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Un viaje por el corazón de la serpiente (Amaru)

Por Laura Nivela

El día viernes 2 de febrero de 2018, a partir de las 5:30 a.m., el bus de la UArtes nos esperaba en el Campus Centro para un viaje programado a la provincia de Chimborazo. Este es el primer viaje programado, en conjunto con estudiantes de diversos niveles de Kichwa de la Universidad de las Artes, a Colta, Riobamba, Cajabamba y Guano con la finalidad de acercarnos a las comunidades kichwa hablantes y al territorio ancestral de los Puruwá.

Antes de salir, nos reunimos en el Pasaje Illingworth y mientras esperábamos a nuestro profesor de Kichwa, Arturo Muyulema, con el pasar de los minutos íbamos creciendo en número. Estamos listos para viajar, subimos las maletas y nos despedimos de nuestros padres, algunos solo suben sin ver atrás.

Nuestra primera parada. Luego de alrededor de seis horas de viaje, a las 11 a.m. llegamos a la laguna de Colta, donde se encuentra el Instituto Tecnológico Superior de Saberes Ancestrales y Nueva Conciencia “Jatun Yachay Wasi”, creado como respuesta a la necesidad de estudiar, validar y revitalizar los saberes y conocimientos ancestrales de los pueblos originarios mediante la generación de procesos académicos-científicos direccionados al “Sumak Kawsay” (buen vivir).

En el Instituto aprendimos, a partir de un recorrido colectivo y ameno, sobre sus instalaciones hechas de materiales como la madera y la paja, aulas sin puertas de metal o materiales similares, porque lo que se busca es una manera de construcción cultural amigable con el medio ambiente y la posición con el sol. Asimilando el frío aire del lugar y admirando las pequeñas flores que encontrábamos por el camino, nuestros guías nos enseñaron huertos así como el uso de las plantas medicinales. Nos enseñaron que existen plantas de clima caliente y de frío, hembra y macho, siempre en dualidad y par, que partir de las lunas hay que saber cuándo podar y cosechar.

Otro lugar que visitamos dentro del Instituto fue el ‘Rupak Puyu’ (El temazcal), que representa el vientre materno y el vientre de la Pachamama, nos explicaron que al momento de entrar limpia el cuerpo de toxinas, malas vibras y que para ello el temazcal debe estar a una temperatura alta, máxima de hasta los 50 grados, lo que lleva al sujeto después de la limpieza a un proceso de volver a nacer. Frente al temazcal hay un horno de piedras volcánicas que funcionan como una salida para las energías que acabamos de desechar. Al final de nuestro recorrido, el guía dijo “el bosque andino es como una serpiente y adentro está el corazón de la serpiente”.

Seguimos nuestro viaje a Cajabamba para buscar algo que comer porque luego nos esperaba el ascenso a la montaña. De regreso pasamos nuevamente por “Jatun Yachay Wasi” y la laguna de Colta, atravesamos la parroquia Santiago de Quito para entrar a la comunidad de ‘Alajahuan’, allí el bus nos llevó hasta unos 100 metros de una capilla católica construida en la cima de una montaña sobre una waka (sitio sagrado) recubierta de áreas verdes y extensas laderas que lo circundan; allí se siente el soplo de los vientos provenientes de los 4 regiones o suyus representados por las montañas de Chimborazo, Altar, mama Tungurahua y Sangay, desde la cima se aprecia toda la ciudad de Riobamba. En el templo, nos contaba José Parco (técnico de gestión de Interculturalidad del GAD Riobamba), que degüellan gallos como ofrenda a la Pachamama y en las proximidades al carnaval acuden cientos de personas de diferentes comunidades indígenas, inclusive de otras provincias, para bajar por las montañas aledañas en forma de zigzag, festejando y cantando.

Nos vamos con el ultimo rayo de sol, camino detrás de mis compañeros, los veo bajar rápidamente mientas los pequeños rayos de sol tocan sus cabezas. Inmediatamente la lluvia nos alcanzó a manera de saludo con los extraños, pero sin ser un impedimento en nuestro recorrido por los parajes de la montaña y precipicios. En clara aceptación nuestra, la lluvia se desvanece mientras llegamos a un sembrío de papas donde encontramos a una familia kichwa en un cave de papas en la comunidad Puchi Guallaví (la tierra de nuestro guía José Parco), nos detuvimos para conversar y pudimos ver de cerca la cosecha de papas. Escuchamos las conversaciones en kichwa de nuestro profesor, las  traducciones de nuestro guía, vimos los gestos y sus sonrisas. Me sorprendió que a tal temperatura pudieran trabajar con tan poca ropa, mientras nosotros nos teníamos que abrazar entre cuatro para poder contener un poco de calor…

De repente ya habíamos descendido la montaña y cruzamos las parroquias de Punín, San Luis y llegamos a Riobamba ya cayendo la noche… nos hospedamos en el centro, en el corazón de la ciudad. Antes de que termine la noche deambulamos alrededor de las grandes explanadas con antiguos rieles de trenes de la Plaza Eloy Alfaro, más conocida como “La Estación”.

Casi al finalizar la noche y desde una terraza, entre las calles que se oscurecen y los semáforos intermitentes, divisamos a dos personas caminando, envueltas en una sábana con las bocas tapadas en pañuelos oscuros. Caminaban sincronizadamente, tan pegadas que parecían siamesas. Las calles se vuelven a iluminar, las personas empiezan a moverse en grandes grupos, ellas han desaparecido.

Guano es nuestro último destino del viaje. En nuestra entrada al museo municipal de Guano nos sorprendió la presencia del último hielero del Chimborazo, el tayta Baltazar Ushca, él conversa fervientemente en español y en kichwa, con el profesor Muyulema, sobre sus viajes no solamente al Chimborazo sino al exterior, donde recibió un premio. En uno de sus diálogos, empezamos a conversar acerca del transporte del hielo:

  • ¿Cuánto tarda el traslado para poder bajar el hielo?
  • 4 horas de subida y 4 horas de bajada
  • ¿Cuánto dura el hielo?
  • 2 semanas en mitad de paja.

Todos nos asombramos y tocamos sutilmente el hielo de gran tamaño que él sostiene en sus manos como si no lo quemara y no quemara sus dedos. Nos sonríe y nosotros le sonreímos a él.

Conoce otro relato de este viaje a través de la mirada de John Subía Cantó

Nos reunimos de nuevo en el bus y tomamos el camino a la ciudad de Riobamba y emprendimos nuestro retorno a Guayaquil.

En este viaje a la provincia de Chimborazo hemos estado pululando el corazón de la serpiente, entre siamesas fantasma, conversaciones, miradas, distintas formas de comunicación, distintos climas y sentimientos. Creo en los niños sonrientes que he conocido en este viaje, en mis compañeros de clase: Silia Aguilar, Josué Benjamín Loor Armendáriz, Nicole Elizabeth Coronado Narea, Erick Alexander Juma Albarran, Sharon Nivole Maila Maldonado, Valeria Karolina Bury Arellano, Luis Adrián Andaluz Jácome, Jorge Andrés Brando Calero y John Subía Cantó y Diego Encalada.

Mientras cada sonrisa se guarde en el recuerdo de las manos /extensión/ de las mías, mientras las sonrisas y el sonido del bus se guarden en la memoria del viaje, del movimiento, en pequeñas gotas de lluvia en nuestras ventanas, seguiré recordando el pequeño sonido de nuestros pies posando para las fotos.

Detengo el tiempo. El viaje nunca se termina.

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