¿Cómo la memoria íntima puede ser resignificada a través del archivo familiar, no solo como documento histórico, sino como un dispositivo estético y afectivo? La inquietud se la planteó Renee Landívar, hoy egresada de la carrera de Artes Visuales, quien la convirtió en su proyecto de titulación y presentó sus resultados en la muestra “Constelando lo irascible”.
En la propuesta creativa y de investigación, que Renee Landívar inauguró en la galería El Garage del edificio Enrique Tábara, la artista anota que la tituló “Constelando lo irascible” porque nació de la necesidad de dar forma a emociones que, como la ira o el dolor, no siempre encuentran un cauce visible. Explica que “Constelar” remite a la idea de situar elementos dispersos en un mismo plano para que, en su relación, revelen un sentido, y “lo irascible” alude a esas emociones profundas y a veces indomesticables que atraviesan las experiencias de pérdida, migración, desarraigo y reconstrucción.
Para su muestra de titulación, Renee Landívar utilizó instalaciones, videos y objetos cargados de memoria. Entre ellos, cabellos recolectados durante años, documentos y cartas familiares, y otros materiales que actúan como huellas de vivencias personales y colectivas. Estos elementos fueron dispuestos en el espacio expositivo sin seguir un orden cronológico, sino afectivo, creando un recorrido que invita al espectador a activar su propia memoria y a relacionarse con la obra de manera sensorial y emocional.



El proceso comenzó con la recopilación de un archivo personal: fotografías, cartas, documentos oficiales, sonidos y materiales corporales, como el cabello. Luego vino una etapa de investigación sobre el duelo, la materialidad y las formas no institucionales del archivo, los cuales la llevaron, subraya, a concebir piezas donde estos elementos se transforman simbólicamente.
La ejecución implicó tanto el trabajo técnico (construcción de piezas, programación de dispositivos, montaje audiovisual) como la composición espacial para generar un ambiente inmersivo. En la puesta en escena, la muestra se desplegó como un espacio que combinó la intimidad de un archivo personal con la apertura de un lugar colectivo de memoria. En su inauguración, el recorrido fue pensado como un tránsito por diferentes atmósferas, en las que el público pudo detenerse, observar y, en cierto modo, constelar sus propias memorias con las mías.
Para Renee Landívar, “Constelando lo irascible” no solo fue el cierre de un ciclo académico, sino también una obra que le permitió transformar lo íntimo en una experiencia compartida, ampliando las posibilidades del archivo como gesto poético, crítico y reparador.

De qué la llevó a estudiar en la Universidad de las Artes y cómo resultó el proceso, la ahora egresada de Artes Visuales indica que decidí estudiar la carrera porque siempre ha entendido el arte como un lenguaje capaz de contener y transformar lo que no se puede decir de otra manera. “Desde mis primeras experiencias creativas sentí que necesitaba un espacio donde no solo pudiera aprender técnicas, sino también desarrollar una mirada crítica y reflexiva, dialogar con otras disciplinas y cuestionar las estructuras establecidas. La universidad me ofreció ese entorno: un lugar para explorar, equivocarme, experimentar y construir un cuerpo de trabajo que parta de lo personal hacia lo colectivo”.
Revela también que dentro de las Artes Visuales la caracteriza una práctica que entrelaza archivo, memoria y materialidad, puesto que trabaja con elementos que cargan una fuerte carga afectiva (cabello, documentos, objetos familiares). “De esta forma los resignifico a través de instalaciones, videos y dispositivos interactivos. Mi interés está en crear obras que no se limitan a ser observadas, sino que invitan a ser recorridas y vividas, buscando que el espectador se convierta en parte activa de la experiencia”.
¿Qué define a Renee Landívar como artista? A la inquietud responde que es la capacidad de habitar la fragilidad y convertirla en un espacio de reflexión. “Me identifico con un enfoque procesual y sensible, donde cada pieza surge de un diálogo entre lo íntimo y lo social, entre la memoria individual y la historia colectiva. Mi obra no busca respuestas definitivas, sino abrir preguntas y provocar encuentros, incluso incómodos, que permitan mirar de otra manera lo que solemos dejar oculto”.
Fotos: cortesía de la artista expositora Renee Landívar, egresada de la Escuela de Artes Visuales.







