En Plan de Viernes, la comunidad de la Universidad de las Artes llegó hasta el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC) para recorrer la muestra “Hexis” de Gabriela Fabre (Guayaquil, 1984). A la entrada de la sala, la artista y docente UArtes nos esperaba con una actividad que, según reveló, ya la había puesto en práctica con otros visitantes, a fin de propiciar una interiorización enriquecedora.
Previamente, la artista pidió a Talento Humano UArtes –organizadora de esta iniciativa que permite a administrativos acercarse al arte que desarrollan docentes, estudiantes, alumni y graduados– que quienes acudieran al MAAC llevaran una hoja en blanco y un lápiz, necesarios para plasmar aquellas esculturas mobiliarias que había creado. No se requería saber dibujar, pero sí escuchar con atención su explicación sobre el significado de cada una de sus piezas y trasladarlas al papel, expresando lo que les transmitía.
Gabriela Fabre propició así una actividad interactiva que llevó a la experimentación, característica que justamente tuvo la serie de esculturas muebles que mostró. Como profesora de arte y de dibujo contó que siempre explica a sus estudiantes que saber dibujar no está en el cerebro. Cuando estudiaba en el Bellas Artes, dijo, veía a sus compañeros dibujar y se quería retirar porque no lo hacía igual, mas fue perseverante y consiguió hacerlo.

Si bien a su exposición la tituló “Hexis”, su contenido fue la de un “Mobiliario para el consuelo” que ha venido trabajando los últimos ocho años. “(…) Ha elaborado variantes de tipologías reconocibles (cama, reclinatorio, diván), cuyas asociaciones al consuelo podemos intuir, y otras cuya inventiva es más idiosincrática como en ‘Hombro’ (2016), ‘Mueble para buscar lagartijas’ (2020) o ‘Mueble para no bajar la mirada’ (2018). Todas estas obras deben entenderse como esculturas interactivas cuya intención fundamental es cumplir una función de soporte emocional, en circunstancias de soledad o vulnerabilidad”, señala en su texto curatorial Rodolfo Kronfle Chambers, su curador.
Acerca del tiempo que le tomó desarrollar “Hexis”, Gabriela Fabre sostuvo que, aunque parezca mucho para una muestra –tomando en cuenta de que hay artistas que montan una o dos por año–, en la producción artística los procesos son diferentes y como docente defiende que los estudiantes se sientan seguros sin ver lo que hacen los otros y que puedan pensar en su trabajo de manera sincera sin tener que cumplir estándares”.
Algunas de las piezas de “Hexis” ya las había expuesto, incluso en bienales. Unas son de años pasados y otras del presente. Sus esculturas muebles fueron pensadas en una situación particular, dijo sin dar mayores detalles, a fin de que los visitantes pudieran vivenciarlas e incluso darles sentido a los títulos de cada pieza. “Son obras pensadas en función del cuerpo o de cómo el cuerpo se afecta en función de la mente o lo que uno pueda sentir”, expresó.
En su curaduría, Kronfle señaló: “Si bien el trabajo de la artista parte de su vivencia personal (marcada por la huella de una crianza conservadora, una infancia en orfandad de padre, los dolores propios de la adolescencia, o los amores, desamores y desajustes de la adultez), este nos invita a pensar en nuestro propio condicionamiento cultural, y en nuestra respuesta a situaciones diversas de apremio anímico. De igual forma, si bien cada escultura implica en su diseño al cuerpo ausente de su autora, es el espectador quien toma su lugar y extrapola en ellos circunstancias de su propia experiencia de vida”.
Anotó también el curador que “el trasfondo de largos años de visitas al psicoanalista –intersectados con una práctica religiosa atravesada por la culpa o el consejo intermitente de sacerdotes– se sedimenta en cada obra, donde intuimos ha inscrito un anecdotario secreto. Pero el conjunto desborda aquello y no pretende hurgar o distraemos en el relato biográfico de la autora, quien parece más bien compartir un espacio de meditación intima, cuya poesía y simbolismo trascienden los protocolos habituales de la terapia”.
Junto con la experimentación lograda a través del dibujo, Gabriela Fabre invitó a los visitantes a hacer uso de las piezas del “Mobiliario para el consuelo”, recreadas en el íntimo ambiente de un sutil cortinaje complementado con luces tenues. Como “Mueble para no bajar la mirada” (2018) tituló a uno dotado por un brazo de madera saliendo de la pared para terminar en una especie de collarín ortopédico; el sentido de intimidad o de confiabilidad lo dio “Diván para dos”, de aquellos utilizados en la consulta del psicoanalista para que el paciente se recueste y empiece con su terapia; y “Hombro” –ya citado por Kronfle– permitió sentir aquel que se necesita para apoyarse, llorar o descansar.
“Cada obra de Gabriela Fabre implica al espectador en el gesto de emular distintas variantes de sus propias ergonomías afectivas, las cuales muestran abiertamente su fragilidad, ansiedad y estados de recogimiento. Cada espectador se convierte en un receptor de sentimientos, y en una máquina para procesarlos”, escribió Kronfle.
“Vitrina para esperar” (2024), otra de las piezas, trajo a la memoria esos lugares en los que, seguramente, de niños muchos hicimos escondedero. Todas las piezas que creó y trabajó con un ebanista –de aquellos pocos que abren las puertas de su taller, según indicó la artista–, parten de anécdotas personales y cada persona le da el uso que requiera, dependiendo de lo que necesité. Ese fue el sentimiento cargado de nostalgia que infundió “Cama para Mariana”, que a diferencia de las convencionales tenía perforada al filo de un alto colchón una silueta humana en posición fetal. “Es lo que pasa con ese cuerpo del otro, ese que te acoge, acompaña, da calor y seguridad”.

