“Casa de las Culturas Ecuatoriana y el Sistema Nacional de Cultura”. En este tercer eje temático del 5to Encuentro de Políticas y Economía de las Cultura se enmarcaron dos de las actividades programadas en esta tercera jornada de la cita (hoy, miércoles 21 de mayo), coorganizada por el Observatorio UArtes, la OEI e instituciones seccionales, culturales y académicas de Manabí, la provincia anfitriona.
Primero, una bienvenida a cargo de Pablo Cardoso, director del Observatorio UArtes, y de Fidel Intriago, director de la Casa de la Cultura Núcleo de Manabí. Segundo, una mesa de diálogo titulada “Balances y perspectivas de la CCE en un Ecuador en crisis”, con la participación de Fernando Cerón, presidente de la Sede Nacional de la CCE; Cristina Pomboza, directora de Asesoría Jurídica de la Sede Nacional de la CCE; Félix Lavayen, director de la CCE Santa Elena.
“Esta conjunción de actores es uno de los elementos que busca el encuentro, generar convergencias alrededor de las discusiones de la cultura en este país. Quiero agradecerle a Fidel Intriago, con quien hemos trabajado en esta quinta edición, para proponerles un encuentro que permita no solo discutir y problematizar cuestiones del sector cultural ecuatoriano, sino también aportar y trazar rutas que permitan trabajar en conjunto para el bienestar de los ciudadanos y de la cultura”, anotó Cardoso.

De igual manera, Fidel Intriago agradeció a las universidades que colaboraron con el encuentro, al cual le dio un amplio significado. Señaló la importancia de que, como provincia, Manabí no estuviera ajena a la discusión del quehacer cultural en el Ecuador, a la discusión de la cultura desde lo público y el sector privado.
Intriago hizo notoria la presencia de los directores de los Núcleos de Pichincha, Andros Quintanilla; de Orellana, Nicolás Paucar; de Galápagos, Paola Zambrano; de Azuay, Martin Sánchez Paredes; de Santa Elena, Félix Lavayen; y de Zamora Chinchipe, Jhamilton Martínez. Es la primera vez que se reúnen fuera del contexto de una plenaria. “Gracias a William Herrera, rector de la Universidad de las Artes, por mantener el trabajo conjunto con las instituciones de Manabí.
Hubo también agradecimientos para el presidente de la Sede Nacional de la Casa de la Cultura, Fernando Cerón, y todos los invitados, incluso los conectados vía online. Cardoso indicó la particularidad de la mesa de diálogo a instalar, pues sus panelistas han trabajado y trabajan en la Casa de la Cultura Ecuatoriana desde distintos tiempos, momentos, responsabilidades y trayectorias, y justamente con ellos se ahondarían sobre sus roles y cómo es trabajar en la institución.
Empezando con el Núcleo anfitrión, de Intriago se señaló que cumple su segundo periodo como director. Tras casi ocho años en funciones, Cardoso preguntó cómo ha sido dirigirla y las diferencias desde que su llegada. “Es uno de los núcleos más antiguos del país, creado tres años después de la Sede Nacional”, respondió el manabita, señalando que los sistemáticos recortes presupuestarios al sector cultural representan una dificultad. No obstante, la mayor está en que las instituciones fuera del sector cultural –por desinterés o ignorancia– no entienden lo que hace el sector ni los trabajadores del arte y la cultura.

Ha debido aprender a cambiar el sistema, no victimizarse porque, de lo contrario, no pudieran hacer nada. El invierno los inundó y destruyó gran parte de bienes, sin embargo, han debido seguir. Al llegar, la CCE de Manabí tenía una débil infraestructura “y en pocas semanas nos vamos dejando una infraestructura cultural en Chone, Manta (con su sala de cine), Calceta, Bahía de Caráquez y otros cantones más. Se dejó de pensar en una CCE solo para Portoviejo y se abrió el abanico”. Es un engranaje de lo que tiene que suceder en el sector público cultural del país; trabajamos para la ciudadanía. Nunca nos hemos sentado sobre la victimización y la carencia, una proactividad que necesita el sector cultural, añadió.
Al ser consultada acerca de la institucionalidad y de trabajar en la CCE, Cristina Pomboza, quien además de abogada es gestora cultural, precisó que hay brechas que se han generado, que su historia –de 80 años– no ha sido lineal y que la forma del gobierno es particular en referencia a otros sectores públicos. Citando al tratadista de derecho Roberto Dromi, quien hace referencia a la administración pública, mencionó que la institucionalidad no existe solo por un organismo jurídico, sino por la permanencia y continuidad del trabajo que se realiza.
Pomboza agregó que la generación de institucionalidad es un tema administrativo puro (pues conlleva hacer reglamentos y normativas) que puede incomodar al inicio, pero la claridad de los procesos, bases técnicas y directrices le sirve al ciudadano para evitar la arbitrariedad de las instituciones públicas. Refiriéndose a la CCE, la panelista sostuvo que el gran problema ha sido el vacío sobre el que hay que seguir trabajando. “(…) Se han sacado nueve reglamentos y siete directrices a nivel de la Sede Nacional, sin perder de vista el objetivo esencial de la CCE, que es ser parte del Sistema Nacional de Cultura y brindar protección de derechos a los artistas y la ciudadanía”.

