Como una celebración milenaria de las comunidades indígenas tsáchilas, que pasó de reunión familiar a comunitaria y se realiza justo en el equinoccio invernal –en el mes de abril, cuando la cosecha es mayor–, señala Janikch Paz Castillo a la Fiesta del Kasama, la cual lo inspiró para proponerlo como tesis de grado, cuya sustentación hizo mediante videoconferencia el 6 de abril. A su trabajo final el estudiante de la Escuela de Artes Sonoras lo tituló “Tradición innovación musical en la Fiesta del Kasama”,
Comenta que pese a vivir en Santo Domingo de los Tsáchilas muy poco conocía de la Fiesta del Kasama, que considera un rito propiciatorio porque permite que diferentes familias preparen comida y bebida para que, asimismo, diferentes comunidades se reúnan y puedan juntos no solo recordar sus tradiciones, sino transmitirlas a los más jóvenes.
El Kasama se prolonga aproximadamente una semana “y si pudiéramos desarrollar un programa podríamos decir que se inicia primero con la participación de las familias que están encargadas de preparar todo el evento: la chicha, que es la bebida típica, y la comida. También entran en juego los shamanes porque son quienes en todo el tiempo de preparación salen a recolectar diferentes plantas para las varias bebidas dentro de los rituales que se realizan antes y durante”.
Lo escogió como trabajo final, reitera, porque es algo que no comprendía. «No fue algo que visualizara o vinculara. Con el paso del tiempo y estando en la Universidad de las Artes hallé interés por nuestras propias raíces. Me llamó mucho la atención el concepto musical que se quería transmitir en la Fiesta del Kasama”.
Janikch Paz explica que la tradición es un circuito que está constantemente en innovación por quienes son parte de este grupo. “Aunque el Kasama ya tiene muchísimo tiempo y es una fiesta milenaria de muchos siglos, en la actualidad hay diferentes formas en que se vehicula, sea por la participación de elementos diferentes, que pueden ser musicales distintos –como instrumentos electrónicos o de símbolos–, que no son los propios, pero que han sufrido una alteración por las nuevas generaciones. El estudio de esta tesis me permitió vehicular cómo el circuito de la tradición tsáchila ha estado en constante reinvención por la innovación que ha existido en la comunidad, presente en el contexto histórico; desde que los tsáchilas tuvieron en el siglo XX contacto con los colonizadores que habitaron tierras cercanas a Santo Domingo hubo transmisión de saberes”.

El ahora egresado en la carrera de Artes Musicales y Sonoras revela que tuvo la oportunidad de trabajar con la comunidad Chigüilpe, una de las más cercanas Santo Domingo –son siete las comunidades en total– que cuenta con un complejo turístico llamado Mushily, el cual permite el ingreso al lugar y sus tradiciones. Allí, con un recorrido, se dan a conocer sus diferentes simbolismos, a sus shamanes y su museo. “De todas las materias que vi en la UArtes la de Orquesta de Instrumentos Ancestrales que dicta el maestro Schubert Ganchoso me llevó a entender la importancia de la enseñanza musical para la supervivencia étnica y de cómo las comunidades sobreviven étnicamente por su tradición”.
Actualmente existen métodos europeos de enseñanza, refiere Janikch Paz, los cuales también se dan dentro de las comunidades, pero sin que se hayan institucionalizado. La música –en este caso con los tsáchilas– está inmersa totalmente en el control de la comunidad. “El shaman, quien es su líder o guía, es músico y la música como tal está presente en la ritualidad, en las celebraciones, en la enseñanza. Es un puente de supervivencia étnico que circula entre la tradición y la innovación”.
El contacto con los tsáchilas, agrega, lo empezó a tener en agosto del 2019. “Les presenté mi proyecto e interesó; les hablé de la importancia de poderlo vehicular para dar a conocer la tradición tsáchila y de cómo la innovación ha estado presente en su supervivencia étcnica. Janikch Paz revela, por ejemplo, que hacen uso de instrumentos tradicionales de otras comunidades del Ecuador, como la marimba, también presente en Esmeraldas y Otavalo.
De esa forma empezaron a trabajar, sostiene y añade que dos tsáchilas, Sayama y Na’hta Calazacón, vinieron a Guayaquil y ofrecieron en la UArtes una presentación artística.







