Ramiro Noriega, rector de la UArtes, concurrió el sábado 3 de noviembre, a la Sesión Plenaria Anual de la plataforma International Network for Contemporary Performing Arts (IETM) en Múnich, Alemania, e intervino como ponente sobre el tema “Postcolonial Minefields”, junto con la Dra. Helena Nassif, directora ejecutiva de la organización Al Mawred- Culture Resource en Líbano y el Dr. Toni Attard, director de Culture Venture en Malta. En esta cita participaron alrededor de 300 organizaciones e instituciones de educación superior en artes.
Noriega indicó: “Hay que entender la situación histórica de América Latina, reconocer que vivimos en una etapa republicana, que ha estado signada por un sistema de poder, económico y cultural que corresponde a un modelo importante, que deja en la invisibilidad no solo a amplios sectores de la sociedad, sino que va en desmedro de los intereses de las diversidades, de eso se puede concluir que el Estado republicano es un Estado colonial.
Además añadió: “En todos los aspectos, la educación no da cuenta de las diversidades culturales, no incorpora las catorce lenguas, ni las dieciocho prácticas culturales ecuatorianas. Uno se puede preguntar al servicio de qué está diseñado ese Estado y podríamos pensar que se ha establecido una forma de democracia que no es intercultural ni plurinacional”.
“Todo esto se resume en dos políticas: una política convencida, radical, de desarrollo de redes locales, nacionales e internacionales, que a mí parecer marcan todo el espectro, que es el vínculo con la comunidad, para decir que la universidad intramuros es pecado mortal. Tiene que ser una universidad porosa, permeable, pero también inspirada por el deseo del otro, de la búsqueda del otro. La otra política que es crucial de la investigación y de la práctica artística y de las creatividades, porque sin eso la pedagogía se vuelve controladora, colonial y conductora. Habría que entender que la educación tradicionalmente fue una herramienta de colonización, el sistema educativo normador, disciplinador, no emancipador, por eso el antídoto para esa educación castradora, deformadora de la naturaleza humana, es la práctica artística e investigativa, porque se supone que la educación sería siempre un espacio orgánico y en movimiento” concluyó Noriega.
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