Tras la presentación en territorio de los resultados de la primera de cuatro residencias artísticas que se vienen desarrollando en los barrios de Guayaquil desde el pasado 16 de septiembre, la Universidad de las Artes y su Escuela de Literatura realizaron este lunes 7 de octubre el acto inaugural de “Manglar 2024: Encuentros de arte, educación y espacio público”, organizado por los docentes de la carrera de Educación Artística Intercultural y el Departamento Transversal de Teorías Críticas y Prácticas Experimentales.
Manglar es una estrategia de tejido colectivo que promueve la colaboración entre la universidad y diversas organizaciones y grupos para abordar problemáticas sociales, culturales y ambientales a través de la educación artística y procesos comunitarios mediados por las artes. La propuesta busca fortalecer al modelo educativo universitario conectando el territorio como escenario de aprendizaje intercultural.
Para este año, su tercera edición, la convocatoria pública dirigida a educadores, artistas, gestores culturales, investigadores, trabajadores de la cultura, colectivos y comunidades estuvo direccionada a la creación de obras artísticas procesuales en residencia, enfocadas en la problematización participativa en barrios específicos de Guayaquil.
De allí que las actividades de Manglar –que concluirán el 12 de octubre– se desarrollarán tanto en la UArtes como en los territorios donde docentes y estudiantes han venido desarrollando los proyectos de vinculación con la comunidad. Justamente, a los barrios del Cerro del Carmen, Isla Trinitaria, Monte Sinaí y Bastión Popular llegaron con sus propuestas las y los artistas que respondieron y ganaron la convocatoria pública de residencia artística comunitaria “Intermareal”.

Desplazamientos al territorio
La inauguración de Manglar se hizo en la Plaza Pública del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes y contó con la participación del rector William Herrera, de los vicerrectores Olga López y Bradley Hilgert, de la directora de la Escuela de Literatura, Alejandra Zambrano, de docentes, estudiantes, funcionarios y público en general. Byron Cevallos, coordinador de la carrera de Educación Artística Intercultural, inició la presentación de la cita mencionando sus actividades y los debates que se tendrían en torno al espacio público, las artes y la educación.
En su intervención, el rector William Herrera destacó algunas ideas de la agenda de Manglar, como los desplazamientos al territorio. “En muchos espacios hemos hablado de la importancia de circulación en doble vía que tiene la UArtes, cuando abre las puertas a las comunidades, organizaciones y colectivos para recibir sus propuestas y cuando la universidad va a las comunidades, barrios y sectores”.
Así como en el Cerro del Carmen, mencionó los desplazamientos a Bastión Popular, Monte Sinaí e Isla Trinitaria, los cuales fortalecen el interaprendizaje, muy presentes en la universidad. También, los espacios de intercambio y mesas de diálogo, donde se articulan las funciones sustantivas de la educación superior, pues se abordarán temas sobre procesos pedagógicos, proyectos de vinculación con la comunidad y de investigación con la participación de docentes, estudiantes y graduados.
El rector destacó el concepto para definir los espacios. La idea de rizomas apunta a una fundamental de la UArtes –presente desde su creación–: la desjerarquización de los saberes. “Nos hace pensar en la importancia de tener esa desjerarquización de los espacios de diálogo. Me parece que esos dos elementos de la agenda son fundamentales para entender y compartir las formas de trabajo que tiene la universidad” y resaltó el espíritu que atraviesa toda la agenda: la responsabilidad política y ética que tenemos como universidad pública y actores de la educación pública.
Las relaciones especulativas
Alejandra Zambrano, directora de la Escuela de Literatura, inició su intervención señalando que del latín specularis, la palabra especular puede ser verbo o adjetivo. Como acción tiene varias acepciones: implica “reflexionar en un plano teórico o hacer conjeturas” y también “mirar con atención algo para reconocerlo y examinarlo”. “En el libro Five Manifestos for the Beautiful World, publicado recientemente en la colección Alquimia de Penguin Random House Canadá, Joseph Pierce, ciudadano de la nación Cherokee, profesor de Literatura de la Universidad de Stony Brook, nos recuerda, sin embargo, que la acepción adjetivada de la palabra especular tiene que ver con el espejo, con lo diáfano, con el reflejo”.