“El trabajo de la artista, permeado hace mucho por dejos nostálgicos y por una noción de pérdida, abraza de manera transparente el dolor que inevitablemente entraña existir. Algo que contrasta con la imagen de empoderamiento y voluntad incólume que caracterizan a los imaginarios feministas del período reciente. Lo que hace que en su trabajo haya humanidad y no discurso, es justamente el reconocimiento de una identidad compleja, una que no esconde ni desconoce sus debilidades. En ese sentido, lo de Fabre es un acto de transparencia extrema, desmarcado del mandato social de mostrarnos al mundo siempre fuertes y campantes”, anotó el curador.
Gabriela Fabre destacó el arduo trabajo desarrollado, uno para el que no solo se requirió de recursos económicos, sino de tiempo y compañía. La logró, dijo, con el apoyo del grupo de investigación “Encarnar el saber, técnicas. tecnologías y procedimientos” con el que trabaja en UArtes y del cual Cristian Villavicencio, artista, docente y director de la Escuela de Posgrados, está al frente, integrado también por Pablo Cardoso, director del ILIA; y las alumni Ruth Cruz, Adriana García y Belén Mendoza.
El recorrido de “Hexis” concluyó con el “Mueble para pensar”, sencillo y potente, armado con un instructivo al que nuestro rector William Herrera se ajustó durante los cinco minutos en que los demás visitantes dibujaban la escena. Consistió en un pequeño bloque donde había que levantar la pierna derecha y flexionarla para que sobre la rodilla cayera el brazo –también flexionado–, sosteniendo la cabeza de quien allí se posara.
Su realización, contó Gabriela Fabre es el resultado de la anecdótica situación de cuando trabajaba en un colegio. Salía a las 15:30 y debía caminar diez cuadras para llegar a casa. Para protegerse del Sol y calor, contó, se metía a todos los locales con aire acondicionado y se cuestionaba lo necesario que era tener algo que le permitiera descansar; miraba también todos los objetos en los distintos lugares del centro de la urbe, sin mayor función que la decorativa.
Al término del recorrido, Cristian Villavicencio agradeció a la artista por hablar de tu trabajo e introducir a los visitantes en esa producción. A las unidades de la UArtes por la visita, pues el arte se hace apoyando. “La universidad es para nosotros un lugar muy importante porque nos podemos desarrollar como docentes y artistas”.

La visita guiada en Plan de Viernes se realizó el 30 de agosto. La exposición de Gabriela Fabre se inauguró el 11 de julio y mantuvo hasta el 8 de septiembre. Cabe anotar que, desde su apertura, la artista invitó a quienes acudieron al MAAC para ver su propuesta expositiva que no solo la observaran o se quedaran con las explicaciones y los detalles que ella compartió, sino que probaran las esculturas muebles; una invitación que también acogió el rector de la UArtes William Herrera, quien siguió las instrucciones para el uso del denominado «Mueble para pensar».
Fotos: Rocío Martínez/Dircom y cortesía Gabriela Fabre. Las que compartió la artista y docente con InfoUArtes y se encuentran sobre estas líneas corresponden al día de la inauguración de «Hexis»..







