“El Hombre de la Mancha”, adaptación enriquecida con improvisación y ajustes surgidos de dinámicas de sus intérpretes

Como un espacio de encuentro y diálogo en el que estudiantes y docentes compartieron los resultados de los procesos formativos y académicos. Así fue concebida la Casa Abierta de la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad de las Artes, que entre las presentaciones que programó dentro y fuera de nuestras instalaciones tuvo la obra “El Hombre de la Mancha”, una versión libre del dramaturgo estadounidense Dale Wasserman que llevaron a escena los alumnos del cuarto semestre, paralelo 2, de las asignaturas Laboratorio de Creación Teatral IV y Entrenamiento Actoral IV que dicta el docente Aníbal Páez.

Las funciones tuvieron lugar el 21 y 22 de julio, en el Salón Patrimonial del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes. La adaptación, bajo la dirección pedagógica de Páez, transformó el clásico en una comedia musical que rescató el poder del teatro y el juego como herramientas para habitar y resistir la dureza de la realidad.

Con el acompañamiento y la dirección del docente Aníbal Páez estuvieron en escena Omar Rivadeneira, Marcelo Cruz, Catalina Yánez, Darío Mohina, Jefferson Barragán, Danilo Esteves, Daniel Vallejo, Jordy Mejía, Jordy Borja, Andrew Solís y Clara Bajaña, actores y diseñadores de la escenografía que gestaron un trabajo intenso durante tres meses y medio.

El proceso de la propuesta escénica, relató el estudiante Darío Mohina, inició con la lectura de varias obras hasta que por decisión colectiva se eligió “El Hombre de la Mancha” debido a la vigencia de sus temas: la lucha por los ideales, la injusticia, la prostitución y la violencia.

La adaptación modernizó algunas escenas, especialmente las que ocurren en la prisión, mientras que las secuencias internas de la obra mantuvieron una estética de época. El montaje se enriqueció con improvisaciones, recortes y ajustes nacidos de las dinámicas grupales. “Hubo un momento en el que, en plena función, algo surgió de manera tan natural que decidimos dejarlo para las siguientes presentaciones”, recordó Darío Mohina.

Aunque el grupo enfrentó desafíos logísticos, como conseguir armaduras o construir un molino de cartón, la experiencia estuvo marcada por la cooperación y la ausencia de conflictos. “Fue un proceso lineal, sin peleas ni desacuerdos, y eso lo recordamos con cariño”, comentó el estudiante. Momentos como ensayos sin el director, improvisaciones musicales al piano o desayunos compartidos antes de una función fortalecieron la cohesión del elenco, añadió.

La obra transmitió al público un mensaje central: la importancia de luchar por un ideal, incluso si la victoria no está asegurada. Además, puso el foco en personajes como Aldonza, evidenciando cómo el respeto y la dignidad pueden transformar una vida.

La puesta en escena estuvo dedicada, a manera de homenaje, al guionista y director colombiano Jaime Bonelli y extendió agradecimientos por el apoyo brindado a los también docentes UArtes Grecia Albán, Yasmine Yaselga y Diego Ortega.

Con este montaje, los estudiantes no solo demostraron su crecimiento actoral, sino que confirmaron que el teatro sigue siendo un lugar para cuestionar, soñar y resistir. “Me gustaría seguir explorando obras clásicas, pero rompiéndolas, encontrando lo político, lo contemporáneo, lo nuestro”, expresó Darío Mohina.

Texto; Eleinn Rivera, estudiante de la Escuela de Literatura. Edición: Carmen Cortez/Dircom. Fotos: cortesía

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