Un recorrido por la vida y obra de Vlady (Vladimir Kibalchich), un pintor ruso-mexicano cuyo legado artístico es sinónimo de innovación y compromiso social, es el que compartió la académica mexicana Aracely Ramírez Santos en la conferencia que brindó este martes 4 de diciembre, en el marco del “Encuentro de ciudades a través de las artes Guayaquil – Ciudad de México”, organizado por la Universidad de las Artes y su Vicerrectorado de Posgrado e Investigación en Artes.
“Cuadernos de artista: Catálogo Vlady” es como Ramírez Santos título a su intervención, en la que se dio a conocer su desempeño como investigadora del Centro Vlady de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), que junto con la UArtes ponen en relación a Guayaquil con la metrópoli mexicana para sentir qué está pasando en nuestras prácticas y cómo cada una de las universidades concibe la creación y la investigación en artes que culmina en procesos creativos. La moderación corrió a cargo de la docente Camila Corral, también directora de Investigación y Pedagogía.
Ramírez, especialista en historia del arte y maestra en teoría psicoanalítica, destacó la importancia de los “cuadernos de artista” como ventanas al pensamiento y proceso creativo de Vlady. Estos cuadernos, que abarcan más de 55.000 páginas digitalizadas, permiten no solo apreciar el desarrollo técnico del pintor, sino también su introspección personal y su mirada crítica hacia la condición humana, la violencia del poder y las luchas sociales.
La conferencia exploró la complejidad de Vlady como creador. Influido por su formación autodidacta en Europa y México, así como por su estudio de la tradición renacentista y el muralismo mexicano. El pintor desarrolló un estilo figurativo expresivo que combina elementos mitológicos, simbólicos y personales. Obras como “Prometeo con cabeza de águila” y “Cuauhtémoc con alas de ícaro” muestran su capacidad para reinterpretar mitos e iconografías, dotándolos de nuevos significados.

Vladimir Kibalchich, conocido como Vlady, nació en 1920 en Petrogrado, Rusia, y falleció en el año 2000 en Cuernavaca, México. Su vida estuvo marcada por la persecución política, el exilio y las profundas reflexiones que derivó de estas experiencias. Hijo de Víctor Serge, escritor y activista disidente del régimen de Stalin, y de Liuba Rusakova, su familia sufrió los embates de las purgas soviéticas, lo que los obligó a huir primero a Bruselas y luego a París, antes de encontrar refugio en México durante la presidencia de Lázaro Cárdenas.
A su llegada a México en 1941, Vlady desarrolló una carrera artística que abarcó muralismo, dibujo, grabado y pintura de caballete. Su obra, rica en alegorías y simbolismos, combina elementos de la mitología, la historia y los conflictos sociales. A lo largo de su trayectoria trabajó con técnicas como el fresco y exploró materiales influido por el renacimiento veneciano. Entre sus producciones destacan reinterpretaciones como “Cuauhtémoc con alas de Ícaro” o “Prometeo con cabeza de águila”, donde crea alegorías que transitan entre lo universal y lo profundamente personal.
La tragedia de su familia, como la enfermedad mental de su madre y la persecución de sus antepasados, permea su obra. Esto se refleja en piezas que fusionan la memoria y la lucha social, abordando temas como la condición humana, la violencia del poder y la revolución.

Además de su producción artística, Vlady se involucró en iniciativas como la Galería Prisse, creada junto a otros artistas para desafiar la hegemonía de la escuela mexicana de pintura. Sin embargo, siempre mantuvo una postura crítica frente a sus contemporáneos, exigiendo un compromiso político y estético en el arte.
El legado de Vlady se conserva en el Centro Vlady de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, donde se resguarda su archivo, incluyendo más de 318 cuadernos de artista que documentan su proceso creativo y reflexivo. Ramírez Santos anotó que estos cuadernos representan una invaluable fuente para comprender su visión del arte como una herramienta para preservar la memoria y desafiar el olvido.
En la conferencia, Ramírez Santos subrayó la relevancia de los archivos digitales como herramienta para preservar y difundir el patrimonio artístico. “El arte es polisémico, siempre abierto a nuevas interpretaciones”, afirmó la docente e investigadora, quien invitó a los asistentes a explorar el catálogo en línea y continuar desentrañando las múltiples capas de significado en la obra de Vlady.
La conferencia brindada, se anotó, reafirma el papel de las universidades como guardianas del patrimonio cultural y celebra la riqueza cromática y conceptual de un artista cuya obra sigue siendo un faro para el arte contemporáneo.
Texto y fotos: Eleinn Rivera Solís, estudiante de la Escuela de Literatura.







