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Lo “Tras-pasado” de Marco Antonio Samaniego

La incesante búsqueda por establecer sus intereses artísticos y personales –comenzando desde el desplazamiento territorial a una temprana edad hasta la preocupación por los objetos mercantiles, anclando hacia una búsqueda por abordarlos en el arte– llevaron a Marco Antonio Samaniego a desarrollar Tras-pasado, un proyecto expositivo que presentó como trabajo final de tesis, previo a la obtención de la licenciatura en Artes Visuales, en la Universidad de las Artes.

En su documento de tesis, el cual reposa en la Secretaría Académica de la UArtes y cuyo contenido sustentó ante el tribunal conformado por los docentes, doctor Saidel Brito, su tutor; Juan Caguana y William Hernández, el ahora licenciado indica que el proceso de su proyecto expositivo le permitió esclarecer sus intereses, preocupaciones y marcar también límites sobre lo que desea trabajar. Le ayudó a tener más conciencia hacia los conceptos que aborda, a la vez que le posibilitó entender el trayecto realizado por los artistas que trabajan de un modo similar a sus intereses artísticos.

“Al utilizar la pintura para representar mis experiencias anecdóticas a través de los recuerdos y la fotografía, siempre me preocupo por no ilustrar fielmente aquel suceso, trato de sugerirlo, para que el espectador pueda llegar a concebir aquella imagen con otros sentidos, como alguien que trata de encontrar significados para entender lo que observa”, señala.

Marco Antonio Samaniego agrega que se cuestiona acerca de la narratividad de sus obras, teniendo en cuenta el gran trayecto que representa la narración en la pintura. También se cuestiona si su pintura termina siendo una narración de eventos, como un plano anecdótico, hecho que busca superar en las obras y generar, asimismo, una reflexión en torno a su desplazamiento de Sígsig a Guayaquil, y cómo a consecuencia de aquello, su memoria retuvo recuerdos más nítidos que terminaron cuestionando su existencia.

Explica que aborda aquellos espacios que existieron en estos dos territorios para problematizarlos, buscar representarlos de otra manera. “En esa búsqueda, mi producción pictórica ha tenido varias metodologías, con esto me refiero a los estilos, que van desde la figuración hasta la abstracción, al ver mis obras en conjunto surgen las preguntas acerca de la necesidad de estar marcado por un estilo”.

Aclara que por la situación que atraviesa el Ecuador y el mundo con relación a la pandemia del COVID-19 no tuvo la oportunidad de visitar los sitios que cree pertinente para la exposición de sus obras, por lo tanto, estas y los espacios están sujetos a la interpretación. “El espacio donde pienso exponer es la Casa del Artista Plástico, ubicada en la calle Numa Pompilio Llona. Las medidas aproximadas de la casa son 12,40 metros x 21 metros, en su interior cuenta con paredes blancas y tres divisiones, y su piso es de madera. Pienso que es pertinente por su estética, pues no busco exponer en un cubo blanco y aunque la tenga, no le quita la esencia de casa. Es, además, un lugar antiguo, esto provoca una atmósfera hacia lo pasado, los recuerdos. Están las divisiones, lo cual permite que cada obra esté separada de otra y ayuda, por lo tanto, a generar una especie de episodios”.

En la elaboración del proyecto Tras-Pasado, Marco Antonio Samaniego planteó la acción de evocar a la memoria y los recuerdos del pasado para construir una narración visual de dichas experiencias. “Entre mis obras hay un intento por consolidar visualmente un evento del cual no tengo un registro fotográfico, esto dificultó de cierta forma a la hora de crear una imagen”.

Sin embargo, no tener un registro físico también fue bueno, explica, puesto que al intervenir en sus recuerdos es donde se evidenció la presencia de un nuevo ser. “Es decir, yo actué sobre ello con nuevos criterios, otras actitudes e incluso creencias. La construcción de los recuerdos en la actualidad gira en torno a los intereses y preocupaciones de mis nuevas experiencias”.

A Marco Antonio Samaniego le interesa seguir reconstruyendo su pasado, para resignificarlos en el presente y producir nuevas lecturas tanto visuales como significativas y generar nuevas narrativas en las cuales el espectador intente indagar sobre las obras. “Es importante mantener un ritmo constante. El lenguaje pictórico demanda tiempo, solo así podemos encontrar nuevas posibilidades tanto plásticas como poéticas. Debo seguir produciendo, experimentando e investigando día a día”, puntualiza.

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