Las experiencias de los estudiantes que hicieron sus prácticas preprofesionales en el proyecto Escuelas de las Artes

Hicieron sus prácticas preprofesionales en el proyecto de vinculación con la sociedad Escuela de las Artes, en el que si bien se inscribieron como un requisito indispensable previo a su titulación, estudiantes de diferentes carreras y semestres de la UArtes que tomaron parte coinciden en que la experiencia superó cualquier expectativa de cumplimiento.

Fueron 123 estudiantes, aproximadamente, quienes en este 2025 se sumaron al proyecto, informó Fanny Saltos, analista de la jefatura de Prácticas Preprofesionales, quien animó a cinco de los alumnos participantes a compartir testimonios y experiencias con InfoUArtes.

Vanessa Vásquez Zúñiga, de la carrera de Creación Teatral, colaboró en el taller “Espejos de vida”, que estuvo a cargo del alumni César Galarza. A su experiencia la describe como significativa, pues le permitió involucrarse, conocer de cerca la labor de los talleristas y las habilidades artísticas de sus compañeros practicantes, importante para su proceso académico.

“Al inicio del taller, como es normal, me sentía un poco nerviosa y asustada, porque nunca había estado en uno que involucrara también cine y manejo de cámaras. No era algo habitual en mí y tampoco tenía experiencia de cómo tratar con personas adultas mayores. En las siguientes sesiones le emocionó la entrega de los participantes a las actividades propuestas, de cómo se iban quitando prejuicios y comenzaban a relatar sus historias a través de las consignas, permitiéndoles crear un personaje como reflejo de su vida. “Trabajar con sus historias tuvo momentos de subida y bajada; sus palabras y vivencias eran muy potentes, tanto que sobresalían del papel”.

Aprendiendo sobre la marcha

Para lograr las grabaciones y de que se vean frente a una cámara, Vanessa Vásquez señala los ejercicios actorales, individuales y en pareja que hicieron antes, a fin de explorar la capacidad de improvisar y detectar las diferencias entre la técnica actoral para teatro y para cine. “Notamos que la actuación para cámara es mucho más detallada y contenida, y que existen distintos planos y ángulos que se deben tomar en cuenta al momento de grabar. A partir de esto, la siguiente actividad fue una experiencia muy retadora tanto para los participantes como para los practicantes: recoger todo lo aprendido y plasmarlo en un monólogo”.

De la experiencia del rodaje destacó que pese desconocer de cámaras, ya fuera actuando o dirigiendo, resultó gratificante por el compromiso de las participantes al aprenderse el texto, repasarlo y, sobre todo, vivenciarlo, porque finalmente se construyó acerca de sus vidas. “Al momento de grabar, los nervios estaban presentes tanto en las participantes como en mí y en mi compañera practicante, especialmente al dirigirlas de una manera abierta para que ellas, al asumir el rol de actrices, pudieran resolverlo de la forma más natural posible. Aun así, el resultado de este proceso fue totalmente hermoso”, dijo Vanessa Vásquez, quien destacó la experiencia ganada en lo personal y profesional. “Fue gratificante haber vivenciado un proceso tan lindo, vinculado a la comunidad y a las artes”.

Llevar a la práctica lo aprendido

Quel Galarza Sánchez, estudiante de Literatura, manifestó que trabajar con el proyecto de Escuelas de las Artes le dio la oportunidad de poner en práctica lo aprendido en las aulas, así como obtener un aprendizaje nuevo, que no se puede lograr desde la teoría. “Espacios como estos son necesarios, pues el arte y la literatura se refuerzan del intercambio de emociones y saberes. Ser parte de este grupo me recordó que el arte es un modo de conocer, de sentir, y de descubrir el mundo”.

Presencia en dos talleres

Oscar Adrián Vega Camacho, de la carrera de Cine, comenta que en el proyecto de vínculo Escuela de las Artes participó en dos talleres: “Espejos de vida”, estaba centrado en adultos mayores, pero se llevó la sorpresa de que no todos lo eran. Los imaginó con cabello canoso, bastón y poca motricidad. Pensé ‘será difícil enseñarles’, pero me topé con personas llenas de vitalidad, cálidas y muy hábiles. Comenzamos de menos a más. Haciendo ejercicios de escribir historias, acceder a la memoria emocional y delimitar personajes”.

Le correspondió trabajar con don Napoleón, quien “muy extrovertido y dispuesto a todo me enseñó mucho a mí. Mientras trabajamos en su personaje, ‘La Fiera’, el proceso se reflejó en mí. Su personaje estaba en una transición: aceptando una nueva etapa de vida en la que ya no tiene el físico de antes, pero que no es un cierre a sus aventuras. Ya no puede cargar tanques de oxígeno ni soldar barcos ni perderse en medio de la nada y, menos, comer sin pensar en la indigestión; sin embargo, ganó experiencia y sabiduría. Su fuerza pasó a ser ingenio y la agilidad se convirtió en empatía. Aprendí que la juventud acaba, pero la vida no”.

El segundo taller fue “Écrans de cinema”, que se centró en jóvenes y las herramientas del cómic para narrar historias. “Hicimos un storyboard con los participantes. Típico viaje del héroe, pero acortado. Sucedió algo distinto. Los chicos me cayeron bien desde el inicio, pero muchas de sus ideas se me hicieron raras y sin sentido. Pasaron las sesiones  y entendí que sus ideas nacían de algo personal, no era tan explícito que grita ‘yo lo viví’, pero sí reflejaban sus experiencias y deseos”, dijo y señaló como irónico sentir rechazo por las ideas en las primeras sesiones para después entenderlas y que tuvieran sentido para él. “Así deben sentir los profesores al leer mis guiones”.

Mayor desarrollo como artista

Jeremi Calderón Mera, de la carrera de Producción Musical, subrayó que tener, durante los talleres de la Escuela de las Artes, un punto de conexión con personas de ciertas comunidades ajenas al arte logró en ella un mayor desarrollo como artista. “Transmitir el arte de forma eficaz ha sido un reto y, a la vez, una maravillosa experiencia donde el aprendizaje horizontal y una ecología de saberes ha sido clave para un entorno de sana convivencia”.

Explicó que, en su caso, durante el taller sobre instrumentos ancestrales pudo conocer y dar a conocer a los participantes nuestra historia. Hubo un intercambio de saberes con los participantes y el hecho de crear un espacio donde el arte y los saberes ancestrales se pudieran juntar de forma espontánea fue parece realmente enriquecedor”.

Aprendizaje de ida y vuelta

Jhon Loor, alumno de la carrera Artes Musicales y Sonoras, sostuvo que participar en el proyecto fue enriquecedor y de mucho aprendizaje. Él pudo compartir sobre su arte y también aprender de cada participante”. Tuvo a su cargo, por primera vez, la dirección de un coro de adulto mayores “y sentir el calor humano de madres que pasan por situaciones difíciles me permitió ver lo importante que es brindarle un poco de alegría a través de la música, lo vivos que pueden sentirse expresando su arte y lo agradecidos que han sido por permitirles aprender que el arte puede ser un escape para ellos”.

Fotos: Jefatura de Prácticas Preprofesionales UArtes.

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