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Los “Palanganos” de Ninoska Arteaga

A su tesis la denominó “Los Palanganos”, porque, según comenta Ninoska Arteaga, estudiante de Artes Visuales, es el término común del lugar donde se documentó para desarrollar el marco teórico de la exposición del mismo nombre que inauguró el 26 de febrero y de la cual hizo, el 22 de marzo, su defensa final. “En los campos de Balzar, en la frontera con Olmedo, provincia de Manabí, les llaman así (palanganos) a las personas buchonas que vociferan todo lo que tienen para hacer sentir mal a los demás; siempre hablan con malas intenciones y ánimos ofensivos”, explica la alumna de la UArtes.

Agrega que concibió la propuesta porque creció con familiares que padecen esquizofrenia y paranoia. “Y durante mi vida estudiantil, entre el 2014 y 2015, hice prácticas comunitarias en el hospital psiquiátrico Lorenzo Ponce, y en el 2018 di clases voluntarias a un grupo de niños con déficit de atención, esquizofrenia y paranoia.  Toda esta relación con personas con estos trastornos mentales me llevó a investigar”.

En “Los Palanganos”, la muestra, Ninoska Arteaga expuso siete obras, cuatro video instalaciones y una instalación de fotografías con textos que registraron su experiencia con personas que padecen trastornos mentales. De esto también, una serie de dibujos de visiones y delirios, y una escultura de un cuerpo sin cabeza y piernas dentro de un vestido de terciopelo. La exposición, expresa, le permitió demostrar la importancia del arte ante estas otras nuevas narrativas y cómo, incluso desde una investigación psicoanalítica y antropológica, la obra de arte puede potencializar y conflictuar una mirada hegemónica en nuestro medio.

La exposición la realizó en las calles Tungurahua entre Padre Solano y Luis Vernaza, “en una casa abandonada que tiene antecedentes de dueños con trastornos mentales, quienes, justamente, por causa de sus enfermedades tuvieron que viajar a Estados Unidos para recibir tratamiento”, revela y añade: “La casa está en litigio porque no se sabe quién mismo es el heredero, pero su primera dueña murió allí; ella sufría de amnesia y deliraba”.

Ninoska Arteaga llegó a la UArtes del ITAE. “Cuando se abrió la posibilidad de entrar a la primera Universidad de las Artes del Ecuador y, sobre todo, en Guayaquil, no pude negarme. Me gusta lo que hago y aunque un título de tercer nivel no demuestra que eres un buen artista, es necesario para poder escalar y abrirse puertas en el medio e incluso en otros lugares”.

En sus manifestaciones artísticas, Ninoska Arteaga revela inclinarse por el video, la instalación, la fotografía, el registro y el dibujo. “Me permiten captar y congelar instantes que quizás nunca más se repitan. Si bien la mayoría de artistas son pintores o escultores, el arte puede surgir precisamente desde las limitaciones que tienes para representar las cosas o socializar con un medio y entorno. Yo prefiero el videoinstalación y el dibujo como soportes para manifestar una idea, una obra o una investigación”.

Tras obtener el título, la estudiante, quien se describe como una persona alegre y social, pero a la vez reservada y de pocos amigos, seguirá buscando e interactuando con el medio artístico, hará una maestría en Historia del Arte y viajará por el mundo.

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