Michael Handelsman presentó su libro “Desaprender para volver a ser” y dialogó con Raúl Vallejo y Yuliana Ortiz Ruano

“Desaprender para volver a ser” del escritor estadounidense Michael Handelsman marcó el inicio de la cuarta edición de Lanfor Abierta, iniciativa con la cual la Biblioteca de las Artes celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. Sucedió justamente hoy, miércoles 23 de abril, fecha establecida por la Unesco para la mencionada conmemoración.

En su libro, cuya presentación tuvo lugar en el tercer piso del repositorio de la Universidad de las Artes, Handelsman aborda apuestas decoloniales desde y con voces afro del Ecuador y Colombia, invitando al lector a reflexionar sobre la interculturalidad, la memoria y la reexistencia desde perspectivas críticas y éticas.

Michael Handelsman, un reconocido académico de Literatura Hispanoamericana y considerado pionero en los estudios de la literatura afroecuatoriana, mantuvo en la presentación un diálogo con los escritores ecuatorianos Raúl Vallejo y Yuliana Ortiz Ruano. En la UArtes, Vallejo fue director de la Escuela de Literatura, en la cual Ortiz, alumnus, es docente.

De la obra, Yuliana Ortiz indicó que “Desaprender para volver a ser. Apuestas decoloniales desde y con voces afro del Ecuador y Colombia” emerge como una herramienta crítica, fundamental para repensar las estructuras epistémicas que sostienen la exclusión de saberes y sujetos racializados. El libro propone un giro radical a la forma en la que entendemos la educación, la historia, la memoria y la representación, particularmente en contextos marcados por la colonialidad del poder y del saber.

Desde las primeras páginas, Handelsman se posiciona no como un traductor de las voces negras, sino como un cómplice activo en la tarea urgente de desaprender. Este acto, más que una consigna performática, se convierte en el eje metodológico y ético del texto. Su propuesta no se queda en la crítica abstracta, sino que se arraiga en un diálogo comprometido con figuras y procesos concretos de resistencia. Referencias como las del maestro Juan García, el Bambero Mayor, que nos dejó el legado de cultivar casa adentro, sirve para pensar una descolonialidad que no se impone desde afuera ni desde arriba, sino que se gesta en lo cotidiano, en las prácticas comunitarias, en las genealogías orales y afectivas.

Handelsman se pregunta por la ausencia constante de lxs otrxs (porque utiliza la x) en los relatos oficiales, en las academias, en las políticas públicas. Y más allá de solo registrar esa ausencia, propone formas activas de contrarrestarla, entendiendo las apuestas interculturales no como metas, sino como procesos siempre inacabados, gestos y actos en los que insistimos día a día. En ese sentido, su texto se convierte en un espacio para lo que podría llamarse una escucha radical. No se trata simplemente de incluir en las voces negras en los sílabos, tampoco de insistir en educarnos o infantilizarnos, sino de permitir que estas desestabilicen el orden del discurso. Es un ejercicio de desapropiación del privilegio blanco dentro de la producción de conocimiento, lo cual resulta especialmente significativo viniendo de un autor blanco que ha optado por alentar una posición ética de incomodidad y reconfiguración.

A lo largo de su recorrido por experiencias afrodiaspóricas en Ecuador y Colombia, Handelsman insiste en que la descolonialidad no puede convertirse en una moda académica más. Tiene que doler, descolocar, comprometer. En ese sentido, el libro puede leerse como un llamado a pensar los proyectos educativos, culturales e incluso literarios hacia una óptica insurgente, que no tema al descentramiento, a la contradicción, al cuestionamiento radical de lo aprendido, a inventar y tejer una lengua de desobediente.

El autor asume que, si aprendimos a excluir, también podemos ­–y me atrevo a decir, debemos– aprender a vivir desde otros códigos, otras sensibilidades, otras memorias, y para eso es indispensable la escucha activa de quienes han sido históricamente negados. No para representarles, sino para acompañarlos en la apertura de espacios donde su palabra sea en sí misma centro y frontera de un nuevo saber.

Con una escritura honesta, a ratos incómoda, siempre crítica, Handelsman nos entrega un libro que no se lee sin consecuencias, porque leerlo es también confrontar las formas en que hemos sido educados, educadas y educamos para negar y para callar. Leerlo es, en definitiva, un primer paso hacia ese volver a ser del que habla el título. Un ser despojado del peso colonial que insiste en callar nuestras voces más profundas.

Raúl Vallejo inició su intervención señalando que «Desaprender para volver a ser» es un desafío no solo intelectual, sino político. Es una provocación a la rigidez de la academia, escrito desde un proceso crítico y autocrítico del propio quehacer de la crítica literaria. Es un libro que, desde una perspectiva decolonial, explora algunos textos producidos por autoras y autores afro de Ecuador y Colombia.

“Handelsman hace una pregunta esencial y también provocadora: qué significa pensar afro sin ser afro. La sencillez que asume el crítico se concentra en su enunciado. Lo mío, dice, ha de entenderse como un muy modesto intento por dejarme atravesar por las resonancias de las múltiples voces afro, siempre protagonista de historias que han sido silenciadas y hasta borradas, pero nunca apagadas o ausentes de la memoria colectiva a lo largo y ancho de la diáspora afroamericana”.

