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La metodología de tránsito y las semillas de la empatía

Por Laura Nivela

En la clase teórica “Política y cultura en América latina” en conjunto con la materia práctica “Laboratorio con la comunidad” hemos -los estudiantes- abordado diversas lecturas que conllevan a extensos diálogos, escuchándonos unos a otros, reconociendo nuestras propias posturas y compartiendo, no solo los conocimientos adquiridos en clases, sino las experiencias que han sucedido entre la UArtes y la Isla Trinitaria. Entre ellas resaltan, por ejemplo, que el bus de la UArtes siempre tiene un playlist distinto para cada viaje; cuando compartimos el bloqueador con la profesora Ana Carrillo antes de salir de la casa de Washington Ángulo (líder barrial); o cuando caminamos con los niños a lo largo del barrio con los cuales jugamos, conversamos, nos reímos y nos guían de la mano a lo largo de un territorio totalmente desconocido para nosotros, pero tan familiar para ellos.

El proyecto impulsado por los profesores Bradley Hilgert y Ana Carrillo, desde la Universidad de las Artes, se desarrolla de manera colectiva aproximadamente con 120 estudiantes desde hace 3 semestres, comenzando en el año 2016. En su tercer y último semestre de trabajo en conjunto con un grupo de ciudadanos que habitan en la Isla Trinitaria, en el barrio conocido como “Nigeria” de Guayaquil, se ha experimentado y practicado una pedagogía experimental de estudio basada en empatía, proyectos y materias integradas: “Se fusionaron las materias con la idea de poner en práctica cómo sería realmente una educación intercultural y desconolonial, porque no sabemos y tampoco tenemos la respuesta (…). Hay que ir desaprendiendo, y queremos llevar a los estudiantes a participar en eso”, comenta Bradley Hilgert.

En una entrevista que realicé a Bradley y Ana, a propósito de este proyecto comunitario e investigativo, conversábamos cómo las inquietudes de un educador ayudan a repensar el sistema educativo, la movilización de valores conservadores, el sin sentido que tiene el conocimiento en la sociedad y sobre la finalidad de graduar personas de instituciones de educación superior. Conversamos de lo que se espera de un alumno, de la relación horizontal y del diálogo que debería haber en un aula de clases, del intercambio, como en el barrio Nigeria, donde trabajábamos en conjunto –estudiantes, docentes y comunidad–  porque nos brindábamos algo el uno al otro, por ejemplo: si quería jugar a la cuerda, debía compartir la mía. De esa manera también podemos hablar del pensamiento político afrodescendiente “Ubuntu” practicado en el barrio “Nigeria” que plantea: cómo ser mejor a partir del otro y solucionar los problemas, definirnos a partir de la enseñanza y aprendizaje de un colectivo que crece y se desarrolla constantemente.

Hacia una pedagogía de tránsito

Fotografía: Política y cultura en América Latina y Laboratorio en la comunidad, materias impartidas por Ana Carrillo y Bradley Hilgert

Dentro del proceso de la otredad y la empatía, la educación, las propias inquietudes de los profesores sobre la educación que nos rodea con base en modelos obsoletos, crea una serie de preguntas y respuestas que catalizaron la construcción del “Proyecto Nigeria. Lo que se ve, lo que se oye, lo que se siente, lo que se dice, lo que se hace”, cuya experiencia se plasmó en el texto “Entre la Universidad de las Artes y Nigeria: hacia una pedagogía de tránsito”, ensayo ganador del Premio Pedro Krotsch de Estudios sobre la Universidad, edición 2017, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-CLACSO.

La metodología de materias integradas de los profesores Ana Carrillo y Bradley Hilgert es una pedagogía contra-hegemónica pensada para contribuir a la transformación radical social y para poder crear, en conjunto, una universidad orgánica, articulada, para potenciar a sus profesores y alumnos y de puertas abiertas para la comunidad. Un punto de encuentro para los ciudadanos y no un punto de alejamiento burocrático. Lo que se puede lograr después de la prueba y el error, constantes diálogos e intervenciones, es la escucha del otro subalternizado y cambiar paulatinamente la producción cultural y artística, para lograr y hacer un entorno más favorable. A partir de los constantes cambios, de la transición de ideas nace y se desarrolla lo que los docentes han denominado: una pedagogía de tránsito.

Las clases integradas que ellos impartían nos proveían a los estudiantes de un tipo de Syllabus distinto, lleno de preguntas y respuestas. Por ejemplo, hace pocos meses, me preguntaba cómo responder ¿qué es la identidad?, en un deber para después repensarlo junto con los compañeros en clase.  Dialogando y leyendo sobre mis profesores me doy cuenta que el proyecto de la metodología de tránsito está atravesado por muchos temas para poder dar como resultado una fructífera vinculación con la comunidad que tenga que ver con la intersubjetividad. Eso quiere decir, cómo se mueven las jerarquías, qué es el racismo, la violencia interestructural, de dónde viene políticamente y socialmente.

