En resonancia con la UArtes y sorprendida con su potencia: Paulina Oña, de Bolivia

El taller “La casa como un nido y el hogar como una hoguera: dispositivos de creación y montaje que dan origen a una escena expandida”, que dictó del miércoles 23 de octubre al viernes 25 en el patrimonial edificio El Telégrafo, fue una de las primeras actividades que la artista boliviana Paulina Oña realizó en el V Encuentro Escénico organizado por la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad de las Artes. 

En la biografía proporcionada por el equipo organizador del evento hito de la Escuela de Artes Escénicas UArtes, que este año tuvo un comité curatorial, se lee que Paulina Oña es una artista interdisciplinaria, cuya práctica artística está “compuesta por una serie de gestos que forman no solo sus espacios sensibles, sino también esas esferas de resistencia que la constituyen como migrante, sudaca (del Sur), hija de un fontanero y una costurera, bruja en transformación no binaria (nombrarse mujer provoca un creciente conflicto interno). Su práctica artística oscila entre la ficción de palabras y la producción de imágenes y sensaciones, entre lo real y lo virtual, y entre la teatralidad y la performatividad”.

Que es una migrante que lleva ya 16 años en Colombia y que alguna vez estuvo en Quito, dijo la boliviana Paulina Oña en la inauguración del encuentro, en el que también participaron los demás artistas nacionales e internacionales convocados a los talleres, conferencias, charlas y presentaciones programados, contándose entre ellos a nuestros docentes y alumni.

Paulina Oña (izq,) junto a la artista y docente UArtes Pilar Aranda en uno de los conversatorios del encuentro.

En diálogo con InfoUArtes, Paulina Oña señaló estar muy contenta por haber empezado a dar nuevamente clases, lo cual había parado. “Ese compartir me hace dar cuenta de que, efectivamente, es una parte del aprendizaje también. Yo aprendo un montón. Vuelvo a tener toda esta vitalidad de los chiques. Empezamos muchos, terminamos la mitad, pero pasa muy seguido. Me llama mucho la atención de que terminamos siendo todas feminidades, aunque es justamente el tesón de las mujeres o los seres femeninos que acompañan estos procesos”.

En el taller, expresó, entró con los participantes en temas muy particulares, como la vulnerabilidad. “Hemos llorado, soltado lágrimas sin querer; ha sido un espacio muy bonito y efímero, pero algo se ha sembrado”. Anotó que participaron estudiantes que están concluyendo la carrera, por lo que espera haber aportado para que algo de esa investigación que constantemente realizan se mueva, se conmueva y entre en espacios de preguntas más sensibles sobre la ficción y la docuficción, que son temas que están tomando los chiques”.

Paulina Oña destacó la importancia de mirar esas figuras, la figura del testigo en los procesos escénicos, entendiéndolos también como procesos de vida, procesos vitales que transforman nuestras maneras de estar en la política y la estética. 

Sentipensar, saber crear y saber cuidar son los tres pilares fundamentales del Modelo Educativo y Pedagógico de la Universidad de las Artes, “y son inherentes a las Artes Escénicas”, señaló Oña, quien consideró, sin embargo, que a veces esas inherencias se quedan en el acto estético y no en la virtuosidad de los cuerpos que están en escena. “El taller que propuse tiene que ver, sobre todo, con un trabajo colectivo. Hemos hecho muchas cosas en grupo, como la propuesta de hacer siestas colectivas, zapatear juntxs, improvisar juntxs. Hay procesos que parecieran son individuales, pero cuando se los pone en un espacio del común y de lo colectivo estallan en otras posibilidades, en otras maneras de mirar, en otra perspectiva”.

La artista boliviana Paulina Oña en el taller que dictó en el V Encuentro Escénico de la UArtes.

Es lo que registró el taller “La casa como un nido y el hogar como una hoguera: dispositivos de creación y montaje que dan origen a una escena expandida”, donde junto con Paulina Oña los participantes no solo reforzaron esa idea, sino que también leyeron textos de la cultura Mapuche y canciones en quechua. La tallerista sostuvo que trató de acercarlos a esos otros espacios de los que nos han hecho creer que no son arte, pero que tienen que ver con nuestro ser del Sur global. “De esos ancestros y antepasados que nos configuran y que están acá y que, de alguna manera, siento que tienen unas claves y unas ayudas para poder realizar lo que estamos haciendo. Siento que hemos estado muy conectados con nuestros sueños”. 

Del conversatorio “Arde la casa: imágenes e imagin-acciones que desbordan lo cotidiano” con la también invitada internacional Daniela Gómez, de Colombia, y el alumni Javier Cárdenas, así como de su conferencia performática “Tráfico de semillas: prácticas para ejercitar el tiempo y la desobediencia” –programados ambos para la tarde/noche de hoy, sábado 26 de octubre–, Paulina Oña adelantó que desde el título era acertado porque considera que muchxs creamos desde ahí, la casa, “por más migrantes y nómadas que podamos ser”.

“Siempre cargamos con la casa y siento que es un disparador también para la creación volver a pensar en eso que consideramos hogar y donde se nos insufla seguridad y cuidado. Volver a pensar, aunque no sea la casa física ni donde se vive de niñx, en qué es hacer casa ahora. Es encontrarse en este tipo de espacios, en estos lugares en que te reconoces con otrxs, a pesar de vivir en latitudes diferentes”, manifestó Oña y confesó que hace mucho tiempo no le pasaba sentir la resonancia que experimentó en la UArtes con algunos procesos y muchas que las cosas que se están tejiendo a su alrededor. “Estoy muy sorprendida de la fuerza que tiene y la potencia de todo el equipo estudiantil y docente”.

Con respecto a la conferencia performática, indicó que aborda el tráfico de semillas y que es el proyecto de un semillero de investigación en artes vivas asentado en Bolivia, el cual realiza junto a Tik Michel. “Es una invitación a entender y darle otro significado a la palabra tráfico, que para nuestros territorios está cargada de narcotráfico. Hemos sido traficantes, antes se traficaba sal en mulas. También siento que es común despertar a esos espacios y saberes ancestrales que, de alguna manera, se nos han negado. Pareciera que no tenemos derecho a nada, que no tenemos posibilidad de espiritualidad ni de pensar. Siento que hay que volver a despertar a la india, al indio, al indie que tenemos dentro”.

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