La Galería del CIF y sus bóvedas, ubicadas en el MZ14 Centro de Producción e Innovación de la Universidad de las Artes, dan cabida desde este miércoles 6 de noviembre a la muestra “Son, sazón y arrullos”, resultado del proyecto de investigación y de vinculación con la sociedad homónimos desarrollados por nuestros docentes y estudiantes, y a la instalación artística “Era una hoguera el puerto”, una propuesta transdisciplinar que traza una línea imaginaria entre el gran incendio de 1896 y la crisis climática actual.
La bienvenida a la exposición, que es parte de las actividades de la X edición de Libre Libro, Encuentros de Editoriales Independientes, la da en un texto curatorial María Alejandra Zambrano, directora de la Escuela de Literatura, organizadora del evento hito. Del escrito se desprende que la propuesta “es un ejercicio de aula expandida y tallerización de los espacios, que imagina otros escenarios menos agresivos para nuestros niños, niñas y jóvenes, sobre todo para aquellxs que históricamente han sido excluidxs de la participación en el mundo de lo escrito y lo simbólico”.
“Bienvenidxs a este espacio de deliciosas recetas y bellísimos arrullos que alimentan, cantan y cuentan historias que visibilizan el amor y la lucha por un mundo más justo”, anota Zambrano en alusión al contenido de la muestra. Y es que, al transitarla, el espectador se encuentra con imágenes, recetas a disposición, una mesa con condimentos y especias, una pantalla en la que rota el documental “Son, sazón y arrullos, cocina afroecuatoriana por jóvenes cineastas” y textos en grandes formatos de autores que, justamente, hacen referencia a preparaciones culinarias de nuestros afrodescendientes.

Zambrano condimenta su bienvenida con una reseña que, como texto curatorial, lleva al lector a descubrir los contextos. Bajo el título “Son, sazón y arrullos para fortalecer la imaginación social” señala: “Una mujer con turbante está parada frente a un mural de una mujer afro sin rostro. La mujer sostiene un libro abierto en una doble página en la que aparecen, a su vez, dos más. La mujer con turbante se parece a la del mural. También, a las del libro. Si analizáramos la fotografía que capturó ese momento, pensaríamos que hubo un meticuloso diseño detrás de esa puesta en escena. Sin embargo, esta reduplicación de imágenes y sentido es casual. La literatura y el muralismo, en esta ocasión, le devolvieron a la mujer con turbante, un reflejo de sí misma y de su realidad”.
“La imbricación entre la vida y el arte, como si de un mise-en-abyme se tratara, logra que el proceso de lectura de la fotografía, como dice Yolanda Reyes, se convierta en una ‘operación simbólica de hacer cuenta que en esas convenciones está simulado el mundo’. De ahí que varias de las acciones de este proyecto de investigación/vinculación de la Escuela de Literatura y del Departamento de Transversal respondan a la necesidad de conectar con narrativas gastronómicas, literarias, sonoras y audiovisuales que supongan la experiencia individual como parte de otra mayor compartida por la población afrodescendiente latinoamericana”.
“Son, sazón y arrullos” es producto de un proyecto que aporta a procesos ya establecidos en barrios organizados de Guayaquil y que promueve, a través de mediaciones artísticas, que nuestras historias de vida se representen en murales, como el que estudiantes de la Universidad de las Artes pintaron a la entrada de la Biblioteca Comunitaria Karibuleo en el barrio Cisne 2, se narren en libros como “Pelo bueno” de la puertorriqueña Yolanda Arroyo-Pizarro o se compartan en un tapa’o, indica Zambrano.