Como estudiante de las materias integradas veo que es una manera de acercamiento para inclinarse a escuchar, partiendo del hecho que provenimos de un sistema social y educativo violento, que cuartea las materias y conocimientos que podrían potenciarnos como ciudadanos críticos. También es un puente a la formulación de preguntas y respuestas, para que desde nuestro punto de partida (nosotros) seamos capaces de cuestionar lo que hemos estado repitiendo año a año en los centros educativos, en lugar de pensar en nuestro territorio como sujeto de estudio e inclinación. Hemos estado deviniendo extranjeros, inmigrantes y colocándonos en prácticas coloniales, hegemonías de los primeros mundos, en vez de repensar nuestra posición e interrelaciones como latinoamericanos.

Uno de los innumerables aprendizajes de la Isla Trinitaria ha sido la acción colectiva para poder descentralizarnos de la UArtes, movernos de este espacio privilegiado para poder entrar en el territorio del otro y poder gestionar, tanto con nosotros como en colectivo, lo que Ana llama “el despertar”, un repensar de la teoría después de la crisis de preguntarnos constantemente ¿cómo ayudamos, qué hacemos y por qué lo hacemos? ¿Cómo se van repensando los procesos individuales y colectivos, y con qué fin? El despertar es parte del repensar, del re-existir y el propio cuestionamiento de nuestra posición como estudiantes y sujetos históricos partes de un todo.

La materia integrada de “Política y cultura en América Latina” y “Laboratorio en la comunidad” es una manera de cambiar al sistema educativo, no solo en la evaluación de conocimiento, sino porque permite enfrentarnos a problemas reales, como estudiantes universitarios, y en colectivo, dentro de un diálogo con las personas. La metodología de tránsito es otra forma de pensar y movilizar a la universidad. Ana y Bradley comentan “pensamos que la universidad es una universidad de privilegio y gestión que tiene un papel en la sociedad, como bien público debe servir a la sociedad, debe aplicar a mejorar la situación de una sociedad”.

Proyectos semilleros

Fotografía: Proyecto Puente Marimbero

Dentro de esta materia integrada y de relación con la comunidad se suscitaron varios proyectos, dependiendo de ellos nos dividíamos entre el Malecón del barrio Independencia II (popularmente conocido como barrio Nigeria), la hostería África Mía hecha por “Mujeres Progresistas” a cargo de Sonnia España y el centro de refuerzo “Juanito Bosco”, del Proyecto Salesiano de Guayaquil.

La manera en que planteábamos los proyectos era sobre todo una proyección conversada. Las ideas eran nuestras y los profesores nos ayudaban a profundizar para poder llevar a cabo nuestro cometido. Bradley Hilgert comenta al respecto “Quisiera resaltar cómo cada proyecto deja una semilla, y que nosotros no sabemos cómo va a crecer”.

La pregunta constante en los docentes es ¿qué es en realidad la vinculación con la comunidad que demanda el Estado en las instituciones educativas superiores?, la respuesta a esta pregunta es, entre otras cosas, “El despertar” y la ejecución de varios proyectos comunitarios como el “Puente Marimbero”, iniciativa trabajada por los estudiantes de la Escuela de Artes Sonoras: Elizabeth Barahona, Julián Gil, Daniel Cornejo, y por el estudiante de la Escuela de Cine, Santiago Caizatoa, en el cual, la creación de la marimba dentro de la Universidad de las Artes, atrajo más estudiantes y profesores que no eran parte de la materia integrada, pero que estaban interesados y en constante dialogo con los creadores de la misma, además se ha creado alianzas con otros actores particulares que no tienen ningún apoyo institucional. Sobre este proyecto Ana comentó: “estamos caminando por primera vez sobre cómo es en realidad una vinculación en la comunidad”.

Otro proyecto interesante es la “Escuela de Formación Artística y Cultural, Abya Yala” dividida en Escultura y Pintura, conformada por Tony Guillermo Balseca, Janio Díaz Juan Francisco, Vera Correa Cristian Intriago, Carlos Andrade Pedro García y Giovanny Roggiero. El proyecto nace de la idea de recrear una escuela artística en la Isla Trinitaria para poder identificar si hay jóvenes interesados, Janio Díaz comenta “el proyecto se había planteado desde lo difícil que había sido encontrar nuestras vocaciones artísticas, también me sentí identificado no solamente por las condiciones socioeconómicas sino porque es realmente difícil acceder a este tipo de educación artística (…) me llama la atención como el trabajo creativo y de oficio te permite relacionarte de una manera muy distinta con el mundo, el hecho de estar trabajando con el cuerpo; también el trabajo creativo creo que permite expandir de otra manera la consciencia y la sensibilidad siendo de esta manera un trabajo no repetitivo. Es una oportunidad para descubrir algo completamente nuevo, es una manera para poder relacionarse de otra manera con la violencia y todas las cosas que están acostumbrados”.

Lo que moviliza a las materias integradas es una visión política de la vinculación: sobre cómo la Universidad orgánica y no fragmentada podría funcionar, sobre cómo la metodología de tránsito es diferente e integral, donde a  través de teorías y conocimientos, en el aula de clases y en la comunidad, se puede llegar a un pensamiento utópico, que no es alcanzable, pero eso no quiere decir que no debamos caminar hacia allá, y tener en cuenta que no se puede caminar solo, por eso lo hacemos en colectivo, llevados de la mano de algo llamado empatía.

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