El proyecto de vinculación con la comunidad “Derivas, memoria en movimiento”, recopila en un documental de 18 minutos el testimonio coral de quienes no solo viven, sino que enfrentan la movilidad migratoria. La proyección del audiovisual se hizo en la muestra de resultados presentada por las docentes Siomara España y Solange Rodríguez y el equipo que las acompañó en esta travesía compartida.
Al anunciar el audiovisual: «Derivas, arte en movimiento. El arte hacia una cultura de paz y derechos humanos», los estudiantes de Literatura Mell Hungría y Leandro Casanello, sus presentadores, leyeron una introducción elaborada por Siomara España y Solange Rodríguez, quienes citando el poema de la escritora cubana Carilda Oliver (“Cuando vino mi abuela trajo un poco de tierra española / cuando se fue mi madre llevó un poco de tierra cubana. /Yo no quiero tierras divididas, la quiero toda sobre mi tumba”) revelaron que durante varias semanas recorrieron junto con sus estudiantes territorios y compartieron experiencias con personas en situación de movilidad.
Ofrecieron talleres literarios para pensar la escritura y el derecho de narrar topografías ausentes a través de la memoria, la evocación y el diálogo. De esa experiencia viva, señalaron Hungría y Casanello quedaron como enseñanza “que la migración no es solamente desplazamiento, es una forma de existir entre la pérdida y la esperanza; migrar es dejar algo atrás y no saber si al volver lo encontrarás o no, es hablar con acento de ausencia, es recordar a gritos lo que apenas el cuerpo puede susurrar”.



Cada historia que conduce a un faro, a iluminarnos, nos hace reflexionar, cuestionarnos, abrazar los sueños compartidos, las esperanzas, la misma forma de amar (…). Estos ejercicios de escritura que compartimos con muchas de las personas en movilidad y migrantes fueron una excelente forma de reconstruir lo que cada uno soñamos. “Derivas” es el nombre del andar compartido, porque derivar es dejarse llevar, pero también resistir la corriente, es caminarse promesa de llegada, pero con la certeza de estar construyendo camino, en cada conversación, en cada texto escrito, donde se teje un puente entre el valor y la palabra.
En el texto introductorio del documental, las docentes recordaron las palabras de un estudiante en uno de los primeros talleres realizados: El mapa de mi vida no cabe en un solo país. No hay patria más honda que la memoria, recalcaron, detallando que el audiovisual es una recopilación de vivencias. “Esa memoria de la migración nos habla de la necesidad de pensar en hermanarnos, en vivir y habitar un mundo sin fronteras ni esquemas (…).
Entonces se dio paso al producto que visualmente documentó a “Derivas, memoria y movimiento”, un testimonio del poder transformador de la palabra y del trabajo comunitario, una cancelación de voces que se solidariza con el proceso migratorio para discutirlo y humanizarlo.
Coro Ánima y grupo Pa’lante con esperanza
Otra de las presentaciones que complementaron la jornada de presentación de resultados del proyecto de vinculación fue la del Coro Ánima, integrado por personas de la tercera edad, dirigido por la docente Yanella Duarte y acompañado para la ocasión por el también profesor UArtes, Arturo Parra, en el piano, y el estudiante Michael Rojas, en la guitarra, ambos de la Escuela de Artes Sonoras.



“Vamos a escuchar un viaje sonoro a través de diversas regiones de América”, dijeron los presentadores al anunciar al Coro Ánima, que en su repertorio compartió los temas: “Todo cambia”, compuesta por el chileno Julio Numhauser e interpretada por Mercedes Sosa; “Violencia”, del compositor colombiano José Barros y popularizada por Gabriel Romero: y “Moliendo café”, del venezolano José Manzo Perroni y grabada por varios artistas.
La primera de las dos jornadas del proyecto “Derivas, memoria en movimiento” concluyó con la presentación del grupo Pa’lante con esperanza, dirigido por Nancy Murillo. Como preámbulo, Mell Hungría y Leandro Cassanello indicaron que la música es un lenguaje universal que trasciende las barreras lingüísticas y culturales, permitiendo expresar emociones, memorias y experiencias compartidas que ayudan a reconstruir y reconfigurar identidades.
“En este sentido, la práctica musical colectiva: cantar y bailar, se convierte en un espacio de mestizaje cultural que plantea nuevos imaginarios y nos sentimos parte de un todo sonoro. Al momento de escuchar joropos, tangos, pasillos, marineras, albazos, ballenatos y zambas, nos volvemos un poco venezolanos, argentinos, ecuatorianos, peruanos, brasileños; un solo corazón que se emociona y una sola voz que corea”, refirieron alternadamente.
Hungría agregó que “el baile en la cultura es una manifestación profundamente ligada a raíces, sentimientos, ideologías y nación, porque encarna la historia viva de nuestros pueblos y la mezcla de sus herencias indígenas, africanas y europeas. Cada danza tradicional, como la cumbia, el vallenato, el mapalé, el bambuco, el sanjuanito, la bomba, entre otros, refleja no solo un estilo musical y coreográfico, sino también las experiencias de desplazamiento, la construcción de identidad y las formas de vida de las comunidades que las originaron.


Cassanello habló de la génesis y trayectoria de Pa’lante con esperanza. “Es un grupo empírico artístico de mujeres migrantes y refugiadas de Colombia y Venezuela que encontraron en el baile una herramienta de empoderamiento, expresión cultural y sanación. Nació en el corazón de una comunidad migrante en Ecuador y en su propuesta fusiona ritmos tradicionales, como la cumbia, el joropo y la salsa, con expresiones urbanas y contemporáneas, creando un lenguaje propio que trasciende fronteras”.
Cada integrante es una historia de coraje: mujeres que han enfrentado el desarraigo, la violencia, la discriminación y la pobreza, pero que han decidido transformar el dolor en arte y resistencia, añadió Mell Hungría. “Además de ser bailarinas, son madres, cuidadoras, emprendedoras y líderes comunitarias. Muchas gestionan pequeños negocios de gastronomía, costura o artesanías, construyendo redes de apoyo para otras mujeres en situación de vulnerabilidad”.
Concluyeron que el grupo no solo representa una propuesta cultural, sino también un proyecto de vida colectiva. A través de talleres, presentaciones en festivales y espacios comunitarios Pa’lante con esperanza promueve el respeto por la diversidad, la integración de los pueblos y la reivindicación de los derechos de las mujeres migrantes, siendo su lema: “Somos mujeres luchadoras que bailamos para sanar, para resistir, para vivir libres”.
Tras presentar una coreografía de varios temas latinoamericanos, el grupo concluyó su presentación bailando con el público presente en la Plaza Pública, con las docentes Siomara España y Solange Rodríguez, quienes lideraron el proyecto, y los estudiantes que integraron el equipo que las acompañó en la travesía.
Fotos: en portada y fotos siguientes la presentación del documental «Derivas, arte en movimiento. El arte hacia una cultura de paz y derechos humanos», y dos capturas de su contenido. Las otras imágenes corresponden a las presentaciones del Coro Ánima y del grupo de baile Pa’lante con esperanza; de este último posan sus integrantes junto a las docentes Siomara España y Solange Rodríguez, y María José Icaza, directora de Vinculación con la Comunidad.







