Por John Subía Cantó
Nos encaminamos rumbo a Riobamba, nuevas imágenes que ver, nuevas cosas por conocer y aprender, hace tiempo no salía del caos de esta ciudad porteña, que me espera, que nos espera.
Ya se respiraba aire frio y paisajes hermosos contemplados desde interior de bus. Llegamos al Tecnológico Jatun Yachay Wasi, un lugar interesante, centrado en el estudio de ciencias ancestrales. Aprendimos teóricamente sobre la medicina andina, las terapias florales y limpias energéticas que se realizan; también sobre su cultivo, propiedades y buen uso de las plantas. Además, nos comentaron sobre las ceremonias, construcciones andinas, distribuyéndose de acuerdo al espacio energético. Debemos siempre agradecerle al tiempo que el universo nos brinda, YUPAYCHANI (gracias).
Próxima parada ALAJAHUAN, 4:11 pm, percibiendo la ciudad de Riobamba desde lo alto, un compañero decía “comparar este aire con el aire de la Metro vía”, todos rieron. Seguimos escuchando más sobre el Pawkar Raymi (florecimiento), el carnaval y un poco de la historia de la iglesia Jesús de Allajahuan. Luego bajamos del cerro, nos tomamos una foto con el bus de la Universidad. El chofer nos pidió una que evidencia el viaje realizado, por cierto buen conductor y entrevistador, luego de eso nos grabó con su celular, más que un aficionado, para mí que estudió cine, lo vi como un colega del cine, al final lo terminé entrevistando yo con su mismo celular.
En el cantón Guano, que nos esperaba con los brazos abiertos, visitamos el museo municipal, conocimos al último hielero del Chimborazo y subimos al teleférico, en algún momento escuche al profesor decir que ya regresa, que iba a comprar unas cholas: panes relleno de panela.
Me llevé $2 de cholas a Guayaquil y un instrumento musical de viento. Que buen viaje, aprendiendo sobre nuestras raíces, la cosmovisión andina y su cultura. YUPAYCHANI.