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Estudiante Jennifer Asencio hizo una residencia en Compañía La Revuelta, de México, y presentó una obra

En la edición del año pasado, el Festival Fragmentos de Junio realizó el concurso Jóvenes Coreógrafos y la estudiante de la carrera de Danza de la UArtes, Jennifer Asencio Vallarino, fue una de sus participantes. El certamen entregó premios al primero, segundo y tercer lugar. Ella obtuvo el segundo puesto y Javier Pérez, director escénico, promotor y productor establecido en México y quien fue miembro del jurado, dijo públicamente que le daría una beca para una residencia en este 2022 en la Compañía La Revuelta, en el estado mexicano de Durango.

Asencio estuvo entre junio y julio en México cumpliendo con la residencia ofrecida. Previamente preparó una propuesta y un anteproyecto, el cual, como entraba a titulación y debía desarrollar su tesis, aplicó como su proyecto final. El tema que investigó fue el espacio en danza como elemento transveral y tomó algunos referentes e inspiraciones. Su invitación fue como coreógrafa/creadora.

La estudiante UArtes indicó que empezó a arreglar papeles y Lorena Delgado, docente de la Escuela de Artes Escénicas, le recomendó recurrir a la Dirección de Relaciones Internacionales para que la guiaran en el proceso y así fue, pues junto con la Dirección de Asuntos Estudiantiles y Comunidad Universitaria (DAESCU) la asesoraron con el tema del visado y, esta última, con una ayuda de movilidad que le permitió cubrir su pasaje. En México, Asencio contó con estadía

Durante la residencia trabajó con Pérez y una destacada bailarina en la presentación de su propuesta. La había elaborado para que participaran cuatro intérpretes, por lo que tenía pensadas escenas y posibles juegos, pero debió recapitular. “Necesitaba saber qué les evoca a los bailarines, qué sale de su cuerpo. Ellos también empiezan a sorprenderse de lo que pueden hacer. Tienen una base rigurosa de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlán. El movimiento en danza allá es muy representativo”, anotó. Que no todo le pareció nuevo, agregó, pues hubo cosas que sí conocía, quizás con otro nombre o perspectiva, pero que convergen con lo mismo. Sus formas de crear son diferentes. Ella, por ejemplo, gusta de lo audiovisual y de experimentar, ensayar y ensayar.

También es autocrítica, a fin de corregirse. Como la presentación de su propuesta era una sola función, lo quería todo perfecto, aunque también hay que prepararse para los imprevistos, para improvisar y resolver en vivo. Por ejemplo, se les cayó una mesa y los intérpretes debieron sacar elementos teatrales y reacciones diferentes a las que habían planteado y ensayado. “Me quedó como lección ensayar muy bien en el espacio, la luz, los elementos, la atmósfera…, a fin de que los intérpretes no se desorienten o lastimen y el trabajo salga como se había planeado.

La presentación de su propuesta, a la que califica como un reto, estaba insertada en otras. Tuvieron mucho público. Asencio señaló como enriquecedora su experiencia como coreógrafa y creadora. La primera a nivel internacional. Por ello, ni bien volvió, lo primero que hizo, además de compartirla con sus compañeros, fue recomendarles que viajen y conozcan. Primero la danza de todas las regiones del país. “Viajar te pone en perspectiva, analizas cómo estás, qué te motiva y qué no. Se hacen comparaciones inmediatas de cómo está el arte en Ecuador y fuera”.

El sustento y la parte escrita de lo que hizo en México lo trabaja para su tesis, cuya sustentación se dará en unas dos semanas. Una vez que termine la carrera, Asencio planea remontar en Guayaquil la obra que presentó fuera y seguir con los proyectos de investigación, una línea que disfruta. Ser coreógrafa es enriquecedor, pero también ser intérprete y bailar en creaciones colectivas, así es que no descarta volcarse a ello. “Una de mis primeras maestras de Danza me recalcó que la universidad no me hacía artista. Da formación, pero hay que labrarse el camino”.

De sus experiencias en danza, Asencio dio cuenta de dos proyectos UArtes: El poder en mi constitución, con la docente Carolina Pepper, para la cual intervinieron el exterior del Museo Nahim Isaías, y estuvo también en el Teatro Muégano. Y Sensa, que dirigió la docente María Sol Rosero y que nació como la segunda fase del proyecto de investigación “Laboratorio de improvisación en danza e interdisciplinariedad”.

Las imágenes, cortesía de la entrevistada, corresponden a la presentación de la obra que Jennifer Asencio trabajó durante la residencia de la Compañía La Revuelta, de México.

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