Sala Inclusiva de la Biblioteca de las Artes es también espacio expositivo; allí se presenta el trabajo de grado de “Lagrufte”

“El arte no solo es una forma de expresión, sino también una forma de sanación”. Es la frase del pintor mexicano Diego Rivera con la que el artista ecuatoriano Xavier Patiño, docente de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de las Artes, inicia el texto que escribió sobre el trabajo de graduación de María Belén Wellington, del cual se desprenden tres obras que se exponen en la Sala Inclusiva de la Biblioteca de las Artes.

Soraya Campos, directora del repositorio de la UArtes, indica que la Sala Inclusiva es un área muy importante en la Biblioteca de las Artes, «un espacio vital que enriquece la experiencia educativa y cultural al integrar y empoderar a todos los usuarios sin excepciones. Estamos emocionados de que el rector William Herrera haya elegido nuestro repositorio para albergar la muestra de María Belén Wellington”.

Señaló que es una oportunidad única para promover el arte y la cultura en un espacio que fomenta la creatividad y la innovación. “Una oportunidad para que la comunidad universitaria y el público en general disfruten de obras de alta calidad en un entorno que celebra la diversidad y la inclusión».

El título de la muestra, “Clave de Psique. Una corta retrospectiva de vida desde la imaginación”, es homónimo de la tesis que María Belén sustentó entre el 12 y 16 de agosto pasado junto a otros compañeros de la carrera de pregrado en Artes Visuales: Jessenia Sierra, José Eduardo Chila, Luis Alvarado, César Sánchez, Melissa de la A y Paula Íñiguez.

Propuesta expositiva estremecedora

En su texto sobre la tesis de María Belén, cuya tutoría estuvo a su cargo, Xavier Patiño lo señala como estremecedor. “Al observar sus obras, tres imágenes que retratan la reunión de un juego infantil, iniciamos un rápido viaje por instancias de una vida donde la memoria se registra como un flashback. No revive las imágenes o los eventos de principio a fin, sino que sus recuerdos se asemejan a lo que vemos cuando subimos a una montaña rusa”.

Agrega que, aunque la fotografía es un espacio de identificación del tiempo, “ella también escribe sobre esos momentos que han quedado suspendidos o colgados en su memoria: la auto-represión creativa (el juego) causada por sentirse diferente y poco comprendida por otros niños, efecto y causa de su aislamiento. Es una observadora no participante de los juegos infantiles, de los espacios de creatividad y libertad que pertenecen al niño, del espacio mismo del arte”.

Patiño indica que los flashbacks remiten a María Belén a momentos muy felices de su vida, donde compartir con sus hermanos videojuegos “era disfrutar verlos jugar y ella jugar en su cabeza los mismos juegos, ver las revistas juveniles que la informaban sobre su generación y ser testigo de los avances tecnológicos a través de las consolas de juegos, era allí donde estaba cambiando el tiempo. El cine y en el heavy metal representan su encuentro con el dibujo, que luego se convirtió en pasión, en un viaje cargado de sensibilidad y emociones”.

La artista y la génesis de su obra

María Belén, quien presenta Trastorno del Espectro Autista (TEA), expresa que su obra trata sobre recuerdos de sus primeros años, los cuales se mezclan con cosas, como objetos e intereses personales, que tenía en buena parte de chica y la han transformado en lo que es. Originalmente tenía pensado varias ideas que llegaron a su mente durante sus últimos cinco años de estudio en la UArtes. Desde una novela gráfica hasta muestras artísticas con base en plantas o sobre el legado de la cultura hippie trasladado a la sociedad del siglo XXI. 

“El problema es que, en esos momentos, no sabía qué hacer con mi vida hablando como artista, pues tenía desde siempre la pasión por dibujar (más que todo cualquier cosa relacionada a la caricatura y al mundo de la animación). Viví acomplejada por mucho tiempo (desde el colegio) sintiendo que no tenía todavía una identidad clara de mí misma por lo que fueran a decir de mí. En parte, debido a mis conflictos de infancia (los cuales se explican en la sección ‘Introducción’ de mi tesis). De hecho, durante mi tiempo en la universidad, estaba viendo que los demás compañeros parecían saber qué hacer como artistas, mientras que yo me inclinaba todavía a contenerme ante todos con la idea de que mis intereses y manera de hacer las cosas son, en algún sentido, reprobables para el resto de las personas. Y que, por lo consiguiente, estaba en mi responsabilidad comportarme de forma más ‘normal’ para no incomodar a nadie”.

