Como a todos, en el país y el mundo, la pandemia por COVID-19 afectó de tal manera a Damián Alejandro Rosero Cazar, hoy licenciado en Artes Musicales y Sonoras, que estuvo a punto de retirarse de su preparación académica estando ya en los últimos peldaños: entregar y sustentar su tesis de grado.
Comenta que no podía avanzar tan rápidamente como hubiera querido y tuvo muchos retrasos, mas contó con el apoyo y soporte de su tutor, el docente Rafael Guzmán, y del director de la Escuela de Artes Sonoras, Andrey Astaiza. “Y finalmente no pude más que hacer justicia a la confianza en mí depositida y el proyecto salió adelante”.
A su proyecto lo título «Composición basada en la serie La Edad de la Ira de Oswaldo Guayasamín” y consiste en componer música basándose en la obra del connotado pintor ecuatoriano. “Lo propuse porque siempre he tenido un interés en lo visual”, anota, no obstante, reconoce que fue a través de su padre que supo de su trabajo, pues él tenía una pintura llamada El violinista y” me llamó la atención su carácter expresivo; cuando indagué más al respecto, me llamó la atención su estética, me parecía que las imágenes eran desconcertantes y viscerales y brindaba la posibilidad de un gran marco de exploración”.
Desarrollo la propuesta de trabajo final le tomó seis meses, tiempo en que realizó entrevistas, tanto a la Fundación Guayasamín, como a los pintores que han estudiado la obra del también escultor, grafista y muralista. Igualmente indagó a los compositores que han trabajado música basada en su pintura. “Toda la producción, de principio a fin, tanto la composición como la grabación de audio y video, la hice enteramente yo”, refiere.

En la sustentación ante el jurado de tesis, Damián Rosero indica que recibió aportes del maestro David de los Reyes, quien le mencionó si en una puesta en vivo había pensado en la posibilidad de incluir un elemento perfomático desde la danza, ya que para él las piezas musicales brindaban esa posibilidad. “Me pareció interesante y claro que me gustaría incorporarlo”.
Y debido a que uno de los compositores que entrevistó dijo que lo importante de las obras era que puedan sostener solas, incluso sin el contexto de las pinturas, “mi tutor me preguntó si yo creía que mis obras se sostenían sin el apoyo de las pinturas, fue una interrogante difícil, ya que uno puede caer en el ego de decir que sí, cuando no somos quienes podemos determinar eso, sino el público. Le respondí, sin embargo, que yo creía que sí, ya que finalmente las piezas todas tenían su propio desarrollo e identidad y, tal vez, eso apuntaba a que se sostenían por sí mismas”.