Este doble significado, anotó Zambrano, lleva a Pierce a proponer la idea de un manifiesto sobre/de/desde las relaciones especulativas como declaración de principios para un mundo bello. Agregó que la palabra relación tiene también varios alcances. Es una exposición de hechos (relato, narración, descripción), así como conexión (nexo, vínculo, correspondencia). Habla de los lazos de parentesco, de amistad, laborales; habla de las explicaciones, normalmente escritas, que se hacen a autoridades.
¿Qué tienen que ver las relaciones especulativas con el Manglar?, se cuestionó Zambrano y anotó que cuando piensa en el manglar como área biótica, ubicada geográficamente en las áreas intermareales de las zonas tórridas y tropicales del planeta, conformada por árboles de 3 o 4 metros de altura con raíces tolerantes a la salinidad, resilientes y tercamente protectoras, lo imagina como metáfora de lo que la carrera de Educación Artística Intercultural y, por sinécdoque, la UArtes quiere defender y reivindicar.
La universidad junto con aliados estratégicos, sean centros culturales, instituciones públicas y privadas, gobiernos autónomos descentralizados, organizaciones sin fines de lucro, emprendimientos, escuelas, etc., podrían entenderse como las raíces de los mangles que buscan no solo oxigenar el espacio que entre ellos se genera y organiza, sino también salvaguardar la vida humana, no-humana, y más que humana que lucha diariamente contra las imposiciones de la lógica del capital, indicó Zambrano.
Contó que por la mañana asistieron a la inauguración de un atelier/biblioteca, un espacio lúdico en la Escuela Fiscal del Cerro del Carmen, y que cuando Byron Cevallos le preguntó a un niño lo que significaba el manglar, sin dudar le contestó que donde trabaja su padre cuando no hay veda de cangrejos. “Para algunas familias, el manglar es hogar, lugar de trabajo o de investigación, para otros, es una postal o un paisaje bello, destino turístico. Siempre es, sin embargo, un área vulnerable, al acecho de promotores de proyectos inmobiliarios, turísticos o de la industria camaronera, por ejemplo, que sigue pensando que ese ecosistema es ‘solo manglar’”.
Dijo preguntarse que, si la relación es nexo y narración, si especular es examinar (mirar hacia afuera) y examinar(se) como ejercicio de introspección, “que Manglar dé cuenta de nuestro compromiso por revisar nuestras prácticas pedagógicas y artísticas para ayudar/ayudarnos a contar nuestras historias de parentesco, de resistencia, de lucha y de amor desde y por nuestros territorios con la finalidad de seguir entrenando (y amplificando) nuestra capacidad imaginativa. Otro(s) mundos antirracistas, decoloniales, feministas y con enfoque interseccional desde una ética planetaria, son posibles.

“Como dice Pierce en su manifiesto, el llamado sería no a la humanización sino a la posibilidad de relacionarnos de otras maneras más dignas y sensibles. Esa sigue siendo la apuesta que desde la Escuela de Literatura procuramos se materialice en nuestras clases, nuestras investigaciones y proyectos de vinculación con la sociedad. No es fácil, pero seguiremos trabajando para formar profesionales que articulen creatividad, experimentación, reflexión y conocimiento en la creación pedagógica; y, que sostengan procesos transformadores de enseñanza-aprendizaje formal y no-formal de manera ética, intercultural y colaborativa, en y más allá de las aulas, en zonas urbanas y rurales”.
Cabe anotar que Joseph Pierce, el autor que mencionó la directora de la Escuela de Literatura en su intervención, se encontraba en el acto inaugural, pues seguidamente brindó la charla “El cuerpo indio: desde la etno- a la indige-pornografía”.
Los ejes de Manglar
Antes del cierre de la inauguración de Manglar, el docente Byron Cevallos hizo referencia a los tres ejes que cruzan la experiencia de la presente edición: Tejido social comunitario, Creación artística colectiva en territorio y Memoria y saberes ancestrales. Cuando hablamos de raíces y rizomas también estamos pensando en cómo recomponer ese tejido social que en el Guayaquil de los últimos 100 años ha sido fracturado por la violencia e inseguridad sistemática, quebrantando relaciones sociales, humanas y afectivas, secuestrando a toda la sociedad, principalmente a los sectores vulnerables de Guayaquil.
Manglar, dijo Cevallos, puede ser una idea de tejido de construcción de estos discursos y de reapropiamiento de la memoria colectiva. Para nosotros es clave la relación que hay con el entorno socionatural. El desarrollo extractivista ha impuesto una mirada de crecimiento, donde paulatinamente todos los espacios públicos se van llenando de cemento. Esto nos lleva a repensar hacia dónde estamos yendo con este estilo de vida. El desarrollo económico está planteando una forma y estilo de vida que hace que nos desprendamos de la relación y conexión que tenemos con el entorno natural. Es fundamental, dijo, que las artes se planteen esta discusión de la crisis social y ambiental en la que estamos inmersos.
Cevallos dio cuenta también de las actividades de Manglar en sus componentes: Intermareal, la residencia de proyectos artísticos comunitarios en Guayaquil; Rizomas, las mesas de diálogo de intercambio de saberes y experiencias culturales; Aula abierta, talleres abiertos a la colectividad sobre metodologías educativas en artes y experiencias de gestión cultural comunitaria, con proyecciones de películas y foros; y Asamblea comunitaria “Mangle Rojo”, a desarrollarse al finalizar el evento, espacio en el que se recogerán las experiencias y conclusiones de las cuatro propuestas en residencia; se finalizará con un concierto de clausura.







