En la “Ley de Lavoisier” nada se crea, nada se pierde, todo se transforma: Duval Bajaña

A través de procesos biológicos con moho y bacterias, el ahora egresado Duval Bajaña Arizala trabajó en obras procesuales y experimentales donde el azar y la imprevisibilidad fueron centrales. Las expuso en la muestra “Ley de Lavoisier”, con la cual concluyó sus estudios de pregrado en la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de las Artes y pudo indagar hasta llegar a la certeza de que “nada se crea, nada se pierde, todo se transforma”.

La exposición “Ley de Lavoisier” se inauguró en la sala Juan Villafuerte de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas. Duval Bajaña explica que es un proyecto artístico que investiga la trascendencia del ser desde lo material-ontológico (filosófico), tomando como punto de partida la memoria de su abuelo, Salomón Arizala (1923–2021). El ahora egresado combinó materiales orgánicos e inorgánicos para mostrar cómo los microorganismos transforman cada soporte de manera distinta, generando un diálogo entre lo vivo y lo inerte.

Añade que para su propuesta buscó representar la trascendencia y la persistencia de la memoria mediante transformaciones naturales que nunca llegan a un resultado final predeterminado, sino que permanecen en constante cambio. “Elegí el nombre ‘Ley de Lavoisier’ para mi muestra de titulación porque esta establece que la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma. Esa idea conecta directamente con mi proyecto, pues trabajé con procesos biológicos y materiales donde la materia cambia de estado y se transforma constantemente.

Indica también que el nombre no solo alude a lo científico, sino que también enmarca el sentido simbólico de la propuesta: representar la trascendencia de mi abuelo Salomón a través de esas transformaciones, entendiendo la memoria como algo que no desaparece, sino que se modifica y persiste en el tiempo.

“Transmutación”, “Quórum” y “Salo” fueron las piezas que expuso. De sus procesos de creación e investigación, Duval Bajaña detalla: en “Transmutación” el punto de partida fue el sombrero de mi abuelo como objeto cargado de memoria y símbolo de su identidad. La intención fue dejar que el moho actuara sobre él para representar transformación y trascendencia.

Agrega que para “Transmutación” trabajó con diferentes tipos de nutrientes y condiciones ambientales para estimular el crecimiento del moho, pero sin controlarlo de manera estricta. El desafío principal fue aceptar que el proceso no se podía prever totalmente y que los resultados no eran lineales. En su montaje, la pieza se presentó como un objeto intervenido por organismos vivos, expuesto en vitrina para resaltar su carácter de objeto personal transformado.

En “Quórum”, Bajaña buscó conectar con la familia de su abuelo, trabajando con retratos de tres de sus hijas realizados en cianotipia. La intención fue que las bacterias cultivadas a partir de sus huellas intervinieran directamente en la imagen, mostrando cómo conviven lo biológico e inorgánico. Trabajó con placas Petri (recipiente redondo, poco profundo y transparente, utilizado principalmente en laboratorios de microbiología), lo cual implicó usar agar y mantener condiciones mínimas de laboratorio. El desafío fue sostener el crecimiento de los microorganismos sin garantizar uniformidad ni resultados precisos. Hizo un registro en timelapse (o cámara rápida) para evidenciar los cambios y la temporalidad del proceso. La instalación combinó las tres placas con el video del timelapse, mostrando simultáneamente la imagen inicial y su transformación progresiva.

Para “Salo”, el artista incluyó de manera directa la figura de su abuelo, trabajando con fotografías y registros audiovisuales realizados poco antes de su muerte. La intención fue contrastar la imagen documental con un tratamiento experimental, para lo cual seleccionó un video en negativo y fotografías en positivo para generar un diálogo visual con la técnica de cianotipia usada en “Quórum”. El reto fue mantener el equilibrio entre lo íntimo y lo conceptual. El video y las imágenes se presentaron en conjunto, cerrando el recorrido de la exposición y articulando el tránsito entre memoria personal, experimentación biológica y transformación visual.

Con respecto a la frase que complementó el título de su exposición: Nada se crea, nada se pierde, todo se transforma, Duval Bajaña anotó proviene del químico francés Antoine Laurent Lavoisier, quien, con base en los estudios que realizó, propuso la ley de la conservación de la masa, un principio fundamental de la química formulado en el siglo XVIII. Desde lo científico, anotar que “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma” hace referencia a que esta no desaparece ni surge de la nada, sino que cambia de forma o estado, manteniendo su existencia a través de procesos de transformación.

