El artista visual ecuatoriano Juan Caguana, docente de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de las Artes, inauguró el pasado 21 de noviembre la muestra “La superficie de lo imprevisible”, en la galería Casa del Barrio donde permanecerá hasta este 21 de diciembre. Su propuesta tiene como protagonista a la ciudad, sus representaciones e imágenes características que avistan épocas pasadas y transformaciones urbanas.
Así lo detalla Lupe Álvarez en el texto de sala que, junto a las obras, se encuentra en el espacio expositivo. De lo escrito por la también docente UArtes corresponde lo siguiente: “La superficie de lo imprevisible” de Juan Caguana (Guayas, 1984) nos enfrenta desde una estética intermedial, a una problemática emergente en la cultura contemporánea: el impacto de la inteligencia artificial generativa en el proceso de creación. El cuerpo de obras recogido en la muestra apunta a ahondar en las implicaciones simbólicas que pueden encontrarse en la intersección entre el acto creador tal y como se presenta en la tradición de la pintura y la producción de imágenes por medio de algoritmos provenientes de las IA.
Como en muchas de las propuestas de Caguana, la serie tiene como protagonista a la ciudad, sus representaciones e imágenes características que avistan épocas pasadas y transformaciones urbanas; una memoria cambiante cifrada en realidades superpuestas y continuas agresiones sobre cualquier imaginario edulcorado que abunda en las narrativas oficiales. El artista se apropia de la potencia visual de fotografías antiguas y las interviene aprovechando la capacidad especulativa de las IA. El resultado es una superficie inquietante donde confluyen efectos pictóricos como el dripping o el tono gráfico del stencil, con la generación algorítmica que produce un tejido visual indiferenciado.

Las mixturas resultantes resguardan los efectos luminosos que han caracterizado a buena parte de la obra de este artista, impulsando una suerte de fantasmagoría que activa lo que late en esas imágenes y las colma de sugerentes experiencias. A nivel plástico parecen degradadas y algunas recuerdan las maneras de resignificar lo existente que animaron el décollage. Lo que percibimos aquí, parece romper la linealidad del tiempo. El pasado se diluye, pero no se avizora ni pizca de futuro posible.
“La ciudad es tan real como las narrativas y ficciones que la rodean” nos dice Caguana y con esta afirmación poética nos acerca a la dimensión que tienen estas obras y a las preguntas inminentes que de ellas se desprenden. ¿En tiempos donde la hiperrealidad ha transformado nuestras pretensiones de objetividad, podemos distinguir alguna verdad? ¿Hasta dónde podemos alimentar las facultades heurísticas del acto creativo si las herramientas que se nos proveen ya hablan de inteligencias emocionales e indistinción entre lo artificial y lo natural en un mundo cyborg? Será posible lo que nos ha anunciado Marvin Minsky: “Las máquinas podrán hacer todo lo que hagan las personas, porque las personas sólo son máquinas”.
Es un hecho que estamos profundamente integrados a las máquinas y las imágenes que ellas producen son tan atributivas de la verdad como las que se dan directamente a nuestra experiencia. Las ramificaciones de esta evidencia probablemente no podamos ni imaginarlas y ya hay un amplio recorrido científico especulativo y estético, que nos asoma a ese pozo insondable. Quizás las obras Caguana que nos rodean hoy, trasuntan espontáneamente dos claves: horizonte y colapso. La primera nos lanza a la infinitud sin límite aparente; la segunda al colapso indudable de formas de ver y entender el mundo.
Trayectoria artística y académica
Acerca de la trayectoria artística y académica de Juan Caguana (Guayaquil, 1984), él revela que su práctica se articula en torno a la investigación y resignificación de los códigos visuales que configuran el imaginario local. A través de un enfoque interdisciplinario, su obra se nutre de un archivo conceptual compuesto por narrativas, paisajes y símbolos que dialogan con la identidad cultural de mi entorno. Este proceso se centra en la construcción de una poética visual que cuestiona las dicotomías entre lo personal y lo colectivo, lo histórico y lo contemporáneo, situando a la pintura como un medio expandido que conecta la materialidad del arte con las dinámicas socioculturales.

Con más de quince años de trayectoria, Juan Caguana explora con su trabajo la capacidad del arte para resignificar lo cotidiano y desestabilizar las nociones tradicionales de representación. En este sentido, su práctica trasciende los límites formales del medio pictórico para integrar lenguajes y procesos provenientes de otras disciplinas, como la cerámica y los nuevos medios. A través de la materialidad, el color y la textura genera un espacio crítico donde se tensionan tradiciones y estéticas contemporáneas, fomentando una reflexión sobre los procesos de transformación cultural en un contexto globalizado.
En la actualidad, sus intereses se centran en la especulación crítica sobre las posibilidades del lenguaje pictórico y la cerámica como medios discursivos. Busca abordar las intersecciones entre prácticas artesanales, memoria cultural y discurso contemporáneo, cuestionando cómo los artefactos visuales configuran y desafían percepciones de identidad y pertenencia. Su obra aspira a generar un territorio de encuentro donde lo simbólico y lo tangible convergen para proponer nuevas lecturas sobre el lugar y el tiempo que habitamos.
El artista tiene estudios en Tecnología en Artes Visuales, Mención Medios Digitales (Instituto Superior de Artes del Ecuador, ITAE); una licenciatura en Artes Plásticas, Mención Pintura (Universidad de Especialidades Espíritu Santo, UEES); y una maestría en Estudios del Arte (Universidad de Cuenca).
Su obra ha sido reconocida en numerosos certámenes de arte a nivel nacional e internacional. Entre otros destacan: primer lugar en el Salón de Noviembre, Azogues (2020); primer lugar en el Salón de Octubre, Guayaquil (2019); primer lugar en el Salón Nacional de la Acuarela, Guayaquil (2018); y premio único Manuel Rendón Seminario, otorgado por el Ministerio de Cultura en Quito (2009).
A lo largo de su carrera ha presentado exposiciones individuales y colectivas que reflejan su compromiso con el arte como un medio de diálogo y reflexión. Entre las más relevantes: la individual titulada “NOMíNIMO: Hombres diferentes y animales extraños” (2014, Samborondón, Ecuador) y, de manera colectiva, “Ocaso de la naturaleza” (2018, Casa de la Cultura, Cuenca, Ecuador) y “El extraño caso del ITAE” (2011, Lima, Perú).
La exposición “La superficie de lo imprevisible” de Juan Caguana se puede visitar de martes a sábado, de 15:00 a 19:00. La dirección de la galería Casa del Barrio es calle La Moderna 5-6, vía a Samborondón.
Texto: colaboración de Lorena Falconí, gestora, consultora y asesora cultural.
Fotos: Ricardo Bohórquez y galería Casa del Barrio. Las imágenes corresponden a las obras que forman parte de “La superficie de lo imprevisible”; consta también el artista siendo entrevistado por un medio de comunicación local.







