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“La piel del tiempo”, poemario de Michael Josué Santana

Licenciado en Artes Literarias, de la cohorte que el 12 de diciembre de 2020 tuvo su graduación virtual, Michael Josué Santana Maldonado da detalles de la tesis con la cual obtuvo el título en la Universidad de las Artes y cuyo documento reposa en la Secretaría Académica.

La piel del tiempo es un poemario escrito a partir de la mirada expandida de la realidad que permite la danza de contacto improvisación, es decir, la aplicación de ciertos principios de tal práctica a la escritura poética. Un proceso de experimentación sensible donde dos organismos vivos: el cuerpo que danza y el cuerpo del lenguaje se construyen e interpelan mutuamente. Podría decirse que es, ante todo, una búsqueda poética hacia la celebración de la cosmo-existencia del ser: ancestralidad mineral, vegetal, animal y humana que se reconoce en movimiento, en un desplazamiento espiral que crea sentido en el mundo porque continúa el impulso primordial, que reconoce que la soledad es una ilusión del tiempo cronológico, y que detrás de ella, el aliento vital nos atraviesa; se esconde al universo mismo en nuestro cuerpo.

Aquí el Jam ha habilitado la búsqueda de un cuerpo y una voz perdida en el entramado de las ilusiones de lo que llaman mundo, en un intento de liberar al deseo de la cárcel de la luz, al cuerpo del logos. Y reescribir el cuerpo. La piel del tiempo, la danza y la poesía buscan un cuerpo y una voz perdida en la memoria, el entramado de las formas o ilusiones que construyen lo que llaman mundo, es decir, un mundo perdido. Nos quitan el velo que recubre este órgano/cuerpo para sentir el tiempo como la primera vez, emancipados de la mirada del poder.

Exorcizan la memoria, pues tocan la llaga y, al hacerlo, la expanden preparando el terreno para que se renueve la cosecha. Sueñan con la potencia de un singular corazón desconocido que habla según su miedo primordial. Buscan un cuerpo y una voz silvestres, un testimonio del tránsito por el mar del sentimiento, por el origen de este temblor que es voluntad de ser. Liberan al cuerpo y a la lengua, permiten que se expresen, en su singularidad, las fuerzas vitales por encima de la forma, emancipando al deseo. La piel del tiempo es un texto nacido, nutrido y desarrollado a través de dos modos expresivos: la poesía y la danza, donde el cuerpo se encuentra entre complementarios: la quietud y el movimiento, el signo y la carne, lo individual y lo colectivo, la ciudad y el campo, la vida y la muerte, la memoria y el olvido, lo real y lo imaginario, la ciencia y la magia, la escritura y la danza.

Justamente, el impulso escritural de este texto ocurrió cuando me involucré en la práctica de danza de Contacto Improvisación (CI). Modalidad de danza que surge en 1972 en Estados Unidos de la mano de Steve Paxton, en el marco de los movimientos contraculturales, y se perfiló como una forma expresiva no solo novedosa, sino como un vehículo de una nueva experiencia de mundo, regida por ideales igualitarios y democráticos, es decir, una crítica a la configuración del mundo contemporáneo  El CI se lleva a cabo en un encuentro llamado Jam, en el que se puede improvisar libremente con varias personas que no necesariamente deben ser bailarines, pero sí conocer los principios prácticos del CI de autocuidado y cuidado del otro para lo que es fundamental desarrollar distintos tipos de escucha. Se trata de una forma de danza entre dos o más bailarines, en la que los mismos improvisan movimientos a partir del contacto de distintas zonas del cuerpo, explorando de manera conjunta el modo en que los cuerpos resultan afectados por fuerzas físicas como la gravedad, el momentum y la inercia en intercambios de peso –totales o parciales– y sus resultantes en caídas, roladas, choques y desplazamientos en el espacio. La práctica realiza una crítica en tres frentes. Perceptual: rechaza la centralidad de los ojos en la cultura y le otorga a la piel el papel de órgano estructurante de la vivencia corporal. Filosófica: cuestiona la soberanía y autosuficiencia del sujeto, y propone una experiencia de inestabilidad y desequilibrio; de equilibrio compartido. Política: se contrapone a los modos de relación basados en la jerarquía la manipulación y la dominación, y propone modos alternativos de relación con la naturaleza y los otros.

En su tesis, Michael Josué Santana explica que en un primer momento, para la creación del poemario La piel del tiempo, partió de la experiencia del cuerpo urbano en su desgarro existencial, apuesta de la desesperación y del dolor, un cuerpo que no encuentra más que caos, absurdo y sufrimiento, tal como lo plantea Artaud. En un segundo momento, agrega, re-semantizar la relación de este cuerpo con su entorno, tejer una conexión en consonancia con la cosmovisión andina hacia una cosmo-existencia de celebración y gratitud al ser y a los otros: a la naturaleza de la que el cuerpo es inseparable, es decir, darle un sentido a la carne, su sentido espiritual, soñar otro mundo desde las entrañas de la manada cósmica.

Los referentes que ayudaron a la construcción de esta obra, anota, pertenecen tanto al campo de la literatura como al de las artes escénicas.

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