Con Félix Lavayen, el moderador ahondó en cómo desde un núcleo provincial se puede trabajar para aportar al cumplimiento de los derechos culturales de la ciudadanía. El panelista respondió que en 1944 Benjamín Carrión –escritor, político y diplomático fundador de la CCE– entregó un principio que dejó como legado: trabajar siempre para levantar el ánimo, a pesar de las circunstancias que tengamos en la vida. Si no podemos ser una potencia militar, política y económica tenemos todo para ser una potencia cultura. “(…) Nos ha tocado batallar con gobiernos que no tienen una conexión cultural, nos ha tocado lidiar con una pandemia y el arte y la cultura sobresalen ante las adversidades”.
“Para la cultura no hay provincias grandes ni pequeñas. La cultura, indistintamente del lugar y sector, siempre será cultura; el trabajo que hacemos los directores es lo que puede hacer que se visibilice de mejor manera. Santa Elena es la última del núcleo provincial en crearse y, quizás de manera desacelerada, estamos teniendo un rumbo fijo, tratando de igualar a los núcleos del Guayas, Azuay y Manabí, que nos llevan años de ventaja, pero son un referente a seguir”.
El mayor desafío, anotó Lavayen, es haber trabajado con gobiernos que han tenido una política austera, en lo económico, para la cultura. Vamos en este año para dos recortes por lo que no se puede planificar a largo plazo, dijo y reveló que a la CC Núcleo de Santa Elena llegan artistas y gestores pidiendo apoyo. “El presupuesto no alcanza, mas es nuestro trabajo cooperar buscando en los municipios que se aprueben reglamentos y ordenanzas a favor de los artistas; en instituciones, tratando de que se aprueben proyectos y que, a través de nuestra Sede Nacional, se puedan generar espacios públicos. Estamos tratando de engranar lo que tenemos en contra con lo positivo”.

La inquietud de Pablo Cardoso para Fernando Cerón fue justamente por presidir a nivel nacional una institución octogenaria que ha estado expuesta a una convergencia de crisis. “(…) Ochenta años se dice rápido, pero implican en la práctica un peso y unas estructuras sobre las que hay que aprender a moverse y cambiar; son complejas de ir actualizando para que permitan acceder a nuevos lenguajes y realidades, y puedan adaptarse a las situaciones”, respondió.
Cerón habló de la relación Estado–Cultura, explicando que la Casa de la Cultura nació como una institución destinada a la configuración del Estado nación, abocada luego a entender lo que llamamos derechos culturales –el que tenemos todos de acceder a los bienes culturales en sus diversas expresiones–, pero la cultura, evidentemente, no es el Estado y se transforma todos los días.
Es la máxima expresión de la diversidad y allí surge lo incongruente, porque mientras la cultura es movilidad, transformación y novedad, el Estado es el mantenimiento de lo fijo, la administración de lo estable. Los dos preceptos se chocan y llevan a repensar en la lógica de la institucionalidad, abocada a comprender esa diversidad, mantener su función como institución pública y cumplir con su rol de garantizar los derechos.
¿Qué hace la Casa de la Cultura para adaptarse a esa circunstancia? Cerón respondió, entre otras medidas, la transformación de normativas y su aprobación, así como el repensar la institucionalidad.

En la mesa de diálogo, se continuó ahondando, con otras rondas de inquietudes, en la institucionalidad y el quehacer cultural nacional, así como las expectativas de los públicos en el Ecuador del siglo XXI. Intriago comentó que la CCE no supo caminar ni existir tras la creación del Ministerio de Cultura, porque nunca (hasta la fecha) caminaron de la mano, lo cual “ha sido parte importante de la crisis en la que estamos y que hay que resolverla desde nuestro sector”.
Hay recortes en todas las situaciones del Estado, anotó Intriago, mencionando el retraso a los pagos de los proveedores y que al ir al Ministerio de Finanzas la respuesta es que no hay dinero en la cuenta única. Precisó que como sector no se han reunido a analizar esa crisis con el Ministerio de Cultura y el Sistema Nacional de Cultura.
En el aspecto legal, la directora de Asesoría Jurídica de la Sede Nacional de la CCE señaló que en la Constitución se tipifica que el Estado ecuatoriano tiene la obligación de garantizar los recursos necesarios para el desarrollo de la cultura, lo cual debe cumplirse. Hizo referencia al tema de competencias, que cada institución las conozca y ejecute y vele por el bien común.
Una ronda más de preguntas por parte del moderador permitió mantener el análisis con respecto a la crisis que enfrenta, a nivel nacional, la CCE. El diálogo concluyó con una reflexión hecha por Lavayen y complementada por Cardoso: hay que cuidar la casa, aglutinarse y abrir las puertas.

Texto: Carmen Cortez/Dircom. Fotos: Tyrone Maridueña/Dircom.







