En la XVII edición de la Bienal de Cuenca 2025, titulada “The Game: Una Bienal de Bienales”, el reconocido artista Ilich Castillo, docente de la Universidad de las Artes, obtuvo una Mención de Honor por “A un kilómetro otro horizonte”, obra que propone una mirada retrospectiva sobre el canon literario ecuatoriano y sus exclusiones a partir de la figura imaginaria de un espacio doméstico.
Así lo señalan las primeras líneas de la descripción que Ilich Castillo hizo de la obra y que envió al filósofo y curador español Fernando Castro Flórez, uno de los 17 curadores internacionales que la Bienal de Cuenca convocó. Y es que, para la edición de este año que tuvo lugar en la capital azuaya en octubre pasado, el relevante espacio para el arte contemporáneo en América Latina involucró al número de curadores anotado y a 53 artistas, entre ellos 23 ecuatorianos seleccionados mediante convocatoria pública.
Cada curador hizo una micro curaduría compuesta por tres artistas. Uno en representación del país y dos a discreción de cada curador, anota Castillo, quien había trabajado con Fernando Castro Flórez en la edición del 2011 de la Bienal de Cuenca. Agregó que él le pidió volver a trabajar en conjunto y es así cómo tomó parte en “The Game: Una Bienal de Bienales” junto con Mateo Maté (también de España) y Regina José Galindo (artista de performance de Guatemala), ambos de amplia trayectoria.

Los tres formaron el equipo de Castro Flórez, quien desarrolló el texto y trabajo curatorial de las obras. Ilich Castillo indica que tras enviar su propuesta al curador empezó a recibir la retroalimentación y una vez aprobaba acordaron el resto del trabajo en base a la curaduría que él estaba proyectando.
“A un kilómetro otro horizonte” es un proyecto de investigación de Ilich Castillo, inscrito en la Universidad de las Artes. En algunos casos, la Bienal de Cuenca produce la obra, es decir, inyecta los fondos para esa producción, lo cual fue una de las razones que lo motivó, revela el artista guayaquileño para quien la del 2025 fue su cuarta participación.
En la descripción de la obra de Ilich Castillo también se lee que es una “instalación que recrea el posible habitáculo de Hugo Mayo o de su personaje Nino Amanolik, como si uno de ellos, en un gesto lúdico y melancólico, dispusiera los rastros de una biblioteca nacional”.
El artista y académico explica que su proyecto de investigación, que tiene un poco más de tres años, gira en torno a este escritor ecuatoriano (Hugo Mayo) que prácticamente pasó desapercibido de su época, debido a varias diferencias ideológicas que estaban inscritas para entonces. Este poeta manabita se instaló muy tempranamente en Guayaquil y era una figura extraña en el contexto ecuatoriano de la literatura de los años 20 y 30, y de ahí en adelante.

“Hugo Mayo tenía unas afinidades hacia la vanguardia. Fue un escritor que muy tempranamente fue cuestionado en Ecuador”, manifiesta Ilich Castillo y añade: Después de 1922, cuando se dio la masacre obrera del 15 de noviembre, empezó a existir una efervescencia hacia los pensamientos, más de lo que suponía el realismo social en Ecuador; pensamientos que apostaban a que los artistas no debían estar concentrados o ensimismados en formalidades o en cuestiones que, de repente, no conectaban con el espíritu del proletario. Fue una época muy convulsa donde se cooptó prácticamente el pensamiento de diferencia alrededor de las prácticas artísticas. Entonces, era muy común, por ejemplo, que Gallegos Lara, quien fue uno de los más críticos con respecto al pensamiento de vanguardia, se dedicara a cuestionar a muchos de estos escritores”.
Agrega que Hugo Mayo fue uno de ellos, al igual que Pablo Palacio y otros autores que fueron criticados y prácticamente llevados al insilio. Ilich Castillo expone que se centró en el personaje de su estudio por varias razones: “Recuperaba una especie de conexión o de sensibilidad con lo que suponía el espíritu de la época. Mi propuesta se llama ‘A un kilómetro otro horizonte’ porque para mí había una reducción entre lo que llamamos el horizonte como el espíritu de la vanguardia o idea de algo que está más allá”.
Obviamente, es más o menos como un proyecto utópico, como el que tenían las vanguardias, y esta otra literatura local que apostaba más hacia la horizontalidad, es decir, hacia la idea de que tenía que existir una especie de democratización, de que tenía que existir un proyecto social más amplio, señala el artista.
Lo que presentó en la Bienal de Cuenca 2025, obteniendo la Mención de Honor, es la primera fase del proyecto, en cuya investigación continuará. «En años recientes he empezado una arqueología muy personal de autores locales conectados con aquel espíritu vanguardista. Consecuentemente aquella apuesta ideoestética terminó llevándoles al insilio», anota y explica que después de la pandemia por COVID-19 la idea de futuro se hizo muy palpable para muchos y que, aunque evidentemente el futuro siempre ha sido como un horizonte muy distante, la idea de futuro se volvió cada vez más activa, vigente y visible después de la pandemia. “Cuando el futuro fue incluso tan crítico, apocalíptico e inmediato, de alguna manera se parecía mucho a la realidad de la ciencia ficción y en lo personal me supuso una inflexión de mi obra, porque desde ese momento empecé a investigar un poco sobre la vanguardia en Ecuador como el futurismo”.

