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Estudiantes de Artes Sonoras, al frente del proyecto Coro Infantil

Entre risas y cantos los 60 integrantes del coro infantil de la Universidad de las Artes practican en el ágora de Ría, espacio de educación y creación en artes con niñas y niños ubicado en la planta baja de la Biblioteca de las Artes. Es miércoles y el ambiente de aprendizaje se torna también festivo.

El coro infantil es un proyecto que se tenía planificado poner en marcha tiempo atrás, pero es con el ingreso a la UArtes del profesor Ernesto Mora que se concretó.

Las primeras acciones para el despegue del proyecto se lograron gracias al departamento de Vínculo con la Comunidad, el cual gestionó las visitas del docente a las distintas instituciones educativas (escuelas y colegios), a fin de realizar audiciones y seleccionar a los integrantes del coro infantil, cuyas edades fluctúan entre los 5 y 12 años.

Ha transcurrido aproximadamente un mes de un proceso de selección, clasificación según el timbre de voz y ensayo, sin embargo, el profesor Ernesto Mora asegura que, pese al poco tiempo, las niñas y los niños observan un gran avance.

En el proyecto del coro infantil participan estudiantes de sexto, séptimo y octavo semestre de la Escuela de Artes Sonoras. Y es que en la UArtes la formación que reciben sus alumnos no es solo para profesionalizar a futuros músicos o cantantes, sino a directores, gestores culturales, arreglistas y compositores. Ellos son:  Dylan Vargas, Karen Ortega, Mishel Culqui, Juan Gutama, Joshua Navarrete, Kimberly Pinargote, Daniel Hermenejildo, Gustavo Zaens y Natalia Medina.

Dylan Vargas, coordinador del proyecto, afirma que lo importante de poner en práctica los conocimientos recibidos en las clases de metodología de la enseñanza y pedagogía. Pero no es solo eso, pues para él lo más importante es la oportunidad de enseñar cultura nacional. “Los niños aprenden a cantar, a proyectar la voz, a respirar con el diafragma. También aprenden referencias culturales nacionales. Les enseñamos a apreciar lo nuestro. Por ello empezamos a ensayar composiciones como ´Guayaquil de mis amores´ y el Himno Nacional”.

Joshua Navarrete, otro de los estudiantes inmersos en el proyecto, afirma lo satisfactorio que le resulta poder compartir gustos de los distintos ritmos musicales con los niños con Beatboxing, aparte de la experiencia de clase coral. Y Kimberly Pinoargote opina: “Es distinto ir a la práctica. Es una experiencia enriquecedora aprender mutuamente con los niños”.

Los ensayos de las niñas y los niños duran dos horas y se realizan los miércoles y jueves. Ellos primero vocalizan y “calientan” las cuerdas vocales para luego ser separados según su timbre de voz, prácticas que realizan bajo la observación de los estudiantes y futuros directores.

“Hay un sentido de pertenencia de ambas partes. No es solo una materia y horas de prácticas más, es el proyecto de ellos”, comenta al respecto el docente Ernesto Mora.

Gilda Sanchez, del Departamento de Vinculación con la Comunidad, resalta la necesidad que tienen las instituciones de contar con materias, profesores y áreas dirigidas al arte, específicamente a la música. De allí la importancia de la educación que reciben los estudiantes de la UArtes, indica. “Ellos, en el futuro, cubrirán esta necesidad existente. Ellos son los que satisfarán la demanda en las escuelas. Como profesional en artes tienen un deber con la comunidad y una oportunidad de vida”.

Este proyecto forma parte de un macro proyecto de creación de diferentes ensambles y grupos musicales de la UArtes, con la intención de que las demás instituciones educativas sigan este ejemplo.

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