“Hacia un cuerpo que raya el espacio”. Es el título que Otti Palma, estudiante de la Escuela de Artes Escénicas, dio al taller de teatro que dictó en Monte Sinaí junto a Miguel Soria, dentro del proyecto de vinculación con la comunidad “Bibliotricimoteca”, que dirige el docente Marcelo Leyton.
Palma y Soria cursan el séptimo semestre de la carrera de Creación Teatral y coincidieron en que la experiencia fue enriquecedora y que les permitió reafirmar los procesos académicos recibidos y las experiencias que han ido obteniendo dentro y fuera de la UArtes. “Me permitió para darme cuenta de todo lo que había recogido y en la manera en cómo lo usé”, refirió ella.
En el taller se inscribieron niños y niñas de entre los 8 y 12 años e incluso adolescentes. “El grupo bastante diverso, tanto que al inicio decidimos dividirlo debido a que las edades eran diferenciadas, sin embargo, nos dimos cuenta también de que los niños pequeños fueron asumiendo el rol de los más grandes y volvimos a unirlos”.
Para el taller, Palma y Soria se plantearon trabajar con el cuerpo, conocer las diferencias de los cuerpos en sus contextos. “Trabajar con el cuerpo fue algo difícil porque como externos del espacio donde viven los participantes del taller, donde hay un contexto diferente al que vivimos, cada cuerpo se manifestó de diferente manera”.

Palma reveló que dieron mucha libertad al movimiento de trabajo, a los pensamientos y, sobre todo, a que sean los niños quienes lleven el taller. “Mi compañero y yo como talleristas llevábamos puntos claves a tocar dentro de la clase, pero en sí dimos mucha libertad a los niños”.
Como resultado, añadió, los niños, niñas y adolescentes se liberaron del miedo al error, “lo cual es lo que padece un cuerpo que va criando dentro de la sociedad. El final del taller la satisfizo porque, aunque sus estudiantes tenían nervios por la presentación, no manifestaron el miedo de fallar”.
En la presentación final hubo errores, pero no fueron visibles. “No se victimizaron en el error, sino que supieron solucionar. Allí estaba para mí esa libertad que buscaba dentro de ese espacio”.
A Palma el taller le dejó muchas emociones, confesó, así como un gran crecimiento personal, ya que le resultó complicado lidiar con las historias que los niños llevaban de sus casas. “A veces me herían esas historias que no son normales y que ellos contaban con tanta normalidad, como si la violencia que vivían fuera parte de su crecimiento”.
Foto: Vinculación con la Sociedad. En la imagen que abre esta nota consta Otti Palma con otros estudiantes UArtes, el docente Marcelo Leyton y un representante de Misión Alianza de Noruega en Ecuador.







