Dos conversatorios en torno a la movilidad migratoria se desarrollaron el viernes 30 de mayo en el marco de la presentación de resultados del proyecto de vinculación con la comunidad “Derivas, memoria en movimiento”. El primer diálogo se denominó “Habitar el tránsito”, tuvo lugar en la Plaza Pública del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes y lo moderó Siomara España; el segundo, titulado “Topografía ausente”, fue en la Biblioteca de las Artes y lo condujo Solange Rodríguez.
Siomara España y Solange Rodríguez, docentes y escritoras de la Escuela de Literatura, lideraron el proyecto, donde la pedagogía artística, la movilidad humana y las prácticas comunitarias se articularon, reconociendo el arte, y en particular la literatura, como una herramienta crítica de mediación y encuentro.
Con Siomara dialogaron Jhony Molina, Estefanía Ángel y Billy Navarrete, quienes están o han estado al frente de procesos que tienen que ver con la movilidad migratoria y personas en situación de tránsito, y con otros temas que tienen que ver con lo legal, anotó la docente.


Estefanía Ángel participó en representación de la EP de Desarrollo, Acción Social y Educación (DASE) del Municipio de Guayaquil. “Trabajamos mancomunadamente para que este proyecto tuviera una feliz consecución. Nos ayudaron primero con algunos temas de logística y el centro comunitario que recibe a personas en situación de movilidad”, dijo Siomara. Agregó que el segundo panelista, Jhony Molina, tuvo a su cargo la dirección del centro de acogida “Oasis en el desierto” y de Billy Navarrete recordó su participación desde hace varios años en el Comité Permanente de Derechos Humanos (CDH), del cual es su director.
Trabajando todos en este sueño de no tener fronteras, de que todos seamos consideradas personas en tránsito. Solamente los seres humanos tenemos fronteras que nos separan y dividen, dijo Siomara España y pidió a Molina su opinión frente a la afectación de las políticas migratorias nacionales y de la región en el tema del desplazamiento.
Vivimos una situación compleja, respondió. Antes con Colombia, pues Ecuador tenía la mayor población de refugiados o con protección internacional legalmente reconocida hace algunos años. Esto por la violencia que vivió y sigue viviendo ese país. Ahora hay reportes de cerca de 300 familias desplazadas y viviendo en vulnerabilidad debido a la violencia que ha escalado altos niveles. Y los desplazamientos no son solo de familias de otros países, sino ecuatorianas que por lo planteado han tenido que dejarlo todo: años de trabajo, esfuerzo y sacrificio para tener medianamente una casa digna.


A Estefanía Ángel, la moderadora preguntó sobre las complejidades que tiene el hecho de estar al frente desde la política pública –y también desde el sector privado– en centros como el que tiene el Municipio de Guayaquil: DASE. La panelista respondió desde la experiencia en diferentes proyectos sociales para atender a los grupos de atención prioritaria y vulnerables. Habló del albergue Ciudad, conocido antes como Volver a soñar, donde se atiende a personas en situación de calle y en movilidad humana. Son personas que están en tránsito, que vienen de otro lugar, de otro país y corren peligro.
El objetivo principal es brindarles alojamiento temporal, con atención básica en salud, fortalecimiento de habilidades, como cursos de panadería, lo cual les va a servir una vez que salgan de ese alojamiento. También se brinda atención psicológica, psicosocial y psiquiátrica. Desde la política pública del Municipio de Guayaquil tratamos de hacer lo que más podamos. Si bien es cierto que no nos compete como municipio, porque le compete a la política pública gubernamental, lo hacemos.
Refiriéndose a Billy Navarrete, Siomara España le pidió ahondar en el tema de la movilidad desde los derechos que todos tenemos. Antes de responder, el panelista recordó que la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala a la familia universal y planetaria, con distinciones como toda buena familia. Anotó que los gobiernos tienen que asumir que las personas que llegan al Ecuador, por ejemplo, vienen no planeándolo. Es un hecho súbito que no escogieron. Fueron forzados a salir de sus países porque ya no había condiciones.