El documental, en tanto, permite descubrir desde los alimentos que consumen nuestros afrodescendientes hasta sus preparaciones. Verde, pescado, carne, pollo y chocolate constan en la alimentación básica; se menciona también el aceite de coco y se muestra la preparación de la colada de verde.
Este documental es parte del proyecto de investigación “Cocina afroecuatoriana y patrimonio cultural: avivando la colaboración social y la resiliencia comunitaria a través del arte, la comida y la innovación”, registrado con el código VPIA-2022-17 en la Dirección de Políticas de Investigación en Artes de la Universidad de las Artes.
Su investigador principal es el docente Nicolás Schvarzberg; sus co-investigadores, María Alejandra Zambrano y el vicerrector Bradley Hilgert; y su técnica de investigación, la escritora Yuliana Ortiz Ruano, graduada UArtes.
En los créditos del audiovisual también se leen los nombres de los miembros de la comunidad que intervienen, tanto en la preparación de alimentos como en su producción: cocinera María Cruz Sánchez; cocineros Freddy Valencia, Raúl Suárez; cineastas Hilarte, Ashley Cortez, Bruce Cortez, Marlon Medina, Morelia Arroyo, Pedro Cortez, Pedro Samuel Caicedo y Scarleth Merchán.


En los textos en gran formato mencionados, se leen sus títulos y autores: “Temprano que tarde, en la paila un dulce de coco” a Ana Lucía, de la autoría de Luis Ponce; “Si la pertenencia tuviera un sabor, sería el del encocado”, de Nicolás Goussas; «Sabor arrecho”, de Nicolás Schvarzberg; “Las manos de mi(s) madre(s)”, de Yuliana Ortiz; y “Los corviches que faltaron y siempre faltarán”, de Anahí Caiza.
De la mesa con condimentos y especias se desprende un rótulo principal que invita al espectador a acercarse y sentir los aromas de la cocina afroecuatoriana. También hay descripciones de los productos que se exponen: pimienta dulce, anís, chillangua, panela, maní, cilantro, chocolate, canela, achiote y clavo de olor.
Biblioteca comunitaria Karibuleo
En el recorrido por el espacio expositivo que propone Libre Libro 2024 también tiene presencia la Biblioteca Comunitaria Karibuleo, con un texto que la describe y varios de los trabajos desarrollados en los talleres de mediación lectora que ofrece. El lugar, se indica, “es donde cada jueves nos damos cita para compartir con los niños y niñas de la comunidad y, con el pretexto de leer, tejemos lazos, historias, risas, bailes, sueños y nos descubrimos”.

“Los temas que guiaron este recorrido apuntaban a reconocer nuestro entorno e identidad. Así, exploramos las posibilidades del autorretrato con una aproximación lúdica y juguetona, encontramos algunos sonidos de la lluvia, indagamos sobre la vida y las emociones jugando con dobleces y pensamos en aquellas cosas que despiertan nuestra curiosidad y nos motivan”.
“Un agradecimiento profundo para todxs lxs chicxs de la comunidad y estudiantes que trabajaron con tanta generosidad y cariño. Esta pequeña muestra celebra el encuentro y los hallazgos propiciados por la lectura”.
Era una hoguera el puerto
Al iniciar la escalera que conduce a las bóvedas del CIF, en grandes letras se anuncia lo que se encuentra al descender: la muestra “Era una hoguera el puerto”, instalación artística realizada por los docentes Juan José Ripalda, del Departamento Transversal; María Isabel Pérez, de la Escuela de Literatura; y Antonio (Toño) Cepeda, de la Escuela de Artes Sonoras, acerca del gran incendio de Guayaquil de 1896.
El tema nos atraviesa porque el incendio en referencia se inició en las calles Malecón y Aguirre y todo el tiempo caminamos por esa cicatriz que dejó esa herida y que marcó un poco al Guayaquil que ahora tenemos. Lo hicimos a propósito de ese tema y conectándolo con el presente: la crisis climática y los incendios que vivimos y que parece un bucle, un ciclo que se sigue repitiendo, explicó Cepeda.
La instalación tiene un video reactivo, que es como un espejo al pasado. Si el espectador se para frente a la cámara el video va reaccionando ante esa presencia. Es una instalación de sonido cuadrafónico con cuatro parlantes y se inspira en la crónica de Belisario González, quien la escribió un par de días después de registrado el incendio y se publicó en uno de los impresos de la época: “El grito del pueblo”. “Hicimos una investigación de archivo y sacamos la crónica y también anuncios del periódico de ese año”, contó María Isabel Pérez. “Un ejercicio de memoria que quisimos hacer para decir lo que pasó y que ahora es como si no hubiera ocurrido nada”.








