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Adolfo Albán: “La experiencia vital del espacio virtual”

Adolfo Albán Achinte, antropólogo, pintor e investigador colombiano, quien realizó su doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Quito, y por consiguiente posee conocimientos sobre la realidad ecuatoriana, fue uno de los invitados a la mesa de diálogo del día 26 de abril de 2021 convocada por el Vicerrectorado Académico de la Universidad de las Artes para establecer un modelo educativo y pedagógico que refleje el trabajo y la enseñanza que ofrece la institución. En su intervención presentó una perspectiva interesante de la importancia y relevancia de la educación superior en artes desde nuestro propio colonialismo, así como la urgencia que se nos presenta al buscar métodos para ver más allá del objeto artístico.

Comentó que este concepto del colonialismo interno no es nuevo, habiendo sido planteado con anterioridad por Pablo Gonzales Casanova (desde el concepto de desarrollo), pero que debemos verlo desde la educación y lo que el mundo occidental ha llamado arte. Ese colonialismo interno abre las puertas a academias que miran desde lo lejos (sin desprestigiar los logros y avances que se han logrado gracias a ellas), pero que de cierta manera nos alejan de la reflexión de nuestras propias realidades.

Existe un debate en la formación que estamos recibiendo en las instituciones de educación superior a nivel del arte: ¿Que tanto nos están haciendo pensar en nuestra propia realidad? Esto sin desconocer otras realidades del mundo, pero no quita que sea una pregunta válida al momento de discutir este tema. Más allá del mundo académico en artes, ¿estamos mirando más allá las prácticas creativas que se están dando en otros contextos? Este diálogo es importante si se quiere expandir la creatividad de los estudiantes, utilizando esas relaciones con otros contextos artísticos que salen de lo académico.

Adolfo Albán hizo énfasis en lo estipulado por su colega Damián del Valle, en cuanto a la necesidad de dar a la creatividad un punto definitorio para establecer nuevos paradigmas de enseñanza artística. Si bien la producción del objeto es importante, también lo es la capacidad de ver mucho más allá del objeto artístico teniendo en cuenta los contextos de las realidades donde se producen dichos objetos. Desde su perspectiva, pareciera que el arte nos debe “servir”, no desde el utilitarismo, sino como accionador de un pensamiento político.

Hizo mención del movimiento indígena de los pueblos Nasa, nacido en 1972 en proceso de descolonización, quienes organizan la Universidad Autónoma Indígena y se realizan el siguiente cuestionamiento: “¿Por qué existe una educación superior? Eso quiere decir que existe una inferior, ¿cuál es esa?”. Esto es un pensamiento establecido dentro de lo colonial y forma parte de una estructura de representación jerárquica. En esta universidad, se cuestiona incluso el uso del lenguaje como método pedagógico desde sus raíces, ya que no existe el término “educación superior”, así como tampoco se refieren a la “investigación” como tal, sino a la “crianza de saberes”.

Esto dialoga con lo mencionado por el maestro Luis (Camnitzer) al querer integrar un diálogo entre la institución primaria con la universitaria, evitando justamente esta división entre los niveles educativos. Esta diferenciación se hace clara cuando se revisan las estadísticas de entrada de población universitaria que pertenecen a alguna minoría, por ejemplo, los miembros de una comunidad indígena o los que tienen discapacidades diferentes.

Lo importante es el establecimiento de nuevos ideales que sirvan como motor para una educación completa, que no sea sosegada por los intereses de una sociedad subyugante, ya que una duda que surge inmediatamente después de haber escogido una carrera en artes es: ¿Cómo se conecta este aprendizaje, entonces, con la vida? Se estableció entonces un diálogo con lo mencionado por Damián del Valle, en cuanto a la existencia de un tecnicismo dentro de la educación superior, enfocado a la economía del mercado que nos mantiene bajo un yugo estructural que nos encamina a la producción dentro de la sociedad capitalista. Se estudia para conseguir un título que sirve para salir a trabajar y producir para sobrevivir, cuando la educación debería enfocarse al trabajo de las facultades humanas y el desarrollo del pensamiento crítico.

En esta realidad, expandida por la pandemia y que nos lleva al uso de plataformas virtuales, existen posibilidades y riesgos por igual. Una posibilidad es que se puedan generar procesos creativos y dinámicas sociales empleando estos insumos, pero ¿qué implica la no presencialidad realmente? Existe un desgaste entre profesores y estudiantes que se ven agotados de enfrentarse a lo plano de una pantalla sin el contacto directo entre ellos, pero la normalidad que se vivía es algo que debería darse por muerta, con el riesgo de contagio alto, y obligados a vivir un exilio voluntario en el afán de sobrevivir.

Se han revelado, bajo estas circunstancias, los problemas que afronta un sistema de salud colapsado, poniendo en tela de duda el financiamiento que los gobiernos les inyectan. Se habla de una narrativa que busca dispersar más a los seres dentro de un sistema diseñado con la suposición de protegerlos, pero que necesitan adaptarse pronto a sus necesidades sociales, que van de la mano con una corporalidad que ven necesaria. Esta distancia afecta a todos los ámbitos sociales, culturales y políticos, lo que conlleva a la afectación de las pedagogías educativas y su correcto desarrollo.

Entonces, ¿qué tipo de trabajo artístico se puede producir en estas condiciones, que nos permitan luego, durante el acto presencial, pensar la vida y la realidad de otra manera? Adolfo Achinte sostiene que existen diferencias claras entre las experiencias vitales que experimentamos previamente a la pandemia, con estas nuevas formas de expresión que nos vemos obligados a utilizar por el confinamiento. Explica cómo se vio colapsado luego de 93 días sin abrazar a alguien, ya que dichas experiencias corporales y tangibles son vitales para el bienestar. Así mismo, las nuevas experiencias artísticas deben encontrar la manera de adaptarse a esta virtualidad. Sostiene que no es posible, tal como dijo el maestro Luis, trasladar la antigua realidad a la nueva, y que en su lugar deberían adaptarse nuevos métodos de aprendizaje y desarrollo educativo y artístico.

Como conclusión, Adolfo Albán concordó con el maestro Luis Camnitzer en que existen lugares privilegiados y que debemos enfocarnos en la transformación de un proceso pedagógico que funcione para la creación artística que se puede desarrollar en la virtualidad sin olvidar nuestra humanidad. Hace énfasis en la importancia del otro y las realidades ajenas a la nuestra, y de cómo estos procesos artísticos también alimentan la meta final que siempre será la mejora de un desarrollo educativo de artes.

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