“Era una hoguera el puerto”

“Han pasado ciento veintiocho años y seguimos ardiendo”. Esta primera línea del texto curatorial de la muestra “Era una hoguera el puerto” es una invitación a adentrarse en una propuesta expositiva que, anclada en las bóvedas de la Galería del CIF, nos lleva a un pasado que nos atraviesa y, a su vez, nos trae al presente.

El texto señala la génesis de una exposición concebida en el marco de la X edición de Libre Libro, Encuentro de Editoriales Independientes que la Escuela de Literatura de la Universidad de las Artes inauguró este miércoles 6 de noviembre y que se mantendrá hasta el sábado 9.

Conferencias, charlas, ponencias, talleres y una feria de libros se vienen desarrollando en el Pasaje Illingworth, el Pabellón Araceli Gilbert y el Malakita del antiguo Palacio de la Gobernación, nuestra sede matriz, así como en el MZ14 Centro de Producción e Innovación y en la Biblioteca de las Artes.

Ubicado a la entrada de la bóveda que contiene un video reactivo, el texto curatorial señala también: “La propuesta traza una línea imaginaria entre el gran incendio de 1896 y la crisis climática actual. Lo que tienen en común es un sistema que prioriza la acumulación del capital sobre las vidas humanas. La vertiginosa expansión de Guayaquil, del puerto cacaotero con trabajo asalariado, sumada a la migración masiva del campo a la ciudad, llevan el discurso del progreso hacia adelante”.

“La acumulación material, condición necesaria para lograr el tan anhelado progreso, arde en llamas durante tres días. El desarrollo económico de la ciudad se desvanece, se vuelve ceniza. El progreso se nos escapa de las manos. El hecho de que la noche anterior al gran incendio se haya presentado la zarzuela, un género del teatro musical español, titulada El juramento, se resignifica. La promesa de alcanzar el mismo progreso material que los países del Norte global no se cumple”.

“Se propone una instalación como un hilo, como un río, que une Guayaquil antiguo con el actual. Tenemos los mismos sueños. Nos atraviesa una herida. Se propone una exploración multisensorial que posibilite una reflexión. Se propone una descolonización de los sueños. Hemos usado material del Archivo histórico del Guayas: anuncios del periódico El grito del pueblo de 1896, fragmentos de la crónica de Belisario Gonzalez Bazo y textos recogidos en la Guía histórica de Guayaquil”.

El texto concluye indicando que la instalación titulada “Era una hoguera el puerto” adquiere relevancia porque la Universidad de las Artes está ubicada en el sitio donde comenzó el fuego. Lo firman los docentes Juan José Ripalda, del Departamento Transversal; María Isabel Pérez, de la Escuela de Literatura; y Antonio Toño Cepeda, de la Escuela de Artes Sonoras.

“El tema nos atraviesa porque el incendio en referencia se inició en las calles Malecón y Aguirre y todo el tiempo caminamos por esa cicatriz que dejó esa herida y que marcó un poco al Guayaquil que ahora tenemos”, explica Cepeda sobre la muestra, agregando que junto con Pérez y Ripalda se plantearon la temática conectándola con el presente: “La crisis climática y los incendios que vivimos, y que parece un bucle, un ciclo que se sigue repitiendo”.

El video reactivo de la instalación es como un espejo al pasado, añade el docente. “Si el espectador se para frente a la cámara, el video va reaccionando ante esa presencia. Es una instalación de sonido cuadrafónico con cuatro parlantes y se inspira en la crónica de Belisario González, quien la escribió un par de días después de registrado el incendio y se publicó en El grito del pueblo. “Hicimos una investigación de archivo y sacamos la crónica y también anuncios del periódico de ese año”, contó María Isabel Pérez. “Un ejercicio de memoria que quisimos hacer para decir lo que pasó y ahora es como si no hubiera ocurrido nada”. 

Pérez y Cepeda coinciden en que la conexión que hicieron junto a Ripalda fue por la crisis climática actual y cómo el progreso de la ciudad hizo, a su vez, que se incendie, puesto que fue una ciudad planificada para la producción y no para la vida humana, lo cual sigue ocurriendo en la actualidad, que nos seguimos incendiando.

Las imágenes que se muestran y emulan en el video reactivo corresponden al año en el que ocurrió el gran incendio, 1896; son como esos fantasmas del pasado, del Guayaquil antiguo. La instalación se mantendrá en las bóvedas del CIF hasta el martes 12 de noviembre.

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