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Rita Lecumberri, la educadora y poetisa con cuyo nombre se inauguró la librería del FCE en la Sala Ría

La decisión de fundar en 1903 una Academia para Señoritas –que funcionó en su casa (calle Sucre 917) bajo la dirección de María Victoria Rodríguez– constituyó un escándalo y una conmoción que se recordó por muchos años, no obstante, con constancia y fervor Rita Lecumberri Robles cumplió la meta.

Con el nombre de la educadora y poetisa ecuatoriana, el Fondo de Cultura Económica (FCE) inauguró este martes 10 de diciembre del 2019 una de sus dos librerías, resultado de un convenio de cooperación interinstitucional con la Universidad de las Artes. Fue un reconocimiento a su labor en el campo de la educación, que la llevó a enfrentar los prejuicios de la época. En uno de los tomos de su Diccionario Biográfico, el escritor ecuatoriano Rodolfo Pérez Pimentel la describe como una avanzada del feminismo en el Ecuador, quien, aunque débil y menuda, poseía carácter firme, viveza de espíritu, sana inteligencia y vasta cultura.

Rita Lecumberri Robles nació en Guayaquil el 14 de noviembre de 1831 en el hogar del coronel Ignacio Lecumberri y Rita Robles y García, hermana del presidente del Ecuador Juan Francisco Robles (gobernó de 1856 a 1859).
Como educadora se inició a los 18 años, dando clases particulares en la casa de las señoritas Fuentes. Entonces las jóvenes de su edad solo se dedicaban a cocinar, bordar, zurcir o asistir a insípidas tertulias, señala Pérez Pimentel en su obra. Rita Lecumberri gustaba de hacer poesía, razón por la cual se empeñó en conocer y estudiar las principales reglas de la preceptiva literaria.

En 1866 se trasladó a Yaguachi para dirigir una escuela particular, colaborando a su vez en el periódico religioso y literario La Esperanza y el diario La Estrella de Panamá.

En 1880 estuvo al frente de la Escuela Parroquial de San Alejo, en Guayaquil. En 1882 pasó a la Escuela 9 de Octubre.

En 1894 la Municipalidad de Guayaquil le entregó una medalla de oro y un diploma de honor “por su constancia, por los muchos años que viene desempeñando con lucidez el cargo de directora de un establecimiento de enseñanza primaria y por sus virtudes y reconocido talento e ilustración”. Dos años después,  la Convención Nacional de 1896 le asignó una pensión jubilar.

Retirada y con honores, Rita Lecumberri, con 66 años de edad, vio la urgente necesidad de dotar a las señoritas que terminaban la instrucción primaria de conocimientos de cultura general, es entonces que concibe fundar la academia por la cual fue duramente criticada, pues los padres de familia se negaban a que sus hijas asistieran diariamente a clases, por el peligro que les podría acechar en las calles.

Corría 1906 cuando en páginas de diarios como El Grito del Pueblo se publicaban artículos que demandaban la creación de un colegio femenino, pues los existentes eran solo para varones. Entonces el general Eloy Alfaro, quien cumplía su segundo periodo como Presidente de la República del Ecuador, decide –mediante decreto ejecutivo y sustentado en que la mujer debía recibir especial atención y ser incluida en la vida política y pública del país– crear la Escuela Rita Lecumberri, la cual se convirtió luego en el Colegio Nacional Rita Lecumberri, estableciéndose –según se detalla en el Registro Oficial de la época– una Sección Normal “para todas aquellas alumnas que aspiren a la honrosa carrera del magisterio”.

Ahora como Unidad Educativa Rita Lecumberri y ubicada en las calles García Moreno 1003, entre Vélez y Hurtado, edificio al que se trasladó en la década del 30, la institución alberga a aproximadamente 2.000 estudiantes y 100 docentes, con jornadas matutina y vespertina.

Rita Lecumberri murió en Guayaquil el 23 de diciembre de 1910, a los 79 años.

Algunas de sus publicaciones

Rita Lecumberri Robles se empeñó en conocer y estudiar las principales reglas de la preceptiva literaria, ciencia que llegó a dominar, ganando fama como literata. Así lo señala la doctora María Luisa Mariscal de Guevara en el estudio crítico literario que hizo y publicó sobre la producción poética de la educadora y de Dolores Sucre, otra reconocida escritora ecuatoriana. “Rita Lecumberri era una poetisa exquisita, dulce, tierna; sus poemas revelan un temperamento tranquilo, bondadoso y desinteresado”, señala en la obra.

En 1882, Rita Lecumberri publicó para sus alumnas de la Escuela 9 de Octubre -de la que fue su directora hasta 1985- el juguete cómico y en verso La Embustera Arrepentida. En 1883 triunfó en un concurso literario organizado por la Municipalidad de Guayaquil; en ese mismo año editó gran parte de sus textos literarios en la obra Ensayos Poéticos. Sus poemas eran épicos y dedicados a próceres como José Joaquín Olmedo, anota Mariscal de Guevara en su estudio sobre la obra de la educadora guayaquileña.

En 1890, Rita Lecumberri Robles colaboró para el semanario infantil ilustrado El Átomo de Lectura Religiosa y publicó su Abecedario Moral. Igualmente publicó poesías en el periódico Guayaquil Artístico y en las revistas El Hogar Cristiano y Olmedo.

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