A medio camino, documental de Nantu Mantilla, fue seleccionado para formar parte del Festival Internacional de Cine Documental “Encuentros del Otro Cine” – EDOC, que se realizará del 9 al 20 de mayo de 2018 en Quito, Guayaquil y Cotacachi, sedes de EDOC en su 17ª edición que contará con 138 documentales de 45 países.
El documental de Mantilla narra las problemáticas que se suscitan, como en varias fronteras de Latinoamérica, en el barrio “El Brinco” de la ciudad de Tulcán (Ecuador), donde muchas familias pasan a través del río Carchi desde televisiones hasta gallinas. Aunque el micro contrabando es un apoyo económico para muchos, por su naturaleza ilegal, se desarrolla en medios hostiles que ponen en peligro la vida de los más vulnerables. El proyecto busca despojarse de ideas duales para descubrir personajes que arriesgan su vida con el fin de sobrevivir.
Mantilla, estudiante del octavo semestre de la carrera de Cine de la UArtes, fue la directora y productora del documental. A continuación nos cuenta cómo se construyó su propuesta.
¿De dónde nació la idea del documental?
Como hija y nieta de comerciantes tulcaneños que algunas veces han optado por el microcontrabando para abastecer su negocio, partí de mi necesidad por entender cuáles son los peligros y las medidas de castigo a una actividad que la practican la mayoría de tulcaneños hace décadas. El tema del contrabando en esta región del país es muy extenso y tiene varias aristas de violencia y corrupción. Motivo que me obligo a centrarme en el microcontrabando del barrio El Brinco, que se caracteriza por ser de clase social baja, estar en la periferia de la ciudad de Tulcán (límite entre el campo y la ciudad), estar a un kilómetro del rio Carchi (frontera Ecuador- Colombia) y por ser uno de los barrios que ejerce la cacharrería desde que se impuso esta línea imaginaria entre ambos países.
Sin embargo, el contrabando por su condición ilegal, es un secreto que todos saben, pero nadie se inmiscuye por miedo a ser juzgados. Por lo tanto, de forma estratégica, se plantea contar desde un lenguaje muy metafórico y contemplativo que busca representar la cotidianidad de los personajes que luchan por sobrevivir y convivir con este medio hostil.
¿Cómo se estructuró el rodaje?
El rodaje se realizó desde el 5 hasta el 11 de noviembre del 2017.
La investigación fue crucial para este proyecto, porque me permitió liberarme de prejuicios, no victimizar a los personajes y marcar las diferencias entre los contrabandistas y los microcontrabandistas. No obstante, por ser un tema delicado, todo el tiempo me vi obligada a tomar decisiones estéticas y narrativas para proteger la integridad de los contrabandistas que me iban a apoyar. Durante la preproducción realizamos, con mi compañera sonidista Elizabthe Sig-Tu, las grabaciones de los testimonios que fueron cruciales para estructurar la historia y, en rodaje, tener más libertad de grabar diferentes momentos que podrían adquirir un significado metafórico con lo narrado.
¿Qué se siente haber sido seleccionada para el Festival?
Desde que tengo trece años he asistido a las proyecciones de EDOC y ahora ver proyectado mi corto, además de sentirme grata de formar parte de un Festival de alta calidad artística que promueve la diversidad, siento que como estudiante es un impulso para seguir explorando el mudo del cine documental.
¿Tienes proyectos cinematográficos en marcha?
Quiero realizar un corto documental para mi tesis, que se desarrolle en la ciudad de Guayaquil.
¿Cuál es tu visión de la UArtes en el campo del cine?
La Universidad de la Artes pone al alcen de todos, por primera vez en el Ecuador, una educación gratuita en cine, como consecuencia ha reunido a estudiantes de todas las provincias que vienen con historias y visiones que antes no tenían cabida. Creo que somos estudiantes que vamos a generar cine desde espacios diferentes y más diversos.
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