La poesía se tomó el cine con el retrato íntimo de la poeta uruguaya “Ida Vitale”; Inter[•]actos presentó su documental

La poesía no solo se escribe y/o recita, también se filma. En el marco de Inter[•]actos, los encuentros públicos de artes que en esta, su V edición, aborda como temática “Habitares, espacios donde se desarrolla la vida”, se proyectó en la Sala de Cine del MZ14 el documental “Ida Vitale” (2023), una obra visual íntima y poética que retrata la vida, pensamiento y legado de una de las voces más luminosas de la poesía latinoamericana contemporánea.

La función, realizada ayer, martes 15 de julio, fue seguida de un foro de reflexión, donde el público –en su mayoría estudiantes, docentes y amantes de la literatura– compartió impresiones sobre la sensibilidad del filme y del universo vital de Ida Vitale, poeta uruguaya, crítica, traductora y ensayista, galardonada en 2018 con el Premio Cervantes por su impecable juego del lenguaje en la trayectoria de la Literatura Latinoamericana. 

El documental, dirigido por María Arrillaga, fotógrafa y montajista igualmente uruguaya, ofrece un retrato sutil y amoroso de Ida Vitale, mostrando no solo su obra literaria, sino también su mirada lúcida sobre el lenguaje, la política y el tiempo. La cámara la acompaña en su cotidianidad, en sus gestos mínimos, mientras su voz –calmada, crítica e irónica– va desentrañando su historia y la del continente que habita con palabras, a través de sus gestos graciosos y tiernos, fotografías guardadas y su sutil danza con la yema de los dedos.

A sus cien años, Ida Vitale continúa escribiendo. El documental no la encierra en la nostalgia ni la presenta estática, al contrario, la muestra viva, crítica, caminando por las calles, corrigiendo sus poemas, recordando exilios, amores y libros.

La actividad propuesta en Inter[•]actos no solo resultó en un homenaje a una figura literaria imprescindible, sino también se presentó como un recordatorio de que la poesía puede habitar múltiples formas, incluso la cinematográfica. Como dijo la propia Ida Vitale en uno de los fragmentos proyectados: “No hay nada más político que cuidar las palabras”. “Muchos puntos seguidos son puntos suspensivos”.

Para quienes pudimos presenciar la proyección, el documental encarna una sonrisa gentil y una lucidez que muchos podríamos envidiar y lleva a quien lo vea a replantear la época de nuestros abuelos, quienes vivieron penurias y, sin embargo, es muy probable que nunca hayan podido soltar una lágrima.

En el foro con la directora María Arrillaga

La aventura del documental comenzó en el 2018 en compañía de Inés Vásquez, amiga y productora. Gracias a una cámara Leica, herencia de su padre, María Arrillaga logra capturar cuatro años de  filmación. Con una voz llena de anécdotas, es la propia Ida Vitale quien va desentrañando su historia y la del continente que habita con palabras que son recopiladas en un círculo de palabras. Alondra, burro, conejo, quizás, fábrica…, son solo el inicio de un evento de imagen y videos que llegarían a ser el centro de su obra más simbólica, afirma la propia directora.

Todo comenzó con un email, se dio la oportunidad y aquí estamos. La película de Ida es la más importante. La hice a través de años con una opción, un foco y una búsqueda inalcanzable para llegar a la mirada correcta para transmitir lo que buscábamos, y eso la convierte en la más importante, sin duda, en la más simbólica.

“El mundo es caótico y, por fortuna, difícilmente clasificable, pero el caos, materia susceptible de convertirse en maravilla…”. Con el pequeño fragmento del libro “Léxico de afinidades” finalizó una película esperada, que conmovió al público. María Arrillaga respondió varias inquietudes en un foro que moderó María Alejandra Zambrano, directora de la Escuela de Literatura, y que contó con la participación de estudiantes y docentes de la carrera.

La poeta Maritza Cino, primera docente emérita de la escuela y de la UArtes agradeció con palabras breves cargadas de respeto por el trabajo realizado y de admiración hacia Ida Vitale. Hubo también preguntas más complejas, como la planteada por el docente Cristian Alvarado acerca del manejo de la función poética que se pudo observar en la película. María Arrillaga respondió con un sincero “no lo sé, es algo que simplemente se dio, jugar con las palabras, buscar la afinidad, la intención de filmar y probar, pero al final es algo que se da y lo quieres transmitir tal como te hizo sentir”.

María Arrillaga compartió un elemento del cual estaba orgullosa al hablar de Ida Vitale: su humildad al verse en la pantalla grande. La directora del documental mencionó también lo especial que el trabajo en equipo. Esto en respuesta a una pregunta sobre el tema. “Es fundamental la confianza, hubiera sido otra la película, es un pulpo hacer una y en todas las etapas hay distintas personas trabajando, este fue un proyecto que se hizo entre amigos, con Inés Vásquez, Sylvia Meyer, una gran compositora, Martin Batallés y Gabriela Costoya, quienes estuvieron a cargo del diseño gráfico, y Daniel Yafalián en el sonido.

Añadió María Arrillaga que quienes había nombrado son de aquellas personas con quienes se puede pensar, con quienes se puede compartir ideas. “Es muy importante esa confianza que te hace seguir y que te digan aquí sí o este segundo no; entonces, es confiar en las ideas de cada uno y caminar hacia el mismo lugar poético cinematográfico y confiar en las asesorías, en la crítica y, sobretodo, en Ida que era el personaje principal”.

La invitada se sumergió en cada pregunta formulada, proporcionando al detalle eventos o reflexionando sobre su experiencia y convivencia con Ida Vitale. La proyección constituyó no un homenaje a una figura literaria imprescindible, sino también un recordatorio de que la poesía puede habitar múltiples formas, incluso la cinematográfica. Como dijo la propia Ida en uno de los fragmentos proyectados: “No hay nada más político que cuidar las palabras… Muchos puntos seguidos son puntos suspensivos…”.

Texto: Eleinn Rivera y Allison Espinoza, estudiantes de la Escuela de Literatura.

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