Los mismos ecuatorianos lo hemos pasado y estamos pasando porque la gente no tiene posibilidades de mantenerse haciendo lo que hacía, sino que tiene que forzosamente salir. “Esa condición de salida repentina es altamente riesgosa, pero se hace. En el caso venezolano, muchos han tenido que venir caminando, lo cual no había ocurrido en América Latina antes. Eso no lo hace alguien que tiene un plan de viajes, lo hace porque no te queda otra. Y eso es algo que deberíamos tener siempre presente en los gobiernos, porque hay obligaciones que cumplir, porque no son cuestiones de buena fe”.
Navarrete desechó la creencia de que la gente que viene de fuera resta plazas de trabajo a los ecuatorianos. Muchas veces ocurre lo contrario, dijo, pues hay extranjeros que vienen a contratar a ecuatorianos porque tienen emprendimientos hechos a pulso y con gran sacrificio, pues hay todo un tema de regularización. Ecuador ha tenido varios intentos para garantizar el derecho de tener los documentos en orden y no se les permite, entonces siempre están en la informalidad y al margen.
Complejidades de los improvisados viajes
Siomara España coincidió en el tema de la improvisación de estos viajes, pues en los talleres que dictaron llamó muchísimo la atención a los estudiantes que a veces estaban familias completas en estos centros de acogida. En ese sentido, cuestionó: “¿Cuáles son las complejidades de recibir a personas que vienen con niños y no tienen más dinámicas que el viaje como tal?”. Estefanía Ángel y Jhony Molina coincidieron en que son cuantiosas las penurias y situaciones de violencia por las que pasan muchas familias y que siendo también un derecho el migrar, la atención gubernamental es nula.
Nuestra Constitución reconoce la ciudadanía universal, y en función de eso, todos deberíamos tener acceso a los derechos, independientemente de nuestra nacionalidad. Sin embargo, hay trabas para quienes se encuentran en movilidad o tránsito. Tenemos hasta problemas para insertar a los niños en el sistema público de educación, se indicó. Otras dos rondas preguntas hizo Siomara España a los panelistas, buscando ahondar en reflexiones con respecto a la movilidad migratoria. El tema hay que socializarlo en las aulas, en el trabajo, en el territorio, en la comunidad, porque la primera tarea es el conocimiento que debemos tener de la persona que está enfrente, expresó. Hay expresiones prejuiciosas sin el conocimiento de qué está detrás de las situaciones que viven las personas en tránsito y las razones y condiciones que las llevan a salir de sus países, concluyó.

Experiencias migratoria de estudiantes
En el segundo conversatorio, “Topografía ausentes”, la escritora y docente Solange Rodríguez tuvo como panelistas a un graduado y dos estudiantes: Roger Cedeño, proveniente de Venezuela; Camila Ruiz, de Cuba; y Carla Corpeño, de El Salvador, quienes compartieron sus vivencias en torno a la migración. De cada uno compartió su hoja de vida y a cada uno preguntó sobre cómo llegaron a Ecuador, si se adaptaron a las costumbres de nuestro país, de sus estudios universitarios, de sus actividades actuales y de sus planes y metas. Ellos contaron no solo sus experiencias, sino anécdotas de vida en un país al que quisieron venir no solo para establecerse junto con su familia, sino formarse. El diálogo fue amplio y dejó interesantes enseñanzas coincidieron quienes los escucharon hablar con determinación.
Roger Cedeño, dijo Solange Rodríguez, es escritor y corrector de estilo, nació en Caracas en 1995. Es licenciado en Literatura, mención Edición, por la UArtes; es profesor y coordinador del Departamento de Lenguas y Humanidades de la Universidad Educativa Bilingüe Jefferson y está interesado en el tema de la extranjería y la frontera, así como en el cine, las novelas gráficas, el libro álbum; actualmente cursa la maestría en Escritura Creativa, en la UArtes.


Carla Corpeño nació en San Salvador en 1997, cursa estudios de Literatura en la UArtes y trabaja como maestra de primaria; le interesa la literatura de no ficción, el cuento y el drama.
Camila Ruiz llegó al país siendo adolescente, cursa el séptimo semestre de la carrera de literatura en la Universidad de las Artes. Ha publicado textos bajo el sello editorial Entrópica y Editorial Mítica.