Al encontrar que prácticamente las vanguardias no existieron en las artes visuales con tanta visibilidad, como –por ejemplo– sí tuvieron en la literatura, empezó a trabajar con autores como Hugo Mayo, subraya Ilich Castillo y lo comenta porque cuando empezó esta investigación halló un autor hablando del futuro y que fue el pretexto de la exposición individual de julio pasado (en el Museo Municipal de Guayaquil, titulada “Pródromo”): Simón Rodríguez. “En ese caso, a partir del libro ‘Sociedades americanas en 1828, Cómo serán y cómo podrían ser en siglos venideros'». Para mí, al menos, son como pretextos que se conectan en términos de posibilidades y proyecciones de horizontes que todavía no necesitan verificarse, pero que tienen que ver un poco con esa idea de adelantarse y proyectarse a una época que le toca a cada quien”.
Trayectoria artística
Ilich Castillo organiza, recopila o ubica anomalías en diversos sistemas que parecen poseer ciertos patrones de comportamiento o lógicas internas inciertas. En estos ejercicios de observación, el artista plantea la posibilidad de pensar lo accidental como una vía de escape para acceder a una percepción subyacente de nuestra experiencia con el mundo.
Ha realizado exhibiciones individuales en el Centro de Arte Contemporáneo CAC, Quito- IN- Arte Contemporáneo, Cuenca- Ecuador; Fundación Odeón, Bogotá-Colombia, Demolden Video Project, Santander- España. Ha participado en numerosas muestras colectivas en lugares como MAZ Zapopán, Jalisco- México, MAC, Santiago- Chile, MARCO, Vigo- España, CIFO Art Space, Miami- E.U., Lugar a Dudas, Cali- Colombia, Telefónica, Lima- Perú, La Casa Encendida, Madrid- España, entre otros.
También ha representado al Ecuador en las siguientes bienales y festivales internacionales: Bienal de la Imagen en Movimiento (BIM), Buenos Aires (2011-2014); 15th Edition Festival des Cinémas Différents et Expérimentaux de Paris, Collectif Jeune Cinema, París; 8º Festival “Jornadas de Reapropiación”, México D.F. (2012); Bienal Internacional de Cuenca (2004, 2011, 2018, 2025); Bienal de VideoArte, Banco Interamericano de Desarrollo BID, Washington D.C. (2010).
Entre sus distinciones se incluyen: Programa de Becas y Comisiones CIFO- Cisneros Fontanals Art Foundation. Miami, Florida (2017); Primer Premio, Salón Fundación El Comercio, Quito (2007); Primer Premio, 49 Salón de Julio, Museo Municipal de Guayaquil (2005); Premio París, (con LaLimpia), 8va. Bienal Internacional de Arte, Cuenca (2004).
Texto: Carmen Cortez/Dircom, con la colaboración del artista y docente Ilich Castillo, quien extiende agradecimientos especiales a Ángel Emilio Hidalgo, Lupe Álvarez, Harry Merchán, Kevin Alarcón, Ericka Rodríguez, Stiv Berrones, Ailyn Wong y Daniel Salazar. Fotos: Harry Merchán y Marlon Piguave.







