Las máquinas no están muertas. Respiran, se oxidan, se detienen, pero siguen hablando en silencio. “Fantasmas en la máquina” es una muestra colectiva que emerge desde la intervención del espacio La Rotativa del histórico edificio de diario El Telégrafo en Guayaquil, un sitio cargado de memoria industrial, mediática y política. Allí, donde antes giraban los engranajes de la prensa imprimiendo versiones oficiales del mundo, hoy se activan dispositivos sensibles que cuestionan, resignifican y reaniman esos vestigios materiales desde una mirada expandida, afectiva y crítica.
Lo señala el docente Gonzalo Vargas en el texto de sala de la exposición de procesos creativos y de investigación que la Escuela de Posgrados de la Universidad de las Artes y la Maestría en Artes Visuales y Nuevos Medios inauguraron el pasado 21 de agosto y que se mantendrá hasta este sábado 30, desarrollándose también visitas guiadas para la comunidad UArtes, estudiantes de escuelas, colegios y público en general.
La apertura de “Fantasmas en la máquina” tuvo tres actividades sucesivas. Al acto inaugural, donde el artista y docente Ilich Castillo, coordinador del programa de posgrado citado, brindó detalles de los trabajos de los maestrandos, le siguieron un taller en el MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes y una proyección en la Sala de Cine, con la propuesta de Pedro González, uno de los expositores.


Exponen también sus procesos creativos Enrique Landívar, Andrea Moreira, David Barberán, David Moncayo (MONNAV), Mariví Suárez, Gabriel Arroyo, Jorge Chay Velasco, Juanca Vargas, José Luis Espinoza, Fernando Falconí, Iván Basurto, Jimmy Lara y Silvia SYL Quezada.
En su texto curatorial, el docente Gonzalo Vargas revela, además, que el curso Campo Expandido y Nuevas Tecnologías propuso como laboratorio de creación La Rotativa de El Telégrafo como un territorio suspendido entre el pasado técnico y la potencia del presente digital. “Frente a la obsolescencia de la máquina moderna, las obras aquí reunidas articulan una arqueología especulativa: exploraciones en torno al sonido vernáculo, al cuerpo como archivo, al algoritmo como gesto poético, a la memoria como construcción colectiva y a la performatividad de lo cotidiano. Desde cacerolazos hasta escaneos 3D, tejidos electrónicos y confesiones expuestas, los proyectos se inscriben en una lógica de intervención donde el arte no solo ocupa el espacio, sino que dialoga con sus ruinas y convoca a sus espectros”.
Vargas añade que los fantasmas a los que alude el titulo (de la muestra) no son solo los de las viejas tecnologías que habitan el edificio, sino también los del deseo, del recuerdo, del trabajo invisible, de las voces silenciadas. Cada obra establece una conversación con ese cuerpo-máquina desgastado, activando resonancias que van más allá de la nostalgia. Lo digital no niega lo manual; lo técnico no excluye lo íntimo; lo político no disocia lo sensible. (…) Frente a la maquinaria rota, el arte aparece como una forma de reparación simbólica un gesto que escucha, que transforma, que insiste.


A continuación, detalles de varios procesos de los maestrandos que expusieron en La Rotativa de El Telégrafo, puesto que en el taller de posgrados, que se encuentra detrás de la Galería del CIF en el MZ14, están los trabajos del otro grupo de estudiantes de la maestría de Artes Visuales y Nuevos Medios, quienes reciben con Ilich Castillo la materia Metodologías de la Investigación Transdisciplinar. Cabe anotar que, la información a compartir constan en las cédulas que acompañan las obras de los expositores:
Iván Basurto: “Primeros Auxilios”, botiquín alquimizado y paisaje sonoro. “El espejo negro es un artefacto utilizado desde la antigüedad en rituales de magia y religión. (…) Un espejo negro puede brindar visiones y predicciones a quien sepa utilizarlo; simboliza el autodescubrimiento, siendo un portal para conectar con otras dimensiones y con el interior de quien se observe en él. Este dispositivo-contenedor fue intervenido a través de un ritual alquímico, de limpieza y protección energética. Desde su interior suenan “Cantos de negros finos” y “Otros seres alados”, pieza de paisaje sonoro grabada en las riberas del río Portoviejo, Manabí.
De Basurto también constan en la muestra colectiva “Dispositivos No Eléctricos”. Carbón, clavos y velas, objetos alquimizados y empacados al vacío. Silueta de tordo negro fino calada en madera. Y “Tentativas de escape”, una instalación site specific, escritura de chapeteo en carbón sobre pared. El maestrando, en la descripción de su propuesta, rememora una frase que escuchó siendo adolescente: “’No corras, pelado’, precisamente en la puerta del edificio El Telégrafo (Guayaquil, 1995) durante una confusa serie de eventos que me llevarían a enfrentarme al abuso policial por primera vez”.

