemos logrado”, recalcó.

En el cierre del diálogo, Mario Maquilón resaltó que para sostener estos procesos es ciertamente necesario el involucramiento colectivo, un compromiso que no es solo de las personas, sino también de las instituciones; un trabajo sostenido en el tiempo para que los logros que sean alcanzados no se queden en el papel como letra muerta.

Texto: Carmen Cortez/Dircom. Fotos: Tyrone Maridueña/Dircom.

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