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“La voz de mi abuelo”, el documental de Pablo Vargas

¿Por qué el cambio de temática en su nueva producción cinematográfica? La pregunta la formuló Jorge Flores, docente de la Escuela de Cine de la Universidad de las Artes, a su par, Pablo Vargas, al iniciar la novena sesión del Seminario Realismo y Acontecimiento que está a su cargo y que, a través de Facebook Live, permitió profundizar en el documental La voz de mi abuelo.

Jorge Flores hizo el planteamiento al repasar que las producciones de Pablo Vargas siempre apuntaron hacia la migración y a los cruciales momentos que vivieron familias ecuatorianas en Madrid, durante la época de los desahucios. El director de La voz de mi abuelo, que se encuentra en la fase de posproducción, respondió que vivió siete años en la capital española y pudo crear tres documentales de migración y que su nuevo producto nació de una curiosidad personal y estando ya en Guayaquil. Quería responder sus inquietudes infantiles de cuando iba a la Costa ecuatoriana y se preguntaba cómo vivían los pescadores, cuál era su relación con el mar, sus problemas, sus conflictos e incluso sus riesgos. Tenía hipótesis y salió a buscarlas, se acercó al mar y a la gente que lo habita los pescadores y también los surfistas, entre quienes, consideró, existe una relación paralela. Están conectados al mar y tienen un sentido de pertenencia muy profundo con el océano.

¿Y cuál fue el punto de partida del documental?, preguntó también Jorge Flores. El director de La voz de mi abuelo explicó que este partió de un trabajo de investigación colectivo y respondió a una convocatoria que lanzó la UArtes para proyectos de diferente índole artística, él postuló y fue seleccionado para su ejecución. Nació entones de la perspectiva de la investigación, el documental es la investigación misma.

El presentador del Facebook Live pidió ahondar en el proceso del documental. Generalmente, argumentó, la ficción es más esquemático; se escribe primero un guion, viene luego el rodaje, la posproducción y la distribución. Pablo Vargas contestó que en principio existió una investigación –de Marie Lager, ahora ex docente de la UArtes–, la cual fue antropológica y en ella se basó para tener una visión general de lo que quería registrar.

Lo suyo, anotó, ha sido más bien una investigación de campo, la búsqueda de los personajes se dio paso a paso y con la insistencia de ir varias veces a la Costa, donde conoció personajes al azar. Unos son pescadores, como Lenin Borbor, quien hace pesca submarina por apnea (sin tanque de oxígeno); otros, surfistas, como Dominic (Mimi) Barona, subcampeona sudamericana de ese deporte, puesto que obtuvo en Perú. “La conocí esperando olas”, refirió. Y es que el cineasta y docente se integró al surf y estando en el mar, “esperando olas”, se presentaron y luego conversaron. “Conocí también a Víctor García, quien tiene 65 años y sigue surfeando; él tiene en Manglaralto un taller de tablas de surf, es sheaper y al llevar a reparar la suya fue que lo ubicó. Están también Rugby Colmenares, surfista venezolano radicado en esta zona hace varios años; Orlando Reyes y su abuelo, nativos de Olón; y, Carlos Cedeño, pescador artesanal manabita.

En un principio pensó en un cortometraje, admitió Pablo Vargas, pero fue descubriendo cosas interesantes y conociendo a gente de la comunidad surfista y pescadora y el proyecto se extendió. Rodó la producción con cámara en mano, en su mayor parte; los escenarios son naturales y en los lugares donde los personajes conviven. “Ha sido un documental difícil de preparar porque ha dependido mucho del tiempo de los personajes. El proceso duró año y medio, y unas 20 horas de rodaje”, dijo, y como él tiene la experticia en realizar montaje cinematográfico, la memoria lo ayudó para poder hilar la historia. El personaje principal es el mar, con el cual todos están conectados.

El trabajo documental de Pablo Vargas entonces, refirió Jorge Flores, se entrelaza con su experiencia de vida: primero con los migrantes en Europa, donde vivió un tiempo, y ahora con la gente que trabaja en el mar, en la provincia de Santa Elena, en la Costa ecuatoriana.

