Resultados de un proyecto de investigación desarrollado por UArtes, UCuenca y UNAE expuestos en “Manos que Crean y Arrullan”

Una mesa de diálogo y la exposición “Manos que Crean y Arrullan: etnografías sensoriales del cuidado” permitieron conocer en la jornada inaugural de la VIII edición del encuentro internacional organizado por el Instituto Latinoamericano de Investigación en Artes (ILIA) los resultados de un proyecto en el que participaron docentes de tres universidades públicas del Ecuador: junto con nuestra institución, la UCuenca y la UNAE.

Por la Universidad de las Artes intervino Luis Páez von Lippke, director de Formación Continua; por la Universidad de Cuenca, Rosana Corral, Ismael Carpio, Ricardo Salcedo y María Teresa Galarza; y por la Universidad Nacional de Educación, Paola Vásquez, conjuntamente con Kory Guamán y Ángela Shimpiukat, quienes pertenecen a las comunidades de San Rafael y Shuar, respectivamente.

El proyecto en mención es “Innovación socio-cultural y políticas del cuidado: construcción y difusión de etnografías sensoriales basadas en la práctica creativa, sobre las maternidades diversas en el Sur del Ecuador”, el cual propuso la investigación de las prácticas de cuidado materno entre mujeres-madres kichwa, shuar, achuar, afro-ecuatoriana, y mujeres-madres en situación de movilidad humana en el Austro ecuatoriano y Guayaquil. Esto con el objetivo de crear un entorno digital que albergue imágenes, sonidos, textos y obras, representando de manera culturalmente pertinente diversas prácticas de cuidado materno en la región.

La muestra se inauguró en el Project Room del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes y, como detalla en el texto de sala la curadora María José Machado, se trata de una instalación inmersiva que se asemeja a una bitácora, a un diario colectivo que conjuga el registro de campo con la política del arte. “En ella se entrelazan remanentes, objetos tejidos y memorias. Las fotografías y los textos impresos en tela no son un detalle estético fortuito, responden a la intención de acercar la materialidad de los talleres de batik: telas, rebozos, pañales, vestuarios y objetos aportados por las comunidades, se convierten en soportes y lenguajes”.

El montaje, sostiene Machado, busca poner las telas como lo hicieron en sus comunidades: colgadas en percheros, suspendidas de los techos, como si las casas y los espacios cotidianos hubieran sido trasladados a lugar expositivo. Con ello, la instalación recupera un gesto de familiaridad, invita a habitar el espacio con la misma naturalidad con la que se vive el cuidado en el día a día, y subraya la intención de mantener viva la cercanía con la experiencia comunitaria.

La curadora agrega que el relato que se despliega en la exposición se articula alrededor de tres núcleos: el cuidado como práctica estética y política, la memoria como tejido y la interculturalidad como horizonte. El cuidado se manifiesta en los gestos cotidianos de maternidades diversas –madres kichwas, afroecuatorianas, mestizas– que sostienen la vida desde la memoria y la esperanza (paráfrasis del proyecto). La memoria se corporiza en canciones, consejos heredados, objetos y textiles que se convierten en ofrendas transmitidas de generaciones en generación. La interculturalidad, finalmente, convoca a mirar de frente y con ternura la diferencia, fomentando el intercambio de saberes y celebrando la pluralidad de formas en que se organiza el cuidado en Ecuador y la región.

La relación entre las artes y los neoextractivismos es el eje temático del VIII Encuentro Internacional de Investigación en Artes y en virtud de ello María José Machado indica en el análisis curatorial de la muestra que uno de sus desafíos centrales durante la reflexión fue “la noción del extractivismo cultural. La palabra ‘extractivismo’ es difícil de tratar, más aún en Ecuador, donde en los últimos años ha significado conflictos, desplazamientos y fracturas sociales derivadas de la minería a gran escala. Comparar la práctica investigativa con la minería sería injusto; sin embargo, la metáfora abre una alerta: también en el ámbito académico y artístico existe el riesgo de apropiarse de los saberes comunitarios, traducirlos bajo lógicas urbanas o instituciones y reinsertarse en circuitos eruditos”.

El extractivismo cultural se manifiesta cuando el conocimiento comunitario se homogeniza en un discurso científico, cuando se lo blanquea bajo formatos institucionales o cuando los acercamientos a los territorios se convierten en ejercicios paternalistas y asistenciales. Reconocer este riesgo no significa rechazar la investigación, sino sostenerla en principios éticos de reciprocidad y responsabilidad, añadió.

Del proyecto y sus investigadores, Machado anotó que desde su diseño metodológico se planteó que el trabajo debía basarse en el respeto como principio rector. “Respetar implicaba situar la investigación en los tiempos comunitarios, reconocer las lógicas propias de cada territorio y establecer un intercambio simétrico de saberes. La investigación-acción se articuló así con tradiciones del arte contextual, el arte comunitario y el arte cívico, proponiendo un modo de hacer que desplaza el eje autoral hacia lo colectivo. El arte cívico, entendido como una práctica que no necesariamente parte de artistas profesionales, abre la posibilidad de que la sensibilidad emerja desde diversos actores sociales. Manos que Crean y Arrulla demuestra que las manos que crean y arrullan no son únicamente la de los artistas formados en instituciones, sino también las de madres, abuelas, hermanos y comunidades enteras que materializan el cuidado en objetos, cantos, tejidos y gestos cotidianos. No se trata de desmerecer la formación artística ni el rol de las instituciones de educación superior –garantes del derecho a la educación la cultura y el arte como derechos constitucionales del Ecuador–, sino de ampliar la mirada”.

Señalando al proyecto como un ejemplo de responsabilidad social universitaria, detalló lo que cada institución de educación superior participante desarrolló. La Universidad de las Artes hizo una aproximación consciente a la vinculación desde las artes, con un enfoque antropológico que privilegia el respeto a las lógicas de los territorios. La Universidad de Cuenca aportó desde la carrera de Cine y la experiencia de graduados en el levantamiento fotográfico, sonoro y audiovisual. Además, generó talleres de batik y procesos formativos vinculados a las artes y el diseño. Y la Universidad Nacional de Educación tomó los resultados para transformarlos en una guía metodológica de educación cultural y artística destinada a escuelas del Ecuador.

“Este entramado interinstitucional constituye un gesto de militancia científica. En lugar de concentrar los fondos de investigación en círculos académicos cerrados, se busca devolverlos a las comunidades, reinvertirlos en procesos educativos y generar impacto más allá de la exposición misma”.

Concluyó que, en esencia, el proyecto y la muestra son un canto al cuidado. “Un canto que no evade las tensiones del extractivismo, de la precariedad y del trabajo invisibilizado, pero que insiste en mostrar la dignidad y la potencia creadora de las comunidades. Las manos que arrullan son también las que crean, las que tejen, son también las que sostienen, las que cuidan, son también las que transforman”.

Texto: Carmen Cortez/Dircom.

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