Vallejo analizó cada uno de los capítulos que componen la obra de Handelsman. Literatura e interculturalidad, una propuesta para posibles lecturas otras, plantea que vivimos un analfabetismo intercultural y que es necesario un reaprendizaje para leernos con gramáticas otras. En el capítulo dos, desarrolla un doloroso diálogo entre el pensamiento de Juan Montaño en su artículo “Las vidas negras importan” y los ocho minutos 46 segundos que duró el asesinato de George Floyd Jr. y su agónico no puedo respirar, aquel 25 de mayo de 2020, perpetrado por el policía blanco Derek Chauvin, en medio en el encierro en que se hallaba el mundo por la pandemia del COVID-19.

Del tercer capítulo de la obra de Handelsman, Vallejo mencionó la lectura de algunas poetas afrocolombianas, la cual parte de la pregunta de una activista, Sojourner Truth, en un improvisado discurso en la Convención de los Derechos de la Mujer en Ohio, en 1851: “No soy una mujer?” (o “¿Acaso no soy una mujer?”). Handelsman dialoga con Betty Ruth Lozano Lerma que al criticar el proceso de deshumanización de las mujeres negras señala que no tienen género, tienen raza y las mujeres blancas no tienen raza, tienen género.

En capítulo final de “Desaprender para volver a ser” está dedicado a la obra de Yuliana Ortiz, quien nació en Limones, provincia de Esmeraldas en 1992; hace un recorrido por sus poemarios de “SOVOZ”, 2016; “Canciones desde el fin del mundo”, 2020; y “Cuadernos de posible retorno a Pangea”, 2021; y la novela “Fiebre de carnaval”, 2022.

“Acompaña el camino de la palabra de la escritura con la lectura de la obra de Yuliana Ortiz con un complejo entretejido de historias y experiencias en permanente reconstrucción de la memoria ancestral, la misma que entiende como un sitio de lucha”, expresó Vallejo.

El escritor ecuatoriano concluyó su presentación sobre la obra de Michael Handelsman indicando que es un trabajo crítico desarrollado con la lucidez de quien asume el desafío de lecturas otras para, desde el poder del lenguaje, enfrentar al lenguaje del poder y acompañarlas las obras de varios poetas, mujeres negras colombianas, del intelectual Juan Montaño y de la escritora Yuliana Ortiz. En este libro el aparato crítico de la academia es puesto en tensión, desde un proceso de desaprendizaje por parte del académico para no hablar sobre, sino con las voces afro que nos permiten asumir nuestra propia afrobetización como un lugar de lucha por libertad, a plenitud de nuestra colectiva reexistencia y volver a ser.

Tras agradecer a Ortiz, Vallejo y al público, Michael Handelsman confesó que no sabía qué decir tras los comentarios tan generoso. “Para mí, el libro es sobre mí mismo, mi propia aspiración a desaprender para volver a ser. Hace años un sociólogo peruano decía que ya es hora de dejar de ser lo que no somos. Eso, combinado con las enseñanzas del abuelo Zenón y de Juan García me invitaron a repensarme a mí mismo”.

A través de todas sus lecturas que ha tratado de comentar y ponderar en su libro, de una manera u otra es un cuestionamiento y una autocrítica de su propia imaginación, que es la imaginación de todos los blancos y blancos mestizos. El libro también gira o es impulsado por una pregunta que se hizo: qué significa pensar afro sin ser afro, la cual en su exposición la dio el carácter de condicional: qué significaría. “Es muy importante porque hablar en presente y daría la impresión de que de alguna forma u otra he logrado pensar afro y no es así”.

La pregunta que se planteó, dijo Handelsman lo llevó a un siguiente cuestionamiento: qué significaría ser blanco pensando desde/con lo afro “y básicamente este libro es un modesto testimonio de mi esfuerzo por responderme a ese pregunto, qué significa ser blanco pensando desde/con lo afro. Lo que he tratado de rescatar de mis propios vacíos internos de lo que yo había aprendido a través de mi vida es lo que Juan Montaño llama la biblioteca de los mayores.

“Uno de sus textos dice que los poderes coloniales no han logrado borrar, eliminar, silenciar la biblioteca de los mayores y ahí la recuperación de esas voces perdidas y silenciadas, y es una imagen para mí muy importante porque combina esa imagen del poema ‘Carbono 14’ de Antonio Preciado. Tiene en sus manos una calavera de un ancestro y él se da cuenta que ese ancestro está hablando, pero no se escucha la voz y él, como poeta, asume la responsabilidad de dar voz a esas palabras y en cierta forma, más adelante, en uno de los poemas de Yuliana, ella hace referencia al coro unísono. Todas esas voces de los mayores, de los ancestros, que están cantando juntos a través de los tiempos y las generaciones”.

Lo que ha tratado de hacer, refirió, es escuchar esas voces a través del libro, “pero lo curioso es que las voces que he escuchado en las obras de Juan Montaño, Juan García, Yuliana (Ortiz) y Antonio Preciado, me llevaron a otras voces, las voces de mi propio país”. Handelsman mencionó a varios personajes y al llegar a lo sucedido con George Floyd Jr. y el grito “no puedo respirar más” lo podemos escuchar a través de toda la diáspora, desde la llegada de los primeros esclavizados a las Américas.

Durante la presentación del libro, además del diálogo entre los escritores, el público intercambió opiniones con ellos e hizo preguntas. También hubo la oportunidad de adquirir un ejemplar de la obra.

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