Con el proyecto expositivo “Por cada afrodita convertida en venus””, María Ángela Hidalgo Gutiérrez, de la Escuela de Artes Visuales, muestra el resultado de un proceso que fue evolucionando en conjunto con la representación de la figura femenina, que se presenta de manera sugerente, jugando con el claroscuro que la monotipia le brinda, mostrando solo cuerpos femeninos, que en ocasiones se encuentran fragmentados por la oscuridad.
Afirma que con su investigación y obras contribuye a constituir un pensamiento de autodescubrimiento que no solo conlleva la exploración de la identidad femenina, como algo individual perteneciente a cada persona del público, sino más bien en la exposición de temas tabúes como el erotismo y la sexualidad femenina; aspectos fundamentales para establecer la equidad en una sociedad que está acostumbrada a sobreproteger la imagen femenina cubriéndola y a condenarla cuando no lo está.
La hoy licenciada en Artes Visuales, por la Universidad de las Artes, explica que la investigación de su obra gira alrededor de las interrogantes y respuestas obtenidas como sujeto y mujer, el autodescubrimiento y la independencia de la creación de un criterio propio que es traducido en manifestaciones artísticas.
En su proyecto hace la siguiente puntualización: “Es aquí donde radica una de las cualidades que me distancian de mis antecedentes; porque al plantear un autodescubrimiento, el proceso creativo y el discurso en general como artista está en constante mutación, por ello no está identificado como un arte catárquico o feminista, como en el caso de las artistas Machado y Cherrez.
Al aludir a Cherrez indica que esta presenta un arte feminista que pretende incomodar al espectador, cuestionar los prejuicios que han sido alimentados por una sociedad conservadora de manera frontal, mientras que en su trabajo lo que se muestra pretende ser una experiencia estética que sea agradable y pueda generar cuestionamientos e interpretaciones desde otra postura como la del color y el volumen.
De Tanya Wolf, María Hidalgo reconoce que le llama la atención la manera en que presenta sus cuerpos femeninos, ya que su obra también se centra en la corporalidad femenina, lo que expresa y cómo lo expresa. En los Grids que publica en su proyecto, Tanya propone una suerte de rompecabezas con pliegues que corresponden a los dobleces que se forman cuando un cuerpo, femenino en este caso, se tuerce o dobla.
Explica que dentro de su obra, las experiencias previas y las construcciones que se han venido creando desde la misma existencia como sujeto y mujer se ven reflejadas en las estéticas que se desarrollan en sus monotipias, esa exploración de la sexualidad por medio del erotismo y la representación misma de cosas que se ven y se esconden mediante el claroscuro de las piezas, como mostrando la misma duda que le atraviesa como creadora.
Para finalizar, María Ángela Hidalgo hace un videoarte en el que encontramos con planos detalles de un cuerpo que se ve fragmentado por el encuadre de la cámara y que a su vez se ve manipulado por la edición digital. Este cuerpo se muestra en detalle y es recorrido por un ojo que selecciona cada parte y se queda contemplándola por períodos un poco más largos, creando abstracciones a medida que la cámara se acerca o se aleja.
“Quiero acotar que al presentar mi propia corporalidad, me arriesgo a mostrar partes de mí con las que en el pasado no me sentía satisfecha, y que por ende me generaban rechazo, pero, luego de un proceso de aceptación, valido como mías y las reconozco bellas, evidenciando la formación de una identidad que al estar expuesta a la contaminación de estereotipos en la sociedad, se traduce en un proceso un poco más largo y difícil”, así María Ángela Hidalgo da rienda suelta a sus ideas; para ella, el cuerpo se muestra como ese algo que es descubierto por la luz y a su vez es enmarcado por la oscuridad, una corporalidad voluptuosa que se muestra de manera sugerente, y despoja al sujeto y su identidad, para que esta sea construida por quien lo ve.
En la imagen, el día de la sustentación de su tesis.