La Bienal de Arte Urbano “Haciendo Calle” nace en 2015 como una de las indagaciones de los estudios doctorales y línea de investigación de María Fernanda López, en la ciudad de Puebla, México. La docente de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de las Artes es la directora general y curadora de este proyecto independiente y autogestivo. Explica que diseñó un espacio al cual denominó Bienal, no por un tema cronológico, es decir, algo que se repite cada dos años, sino por un tema de complejidad y profundidad en torno al arte de calle. Tres son las fases que observa la Bienal: pedagógica, expositiva y de reflexión crítica. Un modelo que se ha mantenido hasta hoy en día.
En 2019, comenta López, se seleccionó a 10 artistas latinoamericanos para que vayan a México con el Colegio de Arquitectos de Puebla, pero por razones económicas estas intervenciones de gran formato no se lograron concretar. Fue en 2020, durante el periodo de cuarentena, que “un poco para refrescar la mente, refrescar la vida” y mantener activo al arte urbano López tuvo la idea de, al no poder viajar y movilizarse físicamente, exponer y realizar las denominadas verticales de manera virtual. Se convocaron a 30 artistas de 12 países para los trabajos digitales. “Mucha gente que participó ni siquiera tenía mucho conocimiento de dónde estaba Ecuador. Entonces en ese sentido fue bastante buena la acogida”.
La Bienal Digital de Arte Urbano “Haciendo Calle” cuenta con obras no solamente de muralismo, sino también de graffiti, skate art, espacios de reflexión en torno a la cultura urbana. Entre el 26, 27 y 28 de marzo del presente año, se realizaron nuevas intervenciones en el sector de Nuevo Ceibos, en el norte de Guayaquil, sitio que ha sido escogido para la elaboración de 14 verticales en paredes vacías que conforman el espacio. “Siempre lo que hacemos metodológicamente es (a partir) de un boceto que tiene que estar enfocado en la fauna, flora y nada figurativo, sino que tenga más bien que ver con caracteres, etcétera”. Adicionalmente de los bocetos, se habla con la comunidad, se analiza cuál va en cada casa y, metodológicamente, se genera una cuestión compartida.
Además de López, en el equipo de trabajo se encuentran Made Nows, grafitero guayaquileño como coordinador de logística, y Romick Tzantza, ilustrador y artista urbano quiteño. Los participantes son artistas urbanos nacionales e internacionales; entre los primeros constan nombres como Chris Harold, Carla Bresciani, Chester, Iván Casanova, Carolina Iturralde (Con C de Caro), Esteban Vásquez (Sambo19), William Mors, Elizabetha Gabriel y KiloGramo. Dentro del grupo también intervienen Andrea Moreira, Larissa Espinoza, Arelys Suárez (ARTLYS), Daniel Ochoa, estudiantes de la Escuela de Artes Visuales de la UArtes, y Melanie Padilla, de Artes Escénicas.
Larissa Espinoza (@mono_chromies) se enteró de la Bienal mediante el desarrollo de un proyecto cultural en la materia de Gestión y Cultura que dicta María Fernanda López. Su participación se ha centrado en el muralismo. Su proceso creativo fue de la mano del entorno de Nuevo Ceibos, lugar en el que realizaría el mural. “Pensé en los niños que comúnmente jugaban en los alrededores y me vi identificada con la acción de jugar y quise representarlo en mi juego favorito de pequeña: las escondidas”. Creó un mural en donde se propuso representar la infancia a través de un personaje andrógino, con la intención de incluir tanto niños como niñas por igual. Descalza, la figura se encuentra rodeada de un ambiente natural y tranquilo, en el cual puede jugar, ser libre, sin miedos ni preocupaciones.
Añade que tuvo la oportunidad de conocer y entablar una buena relación con sus compañeros artistas. “Fue un intercambio de experiencias y destrezas de las cuales he aprendido mucho como artista urbano, el cual está surgiendo en el medio”.
Espinoza destaca lo mucho que le ayudó el vínculo que creó con la comunidad, conversando y conociendo acerca de su perspectiva del arte, de la importancia de muchos hacia el proyecto como visibilidad de su comunidad y un acercamiento al arte que no muchos han tenido la posibilidad de experimentar antes. Los vecinos del sector de Nuevo Ceibos aportaron con el desayuno, almuerzo y merienda para los artistas. “Fue un arduo trabajo bajo el intenso sol de Guayaquil, le estoy muy agradecida a los vecinos de la comunidad. Nos motivaban mucho a seguir trabajando para culminar la obra de manera exitosa”.
La recepción de los habitantes del sector ha sido variada. En algunos casos sí están de acuerdo y desean que se les pinten sus casas; otros no están de acuerdo y prefieren no involucrarse. Sin embargo, el arte urbano ha captado la atención de muchos ojos, sobre todo de los niños, quienes se acercan a los artistas, preguntándoles sobre su trabajo y acrecentando su interés.
“Siempre digo que los mejores valores de un ser humano son la lealtad y la gratitud, y en ese sentido a mí la calle me ha dado todo. Me ha dado un hermoso hijo, me ha dado también igual mi trabajo, me ha dado muchísimas satisfacciones”, reflexiona López.
En tanto a la virtualidad, todos los trabajos están colgados en la página de Instagram de la Bienal (@bienalhaciendocalle). María Fernanda López resalta lo mucho que ha servido el tema de lo digital, sobre todo por la pandemia. “Lo importante es que el arte urbano nunca pare. A diferencia de otras manifestaciones artísticas que por la pandemia casi han colapsado, el arte urbano no”. El arte urbano ha seguido, habiendo muchos proyectos en proceso, explica la docente UArtes. El arte en los techos es uno de ellos y ha tenido acogida en Perú.
Entre las metas propuestas de la fase inicial del proyecto, se espera la entrega de un total de 20 verticales antes del 14 de mayo al barrio de Nuevo Ceibos.
Texto: Daniella Vera Santana, estudiante de la Escuela de Literatura.
En imágenes: Obra de ARTLYS (@artlys_). Afiche de Bienal Digital de Arte Urbano “Haciendo Calle”. Y, en el círculo, Larissa Espinoza (@mono_chromies) durante la cita.