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Solange Rodríguez y la gira con “La primera vez que vi un fantasma”

La narración oral le apasiona, aunque el concepto romántico que tenía a los 18 años acerca de los escritores es distinto al que tiene ahora, que bordea los 43 –los cumplirá este año– y cuenta con ocho publicaciones del género de la imaginación fantástica. Es Solange Rodríguez, la escritora ecuatoriana, y docente de la Escuela de Literatura de la Universidad de las Artes, a quien la editorial española Candaya le publicó, junto a UArtes Ediciones, el más reciente de sus libros. Se titula “La primera vez que vi un fantasma” y en sus 138 páginas constan 15 de sus cuentos.

Dialogar con la autora no es solo sumergirse en su producción literaria, es constatar en cada gesto, palabra e incluso pausa la gran facilidad que tiene para el relato y detallar su trajinar literario. Su primer libro, “Tinta sangre”, saltó a la escena en el 2000. Era muy jovencita cuando lo editó, comenta, por esa razón imprimió mil ejemplares, que pagó con la ayuda de sus padres y lo que recaudó de una rifa. Alguien le hizo caer luego en el error. Lección más que aprendida que ahora menciona con humor y recuerda siempre, pues en su casa aún hay rodando varias de esas impresiones.

De sus inicios a la fecha, en lo que Solange Rodríguez no cambió fue en la capacidad para imaginar. Es tal, que ahora las cosas que se le ocurren, confiesa, le dan miedo. “Antes las frenaba o no era tan consciente de aquello, pero ya no. Le perdí miedo a la imaginación y llevo un diario de sueños donde apunto todo”. Desde lo más descabellado hasta lo que potencialmente es escribible y descriptivo. Y es que el género por el que transita Solange Rodríguez se alimenta justamente de esa imaginación.

Las historias de “La primera vez que vi un fantasma” acogen presencias fantasmagóricas o fantásticas, como las mujeres diminutas que se adueñan del sofá de una casa para escudriñar a quienes allí se sientan. En sus relatos –cortos unos y de mayor extensión otros– hay monstruos, animales, duendes y aparecidos.

Sobre cómo Candaya se interesa en su producción literaria, la escritora revela que en octubre del 2018 tuvo el primer acercamiento. Esto a partir de la experiencia de la editorial con los también escritores guayaquileños Mónica Ojeda y Mario Campaña. Los editores “querían hacer una tarea de rescate o revisión de la literatura ecuatoriana contemporánea. Vinieron, invitados por El Quirófano (revista de arte y literatura cuyo editor-director es el poeta Augusto Rodríguez) a un encuentro de poesía”.

De allí  fueron a la Casa Morada, espacio de iniciativas culturales y artísticas, y preguntaron a (su directora) María Paulina Briones por sus obras. Ella les hizo llegar una copia de uno de sus relatos. “Me aconsejaron que fuera a conocerlos, pero decidí no participar en esa caza de talentos”. Los editores de Candaya viajaron a Galápagos y leyeron los libros que habían llevado, entre esos el suyo y contactaron a Fernando Montenegro, director de UArtes Ediciones, para manifestar interés por su material.

“Antes de que volvieran a España conversamos, me preguntaron qué tenía hasta ese momento. Yo venía trabajando en un proyecto de antología personal, de una tarea de imaginación que no ha parado nunca. Se los comenté y pedí seis meses para concluir el libro de cuentos que estaba armando. Aceptaron y acordaron con UArtes Ediciones una coedición; faltando dos meses del plazo entregué el material”.

Los editores de Candaya le manifestaron que tenían también la idea de hacer una revisión a su anterior literatura y no quedarse solo con los cuentos nuevos. Es así que entre los 15 cuentos de “La primera vez que vi un fantasma” hay trabajos recientes y los editados en el pasado. “Una mezcla, una tarea de rescate y, al mismo tiempo, de mostrar obra fresca. Hay relatos de largo aliento y otros muy cortos, intercalados en la mitad del texto”.

La edición de “La primera vez que vi un fantasma” salió en octubre del 2018 y Solange Rodríguez viajó en marzo de este año a España para cumplir una gira por ocho ciudades: Madrid, Logroño, Zaragoza, Barcelona, Sabadell, Vilafranca, Valencia y Murcia.  “Hubo presentadores, siempre dialogantes, muy interesantes –y reconocidos, como el cuentista José Ovejero– y académicos que comentaron mi libro”.

En el camino, Solange Rodríguez recibió la noticia del lanzamiento de un libro de literatura fantástica que recopila el trabajo de escritoras hispanoamericanas. Se titula “Insólita” y ella consta con “Pequeñas mujercitas”, un cuento de la primera serie de “Fantasmas”, editado por Páginas de espuma.

“Hay muchos ecuatorianos estudiando maestrías de todo tipo en España y les llamó la atención que vaya una ecuatoriana a mostrar su obra”, indica. Como anécdota, agrega, que por uno de sus relatos, “Paseo de domingo”, que es la historia de una madre que sale con su hija a pasear y que al final se revela que está muerta, un par de compatriotas se le acercaron para decirle que se sentían identificados con ese relato porque les hacía recordar a Ecuador”.

En Logroño encontró un club de lectura, denominado El color de la mirada, que había leído “Pequeñas mujercitas” y “Atanudos”. “Fue interesante hablar al respecto porque es cuando despierta ese sentimiento mágico y la gente empieza a contar historias”.

En el plano de la academia, Solange Rodríguez confiesa que gran parte de la persona que es se lo debe a dar la cátedra que le gusta: Escritura de relatos. Por eso, en su estadía en España buscó material para leer y compartir con sus alumnos. “Nunca paro de estudiar, de tomar cursos, hacer lecturas motivadoras y todo eso me hace pensar en ese laboratorio, que es la cabeza, y en actividades en las que los estudiantes puedan verse involucrados”.

Contrario a lo que muchos piensan, la escritora y docente ve a la tecnología como una plataforma donde la calidad la pone el escritor. “El autor mexicano Alberto Chimal publicó un libro a partir de tweets; son semillas de ideas que colocó en esa red social y le sirvieron luego para generar el libro de microrrelatos “El viajero del tiempo”. Otro mexicano, José Luis Zárate, hizo lo mismo y editó “El libro del fin del mundo”, de relatos muy breves que fue publicando en Facebook”.

En la Casa Morada, Solange dicta talleres de Escritura Creativa. En Guayaquil su libro lo presentó en octubre pasado y quiere llevarlo a otras ciudades del país, como Loja y Manta. También planea acudir a la feria de libro de México y a un congreso de microliteratura, en Bolivia.

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