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Joaquín Serrano comparte sus vivencias artísticas y personales con Enrique Tábara

Como un artista que a sus 20 años de edad recibió una recomendación de Enrique Tábara (cuando el maestro observaba una obra suya) y que tiempo después lo postularía y respaldaría con su voto para que estuviera al frente de la Sección de Artes Plásticas de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, las vivencias del artista Joaquín Serrano, docente de la Universidad de las Artes, con el fallecido pintor ecuatoriano se agolpan, pues fueron muchas.

Desde las ligadas con el arte hasta las relacionadas con la docencia. Al preguntarle por la obra y trayectoria de Enrique Tábara, el repaso de lo que considera una rica producción artística se hace necesario. No solo deja un legado al país, sino al mundo, pues fueron muchas las producciones que hizo y se exhibieron durante su paso por Europa, donde tuvo contacto con varios creadores de la era, artistas de la época del Surrealismo y del Expresionismo, refiere. “Esa rica trayectoria pictórica es una bitácora de su paso. Desde los inicios por el Realismo Social, pero no el Indigenismo que era un poco lo que generaban en el momento las Escuelas Expresionistas, sino de la Costa, de acá de Guayaquil, especifícame de las zonas de los barrios marginales, de los Barrios del Astillero, recordemos que él nace en el Barrio del Astillero, sector popular y emblemático de la cultura guayaquileña”.

De ese Expresionismo Social se nutre Tábara, agrega Serrano y resalta su interés por la Abstracción Geométrica. “Pero ese paso por esa Abstracción Geométrica se nutre más en lo que hace posteriormente, que ya deja una huella propia y personal que consolida todos los procesos anteriores: el Informalismo de inspiración Precolombina y, finalmente, en un Formalismo Surrealista, quizás más urbano, en el caso de la serie los Pata Pata”.

Joaquín Serrano goza de una trayectoria de más de 40 años en la escena pictórica. En la década de los ochenta fue parte de La Cucaracha, el primer laboratorio colectivo transdisciplinario, y en la actualidad, además de su trabajo creador y artístico, disfruta de una docencia que comulga con el pensamiento que le transmitió Tábara a él y años después a los alumnos con quienes dialogó en una visita que hizo un 9 de Agosto, Día de la Cultura, a los talleres de dibujo de la Universidad de las Artes.

“Fuimos compañeros de la Sección de Artes Plásticas de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas y recuerdo que en cierta ocasión, cuando se tenía que elegir el directorio, muchos de los presentes coincidieron en que él era el indicado por ser el de mayor trayectoria. El maestro Tábara tomó la palabra y les agradeció, pero declinó argumentando que prefería que alguien joven se incorporara a esas escenas: ‘Total, nosotros ya tenemos una trayectoria, hay que darle estos espacios a la juventud, que es la que tiene qué decir. Yo doy mi voto y pido el apoyo para que el artista Joaquín Serrano sea director de la Sala’. Me sentí muy contento. Esto sucedió después de algunos años de habernos conocido y de haber ganado yo ya algunos premios y de haber presentado algunas exposiciones, razón por lo cual había sido invitado a ser miembro de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas”.

En lo personal, Serrano reitera dos vivencias. La suscitada a sus 20 años, edad promedio que tiene la mayoría de sus alumnos. “Yo había ganado un premio en el Salón Primero de Mayo con un cuadro que el maestro Enrique Tábara empezó a observar. Me le acerqué y le pregunté qué le parecía, qué me podía decir sobre eso. Él me comentó que se veía era la obra de un joven creador porque en ella se decía mucho. ‘Eso es propio de los jóvenes pintores que comienzan a exponer’, me dijo y acotó: ‘Ya más adelante, cuando tengas un camino recorrido, te darás cuenta de que es mejor que decir en un mismo cuadro varias cosas, desarrollar profundamente un solo tema en varios cuadros’. Esa fue su recomendación”.

La segunda vivencia, sostiene Serrano, tiene que ver con su actividad como docente. En la visita que hizo Tábara a los talleres de dibujo de la UArtes dialogó con los jóvenes estudiantes, quienes pudieron conocerlo y tener un contacto directo con él “y se manifestó muy contento porque su pensar siempre fue que había que darle y generar todos los espacios necesarios para que la juventud pueda exhibir y desarrollar sus propios procesos. Él apoyaba los procesos que tomaba la juventud, le gustaba apoyar todo lo que fuera iniciativa de las nuevas generaciones”.

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