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“Interculturalidad y Artes”, la más reciente publicación colectiva de UArtes Ediciones

Interculturalidad y Artes. Derivas del arte para el proyecto intercultural es una serie de ensayos sobre cómo el arte puede aportar a interculturalizar la sociedad. El lanzamiento del libro se realizó de manera virtual el martes 28 de julio de 2020. En la cita participaron su editor, Jorge Gómez Rendón, y algunos de sus autores: Manai Kowii, Philipp Altmann y Marco Alvarado; el director de UArtes Ediciones, José Miguel Cabrera, actuó como anfitrión.

Editado por UArtes Ediciones, Interculturalidad y artes continúa la reflexión iniciada en los ensayos reunidos bajo el título Repensar la interculturalidad y explora las formas en que las artes pueden contribuir al proyecto de interculturalizar la sociedad. Esta obra colectiva de 240 páginas –en la que también constan trabajos de Paolo Vignola, Lucía Durán, Arturo Serrano, Sara Baranzoni y Patricia Pauta– se construye con propuestas que toman las artes como ámbito del proyecto intercultural en relación con la política, la epistemología y la estética, en busca de formas posibles de interculturalizar la sociedad a partir de las prácticas artísticas.

En la obra se pueden leer los textos: “Arte e interculturalidad, o: ¿puede el arte ser intercultural?”, de la autoría de Philipp Altmann; “Las minorías creadoras. Diferencias en la interculturalidad”, de Paolo Vignola; “Representaciones indigenistas, ventriloquías y sentido común visual. Un ejercicio de desmontaje de cara a un proyecto intercultural”, de Lucía Durán; “Moral e interculturalidad en el cine latinoamericano: Una reflexión desde la ética”, de Arturo Serrano; “Performar la interculturalidad. Hacia un perspectivismo de las memorias”, de Sara Baranzoni; “La función sonora en el diálogo intercultural”, de Patricia Pauta; “Arte e Interculturalidad: Debates del arte kichwa contemporáneo”, de Manai Kowii; y, “Conferencia performativa y ejercicio intercultural. Siete actos para pensar en cómo descolonizar un sánduche de brontosaurio con aguacate”, de Marco Alvarado López.

En el prólogo del libro, su editor, Jorge Gómez Rendón, indica que aunque sus capítulos no están ordenados según un criterio clasificatorio que lo divida en partes, los dos primeros contienen reflexiones que pueden servir de punto de partida para las propuestas que se desarrollan en los restantes desde la literatura, la música, el cine, la performance y las artes plásticas. Anota que, como su título sugiere, la obra colectiva recoge tantas reflexiones como propuestas a partir de las artes con respecto al proyecto de una sociedad intercultural.

Philipp Altmann realiza un análisis del sistema del arte y las posibilidades de incorporar en él el elemento étnico y concluye que un arte intercultural es posible a cuenta de que sea el propio arte quien establezca sus criterios estéticos interculturales, lo cual no excluye la posibilidad de que actores externos puedan fomentar el desarrollo de una interculturalidad artística.

Paolo Vignola articula como un diálogo teórico entre lingüística, filosofía postestructuralista y teoría literaria, con el fin de imaginar formas de interculturalidad desde el lenguaje que vayan más allá de la representación institucional y sortear así los peligros del esencialismo identitario. A partir de dos referentes literarios, su contribución plantea una dimensión intensiva, cotidiana y experimental de la interculturalidad, vivida a través de una transformación permanente del lenguaje y las relaciones sociales.

El problema de la modalidad representativa de los lenguajes para el proyecto intercultural vuelve a ser puesto sobre la mesa en el capítulo de Lucía Durán, quien retoma el concepto de ventriloquía para analizar las representaciones visuales de lo indígena hechas por las élites intelectuales blanco-mestizas y la creación de un “racismo de la mirada” que instituye un sentido común visual, matriz en la que continúa desarrollándose la espectacularización de la diversidad cultural.

La contribución de Arturo Serrano cuestiona la interculturalización de las artes cinematográficas a través de prácticas que simplifican el problema y lo reducen, bien a narrativas de buenos contra malos, bien a un problema de cuotas de pantalla. A partir del análisis de algunos filmes demuestra los peligros de este reduccionismo y propone la búsqueda de un modelo rizomático que complejice lo intercultural no solo en su representación, sino en su mismo devenir.

La misma puesta en escena de las culturas como entidades cerradas, clasificadas y analizadas desde una sola perspectiva que Arturo Serrano cuestiona para el cine es el punto de partida de la reflexión de Sara Baranzoni sobre la interculturalidad en la época de su representación y teatralización técnica. La autora propone que repensemos la interculturalidad desde la performance como un perspectivismo orientado al futuro.

Desde una perspectiva etnomusicológica, el capítulo de Patricia Pauta aborda los fenómenos interculturales en el quehacer musical del Ecuador en relación con el discurso musical, la historia y la sociedad. Su contribución reflexiona sobre los fenómenos sincréticos que han determinado los rasgos de nuestra estética musical y reclama un diálogo intercultural en el arte dentro del espacio educativo, a fin de promover procesos de transculturación que mantengan una equidad en la participación de influencias estéticas.

En el penúltimo capítulo, la artista kichwa Manai Kowii acomete una crítica a la mirada colonial con que se ha considerado tradicionalmente las prácticas artísticas de los pueblos y nacionalidades, y reflexiona sobre la relevancia política, cultural e histórica de sus propuestas estéticas desde el concepto de Sumakruray, con una visión integral del arte como aprendizaje conjunto que no deslegitima otros modos de hacer y crear. La obra cierra con la contribución de Marco Alvarado López, artista guayaquileño que propone un ejercicio diferente para reflexionar sobre lo intercultural. Escrito como el guion de una conferencia performativa, el texto reflexiona sobre los cruces interculturales de su propio trabajo. De este modo desmonta la representación escrituraria del régimen grafocéntrico imperante en la relación entre el castellano y las lenguas indígenas a partir de su propia técnica creativa. Como para llevarnos de vuelta a la realidad de un país que está empezando a construir su interculturalidad, se interroga sobre la distancia entre el hombre común y las reflexiones que promueve el discurso de artistas, políticos e intelectuales, al tiempo que nos propone como desafío más importante a quienes pensamos y repensamos la interculturalidad el abrir espacios donde se la reconozca como parte de la vida cotidiana

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