De Jimmy Lara, “Pupila aumentada”, espejo grabado con un código QR para tener acceso a una realidad mixta, acción performática, visualización digital en dispositivo celular. Y también: “Visor órgano-lógico”, un acrílico de 4mm cortado en láser y termoformado, piezas armadas con tubos y lentes de cristal de dimensiones variables.
De su trabajo, Jimmy Lara explica: Inspirado en la cámara clara, pero replanteado en términos Stieglerianos, este proyecto concibe la fotografía como un órgano técnico, una prótesis de la memoria humana. La transición de lo analógico a lo digital no solo altera la materialidad de la imagen (de lo químico a lo algorítmico), sino que redefine su temporalidad. En cuanto al visor órgano-lógico, explica que retoma la tradición prefotográfica de los grabados que adaptaban lentes a cámaras oscuras, pero lo reinterpreta mediante técnicas contemporáneas, como diseño digital, corte láser y termoformado en acrílico transparente; así, el objeto oscila entre lo histórico y lo actual entre el cristal pulido y el polímero moldeado, para cuestionar los límites entre artesanía y tecnología. (…) La experiencia se completa mediante un acto performativo al escanear un código QR, el usuario proyecta su rostro en un entorno de realidad aumentada.



Gabriel Arroyo Gallardo comparte con el público dos de sus procesos creativos: “Red de Cumulus//poeira do ceu”, una pintura insitu, y “Fluxa de Amaru”, un video monocanal, sonido stéreo y multifónico de 5 minutos de duración. En su texto de sala, el exponente indica que “experimentar con perceptibilidades dispersas, lazos entre cuerpes heterogéneos. Acudir de maneras multisensoriales frente a un fluir que se presenta en la plasticidad del tiempo/espacio. En torno a estas exploraciones del cuerpo, la plasticidad del tiempo/espacio es que se pliegan y despliegan trayectos que pueden mostrar los relacionamientos entre entidades, cuerpes o partículas, que contienen, llevan y transitan su propia información. A partir de estos relacionamientos es que se hace necesario cuestionarse: ¿qué materialidades se pueden generar, teniendo en cuenta la plasticidad del tiempo/espacio?”.
David Moncayo (MONNAV): Máquina Gilgamesh, instalación interactiva con bicicleta, generadores de energía, sistema de iluminación de bajo voltaje, estructura mecánica de rotativa de imprenta en desuso. En la descripción indica que su propuesta habita en el corazón de la antigua rotativa de diario El Telégrafo; se inserta una bicicleta conectada a generadores de energía que, al ser pedaleada por el espectador, ilumina fragmentos del interior de la maquinaria. La acción es mínima, casi precaria, pero simbólica. El espectador se convierte en médium y batería a la vez, canalizando la energía vital hacia la máquina patrimonial que ya no produce periódicos, pero aún resuena con las huellas de su memoria industrial.