La artista visual, quien firma sus obras como Lagrufte, manifiesta que desde pequeña gusta de todo lo relacionado a la subcultura gótica, “prefiero más el rock pesado que al reggaetón y la salsa, y me gusta el anime mientras que la mayoría de la gente con la que me he topado alguna vez no tiene ni idea de qué significa la palabra ‘anime’ o ‘manga’ en primer lugar”.

Para su muestra optó por hacer pinturas mostrando escenarios fantásticos, pues, por cuestión de tiempo, su familia y su tutor la convencieron de que hablara sobre sí misma, algo de su vida. “Son tres cuadros pintados en gran parte con pintura acrílica, y utilicé varios materiales como marcadores, etc. (en mayor o menor medida). Esto fue acorde a la intencionalidad de cada cuadro. Uno, por ejemplo, es sobre una niña rodeada de personajes y cosas de la cultura pop para cuyo fondo usé acrílico y para lo demás usé tizas pastel y lápices de colores. La obra, en general, contiene referencias y homenajes a la cultura popular, desde videojuegos hasta música”.

Artista y tutor de tesis: preparación en UArtes

A su preparación en la UArtes, María Belén la describe en tres fases. Primero idealista, luego complicada y después retrospectiva. “Me refiero a que, desde antes de mis primeros días de universitaria, tenía una visión romántica de estudiar allí para formarme como artista. Con el tiempo empecé a darme cuenta de ciertas cosas, sobre todo algo importante: ser artista no es tan sencillo como parece, y nada está garantizado hasta para lo que uno quiere hacer”.

Además de ser su tutor de tesis, Xavier Patiño fue docente de María Belén y siguió de cerca su preparación académica, pues lograron una conexión amigable. Comenta que los comienzos de ella en la UArtes fueron complejos. “En realidad, a todos los jóvenes les cuesta adaptarse a la universidad y más aún a ella que tiene un tipo de autismo”.

Admite que María Belén no se entendía con los profesores ni ellos tampoco con ella y aunque la universidad está constantemente desarrollando talleres y dando capacitaciones –para que sus docentes al tener un/una estudiante con alguna necesidad educativa especial asociada a una discapacidad logre que aprenda de mejor manera– “no somos especialistas, pues el espectro autista es de especialidad”, subraya Patiño.

Revela también que fue el nexo de María Belén con otros docentes, incluso de otras áreas. “Me llamaban porque yo la tranquilizaba. La trataba como si fuera mi hija, con mucho cariño y mucha comprensión; sin saber cómo actuar en su problema, pero con cariño y tranquilidad le explicaba que todo estaba bien y que lo tome acorde a su tiempo y circunstancias”.

No se le hizo un currículum especial a María Belén, detalla Patiño, destacando su inteligencia, posiblemente superior a la de los demás. “No hubo problema con ella en lo intelectual, lo que no soportaba era la presión de tantos deberes. Ella se veía agobiada cuando un o una docente le mandaba deberes y que otro u otra también se los exigiera, entonces explotaba diciendo que no podía con tantos deberes. No lo podía manejar, pero poco a poco se fue acostumbrando y haciendo las cosas que tenía que hacer y llegó el momento en que tuvo que graduarse y me pidió que fuera su tutor”.

Confiesa Patiño que en el trayecto tuvieron algunos intentos de tesis y que María Belén se perdió por un año o año y medio hasta que reapareció y la retomaron. “Conversando con ella me di cuenta que lo suyo era un tema más personal, lo entendió y un día vino con una tesis a la que le cambió el nombre algunas veces, un poco el contenido también para que se vaya acoplando a sus ideas, pero fue una experiencia súper chévere porque ella hizo su tesis sola. No es que tuve que corregirle muchas cosas porque fue una tesis muy humana, muy transparente, muy de ella. Ese viaje que hizo lo hizo al interior”.

El contenido del trabajo final para la titulación de María Belén es una montaña rusa de emociones, expresa Patiño. “Cómo jugaba con sus hermanos, cómo gozaba ella más que jugar con verlos jugar y verlos felices. Tuvo dos pérdidas, dos hermanos fallecieron y eso también la marcó. Es sumamente inteligente, razona y escribe súper bien. Le cuesta relacionarse con las personas, no sabe cómo hacerlo, tiene miedo de entablar una conversación con alguien, pero ya cuando coge confianza es una adolescente como todas”.

En las imágenes, las piezas que componen la muestra de la artista Lagrufte, quien consta también el día de su sustentación de tesis junto a su tutor, docentes de la Escuela de Artes Visuales y el rector William Herrera.

Fotos: Harold Maridueña/Biblioteca de las Artes y Escuela de Artes Visuales.

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