“Conectar esta idea con mi proyecto fue clave. Al trabajar con moho y bacterias sobre distintos soportes pude comprobar que la materia siempre está en movimiento: crece, se degrada, muta. Estos procesos me mostraron que no podía hablar de un resultado fijo, sino de estados de cambio constantes. Formalmente, esa fue la base metodológica para dejar que la imprevisibilidad y el azar se integraran como parte de mis obras”.

En lo personal, añadió, la Ley de Lavoisier le ofreció un marco para pensar la trascendencia de su abuelo Salomón. Comprendió que su esencia no desaparece, sino que se transforma. “En los recuerdos, en los objetos que lo acompañaron y ahora también en los procesos biológicos que activaron mis obras. Llegué a esta conclusión al ver que, así como la materia, la memoria y la vida misma no se destruyen, sino que encuentran nuevas formas de persistir”.

Curaduría y textos

La curaduría de la exposición la realizó el propio Duval Bajaña, así como la museología y museografía. Comenta haber adquirido en sus estudios de pregrado conocimientos más amplios y variados que le sirven como herramientas para autogestionar distintas áreas en el ámbito de una exposición.

En el texto curatorial, Bajaña señala que las piezas que llevó a su muestra de titulación se caracterizan por ser procesuales y experimentales. No buscan un resultado único ni cerrado, sino que se construyen desde la imprevisibilidad y el azar, permitiendo que los microorganismos interactúen con materiales orgánicos e inorgánicos de manera distinta. En ese cruce, lo vivo y lo inerte generan transformaciones que nunca se detienen en un estado final”.

Las piezas reflejaron ese enfoque: un objeto personal intervenido por moho, placas Petri con retratos en cianotipia y bacterias cultivadas a partir de huellas dactilares, y un video acompañado de registros fotográficos en diálogo con las técnicas anteriores. “El proyecto no busca fijar una representación exacta de mi abuelo, sino abrir un espacio para pensar su trascendencia. Tal como lo expresa la Ley de Lavoisier: la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”.

Trayectoria y perfil del artista

En cuanto a las otras propuestas expositivas presentadas, de manera individual y colectiva, Duval Bajaña sostiene que su proyecto de titulación ha sido la más completa y personal, y que antes de ingresar a la UArtes tuve acercamientos con muestras locales de carácter más experimental.

Colectivamente tomó parte en: Bitácora II – “El que busca, encuentra” (2023); “Colectivo Ecro Expandido II”, CIF del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes, Guayaquil, Bitácora I (2022); “Marcando las cabras”, obra individual que formó parte de la exposición Bitácora, en el CIF del MZ14. Intervino también en proyectos comunitarios como “Fortalecimiento de la formación artística en instituciones educativas”, Biblioteca Municipal del GAD de Durán, 2022; “Convenio con la Hermandad de Ferroviarios Jubilados (HFJ), Durán, 2022, cargo de fotógrafo y videógrafo.

Duval Bajaña considera que la educación en artes, más allá de ser un derecho, es un privilegio poder estudiar en una institución como la UArtes. “Siendo una institución direccionada totalmente a las artes permite acceder a una formación especializada, con espacios de investigación, experimentación y diálogo que difícilmente se encuentran en otros contextos académicos”.

De su preparación académica en la UArtes se lleva la posibilidad de vincularse con un espacio abierto a la investigación y a la experimentación. “Dentro de las Artes Visuales me interesa trabajar en la intersección entre arte y ciencia, tecnología, nuevos medios, utilizando materiales y procesos no convencionales y experimentales”.

Otra motivación para estudiar Artes Visuales, añade, es la metodología transdisciplinar con la que se puede trabajar y experimentar. “Justamente, esa combinación de disciplinas es lo que lleva a las artes a un nivel más amplio y crítico, donde no se limita a una sola técnica o campo, sino que se construyen propuestas que dialogan con la ciencia, la tecnología y la vida misma”.

Fotos: cortesía de Duval Bajaña, corresponden a la muestra “Ley de Lavoisier”.

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