Fernando Falconí: “Una cartografía chola”, siete cianotipias sobre papel. “Para la creación de la obra se recopilaron cartografías antiguas de las cuencas del Amazonas y del Guayas, halladas en repositorios digitales, bibliotecas y museos en línea. Entre las fuentes se incluyen mapas y cartas de navegación de Sudamérica que abarcan desde el siglo XVII hasta el XX. Extraer de estos ‘documentos de certeza’ la silueta de un río –su forma esencial– constituye un gesto de edición tanto metafórico como simbólico. Separadas de su contexto cultural original, estas formas reflejan, de manera inquietante, los paralelismos con las prácticas extractivistas que hoy afectan esos mismos territorios”.
Jorge Chay Velasco: “Golpear con el silencio”, escultura instalada, sonora (site specific); dispositivos de arduino con servomotores, ramas de madera y caña, hilo nylon, cordones, cucharas y cacerolas 2025. También: “Mecánica del tejido popular”, con sobras de telas encontradas y marcas reconocidas, luces led, cables eléctricos, correas, objetos e íconos populares dispositivos de arduino con servomotores y cuchara 2025.
De la primera propuesta en referencia, Chay Velasco menciona que los cacerolazos emergen como una práctica significativa que encarna formas de resistencia, expresión y memoria colectiva. A través del ruido, la repetición y la performatividad colectiva, los cuerpos generan una coreografía espontánea que interpela a las estructuras de poder. La incomodidad es un eje central en la experiencia del cacerolazo; se trata de un sonido que molesta, que interrumpe la normalidad, que desestabiliza el ritmo habitual de la ciudad. No es solo auditiva, sino también simbólica: perturba la imagen de una ciudadanía obediente, denuncia injusticias y revela el malestar de los sectores populares. Y, de “Mecánica del tejido popular” expresa que se trata de una obra que nace desde la memoria encarnada en el hacer manual, los saberes heredados y la experimentación con tecnologías accesibles. Este textil interactivo, compuesto por retazos, luces LED, servomotores y microcontroladores, representa una cartografía sensible de lo socioeconómico y lo sociocultural, entrelazando historias de vida, trabajo y afecto que provienen de territorios populares.



Silvia Quezada, SYL, llevó a la sala La Rotativa “Deconstrucciones fantasmales”, una instalación-objeto de 26 piezas en dimensiones variables, y “Resonancias perdidas”, igualmente una instalación, pero de video-sonoro, compuesta por una caja tablero de control. La maestranda confiesa que el tema de ferrocarril la ha acompañado desde siempre, pues su padre fue ferroviario. En la descripción señala que, siendo el ferrocarril un símbolo de modernidad a proyecto fallido que se desmaterializa, desmantela y desvanece, busca reflexionar en cómo construir una poética de la ausencia más allá de lo simbólico y representativo y desafiar con ello la visión tradicional del patrimonio, rompiendo con la idea de progreso lineal y trasladando el valorar del ferrocarril de lo material a la memoria afectiva. En tanto que, “Resonancias perdidas” combina el paisaje sonoro con el video sobre papel plano, los cuales pueden manipularse desde una caja que simula un tablero de control, creando un diálogo entre dos símbolos de la modernidad del siglo XX. La obra, además, alude a la tensión histórica entre ambos, ya que El Telégrafo fue crítico del proyecto ferroviario impulsado por Eloy Alfaro.
David Barberán Cevallos interviene en “Fantasmas en la máquina” con “Rises from view”, un videoarte generativo y música algorítmica mediante código creativo, una obra que reflexiona sobre el movimiento continuo de la aerovía como una coreografía predeterminada que se rompe y reconfigura a través del registro en video y la manipulación algorítmica. “(…) La idea surge al observar cómo el edificio donde vivo se encuentra atravesado –casi intervenido– por la aerovÍa, un medio de transporte urbano. Esa línea aérea que cruza la ciudad, suspendida sobre el río, terminó siendo mucho más que un simple mecanismo de movilidad. Para mí, se volvió una metáfora encarnada del flujo contemporáneo: conecta, pero también fractura; une, pero desde arriba (…)”.

De José Luis Espinoza, en la muestra se aprecia: “Sal a pasear, no estés aquí”, una instalación/videojuego, un paseo virtual contradictorio porque quien se apropie está “paseando”, pero sentado o de pie en algún lugar. El maestrando presenta, por lo tanto, un absurdo sobre el pasear, “donde se visibiliza la realidad tal como es, pero de forma que no es”.
Este desplazamiento virtual resulta un espacio donde la relación que tenemos con la ciudad toma un tono surrealista, donde se evidencia las distintas fuerzas que están presentes y que por lo general pasamos por alto. “Fuerzas que te hablan sin decir palabras, que sujetan a las personas a una idea de cómo debe ser el espacio público y sus interacciones, estas fuerzas hablan a través de las personas”.
De sus procesos creativos, el artista y maestrando Pedro González Ramírez presentó “ZUNTRALOG”, un video experimental telemático que fue, tras el acto inaugural, proyectado en la Sala de Cine del MZ14 y que en La Rotativa se mostró en una tela sublimada de 5 metros y un Cctv (Circuito Cerrado de Televisión) en directo e imágenes archivo.