En cuanto a cómo aborda la temática, el director de La voz de mi abuelo indicó que el mar es el eje principal y que en el teaser quiso presentar a los personajes y la relación que tienen con el mar.

Con la investigación para el documental, Pablo Vargas descubrió que los habitantes de Olón fueron primero agricultores. Las comunidades de Manglaralto, Montañita y San José lo eran, pero en una época de gran y larga sequía una parte de esta población, sobre todo la de Olón, vino a vivir a Guayaquil. Así descubrió que la mitad de los habitantes de Mapasingue es originaria de Olón y que quienes quedaron se convirtieron en pescadores. “El título (del documental) va por eso, unos caballeros mayores que van transmitiendo ese saber”.

Al final deriva en el turismo y el surf está muy relacionado con el sentido turístico. Esto porque los jóvenes ya no quieren realizar prácticas pesqueras, sino convertirse en surfistas, una práctica que deja recursos económicos por el aprendizaje, las clases, el alquiler de tablas etcétera. Han salido, además, campeones de alto nivel deportivo en esta disciplina.

Para el documental, su realizador grabó en Manglaralto, Olón y Montañita, siendo esta última una de las mejores olas del mundo y donde se puede, prácticamente, surfear todo el año. Allí se forman olas energéticas. La temperatura del agua también es importante. En California es muy fría y se surfea con traje de neopreno, al igual que en Perú y Chile. Aquí (en el país) se puede surfear todo el año hasta sin camiseta, la temperatura del agua es ideal y casi siempre se forman buenas olas, además, dentro del mar no hay tantos surfistas como podría ser en otros puntos de surf en el extranjero, donde se debe esperar mucho tiempo para atrapar una ola debido a la cantidad de surfistas dentro del agua.

El título La voz de mi abuelo no es aún el definitivo porque Pablo Vargas reveló estar esperando terminar la posproducción de imagen y sonido para darle uno definitivo.  

Su proyecto lleva casi dos años y está en posproducción. “Tengo el primer corte y el teaser, pero falta la terminación, la corrección de color y colorización de la imagen. Quiero trabajar bastante en ese sentido, para que tanto el color (como uno de los elementos cinematográficos importantes) también pueda dejar un mensaje. La otra parte es la posproducción de sonido, que es toda la corrección del sonido más la mezcla de sonido 5.1.

En la parte sonora el mar nos proyecta muchas cosas y no solo lo visual. Todo lo que se escucha dentro del mar, nos lleva a sumergirnos en él. Está considerado que el documental pueda ser difundido en 5.1 surround y para ello se necesita tener acceso a los equipos, al laboratorio de sonido, la sala de mezclas de la UArtes y los profesores. Habría que esperar se reanude el modo presencial para terminarlo, reveló e indicó que han intervenido otros docentes, como Raymi Morales y Carlos Terán, así como estudiantes para sus prácticas.

Para la difusión de La voz de mi abuelo se buscará participar en festivales que tengan que ver con la naturaleza y el mar. Existen en Brasil certámenes de surf que tratan este tipo de temas. Poder, dentro de la plataforma universitaria, analizar este tipo de películas, donde el color y la imagen están sincronizados y crean un lenguaje propio. “Como aporte, a la universidad le queda un documental realizado a través de la investigación y lo artístico”.

La banda sonora es un soundtrack original realizado por el compositor Eduardo Salazar Pérez, un músico ecuatoriano que radica en Múnich, Alemania. Hizo varios temas inéditos que acompañan las imágenes, como la canción Montañita, el reggae Covachita, Está el mar y Coco y Ron; son 5 temas de su autoría que acompañan la estructura narrativa del film.

Jorge Flores agradeció a la Escuela de Cine y la UArtes el apoyo al Seminario Realismo y Acontecimiento, que es parte de los proyectos de investigación y adelantó se prepara un filme y una exposición de fotos. Pablo Vargas agradeció el espacio a través del cual los cineastas pueden difundir sus trabajos, terminados y en construcción.https://www.uartes.edu.ec/sitio/la-universidad/investigacion/proyectos/realismo-y-acontecimiento/

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